"A diferencia de lo que sucedía antes del plebiscito, los
acreedores aceptaron que la deuda externa griega es insostenible. Así,
el FMI fijó en un 30% la quita para la sostenibilidad, mientras el
ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, reconocía por primera
vez la necesidad de negociar la misma.
Cuando Tsipras hizo pública su nueva propuesta, los
principales medios de comunicación europeos sentenciaron unánimes:
“Tsipras se ha rendido”. Una vez más. “Bajada de pantalones de Syriza”.
Como en febrero. “Tsipras cede”. Como tres días antes del referéndum.
Syriza reconoció que algunas de las medidas contenidas en
la propuesta eran contrarias a su programa. Sin embargo, incidió en tres
aspectos que pasaron casi inadvertidos para los grandes medios,
entusiasmados con la posibilidad de vender la vigésima rendición de
Tsipras.
El primero, que las medidas de austeridad contenidas en el
borrador no eran para siete meses, como pretendía la propuesta de
Jean-Claude Juncker previa al plebiscito, sino para tres años. El
segundo, que la propuesta consistía fundamentalmente en una reforma
fiscal que trasladaba el peso del sacrificio de las rentas bajas a los
más pudientes. Y el tercero, que se trataba de una propuesta netamente
europea que reconocía al FMI un papel de mero consultor.
A diferencia de los medios, el bloque formado por
Alemania, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Holanda sí entendió
que un acuerdo así sería una victoria de Tsipras. El referéndum estaba
demasiado cercano como para obviar que una reestructuración sería fruto
del mismo. (...)
Los ministros de Finanzas que forman el Eurogrupo saben bien que dichas
propuestas son inasumibles para Tsipras. Fuentes del Gobierno heleno han
manifestado a CTXT que “no pueden” adoptar dichas medidas. “Si
aprobamos esto, cae el gobierno”. (...)
Cada vez parece más obvio que ése es, precisamente, el
objetivo del sector más duro de los socios europeos, encabezado por la
canciller alemana, Angela Merkel. “No les basta con una derrota política
de Syriza, quieren directamente la cabeza de Tsipras”, dice un alto
cargo del gobierno que ha participado en las negociaciones en Bruselas.
“Esta dinámica se ha repetido desde enero. Cada vez que estábamos
dispuestos a tragar, nos pedían más y más y más. Ellos nunca han querido
llegar realmente a la firma de ningún acuerdo”.
Nunca en la historia de la UE se había vivido un bloqueo
político tan importante. Yanis Varoufakis, que desde que dimitió el 6 de
julio parece más locuaz que nunca, publicó el 11 de julio en The Guardian
un durísimo artículo contra el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang
Schäuble. En él, le acusa de querer “expulsar a Grecia de la moneda
única" para atemorizar al Gobierno francés y obligarle a aceptar “su
modelo de Eurozona disciplinada".
Hasta ahora, tanto Syriza como el Gobierno griego habían
manifestado en múltiples ocasiones su temor a que el acuerdo fuera
bloqueado para humillar políticamente a Syriza y prevenir así el ascenso
electoral de Podemos en España y del Sinn Fein en Irlanda. Varoufakis
fue más allá.
Acusó al Gobierno alemán de estar utilizando a Grecia para
afianzar su liderazgo europeo en detrimento de un impotente François
Hollande, que en las últimas horas se ha limitado a hacer declaraciones
europeístas genéricas sin ninguna consecuencia política.
Hace unos días, el economista y diputado regional de Podemos Isidro López ya apuntaba en CTXT
que una de las cuestiones cruciales era definir el peso de la
cancillería germana en los equilibrios geoestratégicos internacionales.
“A Estados Unidos le vendría bien el debilitamiento político de
Alemania", declaraba López para explicar por qué el FMI y el propio
Obama se habían mostrado mucho más partidarios del acuerdo. (...)
“Si lo que pretenden los socios es que Tsipras no pueda firmar un
acuerdo, el que sea, eso tiene un nombre: golpe de Estado”, había dicho
la semana anterior Giorgos Vasiliadis, secretario de Estado griego, en
declaraciones a CTXT. (...)
La primera versión del documento (ver foto) recoge que, en caso de no
aceptar, Grecia y la UE iniciarían "rápidas negociaciones para un
periodo de exclusión de la zona euro, con una posible reestructuración
de la deuda". Fuentes de la delegación griega replicaron poco después
que estaban tratando de mejorar esa oferta. Las medidas exigidas a
Grecia convertirían al país heleno en una especie de protectorado sin
soberanía real. (...)" (Hibai Arbide Aza , CTXT, 12/07/2015)
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