"Los bancos europeos pueden volver a sufrir problemas por tres razones
(al menos). La principal es el vínculo o bucle entre deuda soberana y
balances bancarios. Sucede que muchos bancos tienen mucho dinero
invertido en deuda pública de su país.
Esta, a medida que vencen las
emisiones, no recupera su rentabilidad (del 4%, del 5%...). Al revés,
las nuevas emisiones ofrecen intereses negativos, gracias a la abundante
liquidez dispuesta por el BCE para evitar la depresión, activar la
economía, animar los precios. Ergo a los bancos se les ciega una manera
ultra cómoda de obtener margen financiero y registrar beneficios.
El segundo problema sigue al primero: si no en deuda, ¿dónde invertir el dinero de los clientes? La escasez de materia bancable
o demanda solvente de crédito con cuya concesión obtener beneficios
(función de la banca) complica el oficio de banquero, y sus riesgos.
Queda un tercero, pero de este nadie habla. Peor, se rehúye ante las
sonrisas soberanistas de David Cameron: la permanencia de la City
londinense como coto cerrado de las peores prácticas, emporio de la
corrupción y éxtasis de toda locura financiera. Ello puede contagiar en
un minuto al resto, así lo vimos desde 2008. (...)" (
Xavier Vidal-Folch
, El País, Barcelona
25 NOV 2015)
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