"Para algunos, 2016 nos depara otra severa recesión mundial. Es la
tesis de George Soros. Los mercados globales afrontan una crisis y unos
desafíos similares a los de 2008 y los inversores deben ser muy
prudentes, espetó el 7 de enero. Muchos le vocean.
Pero Soros, además de un mítico mecenas, es parte muy interesada, un especulador sin entrañas (...)
Una versión matizada de su tesis es que atravesamos el último
capítulo de la Gran Recesión. Estaríamos digiriendo sus excesos, el alto
endeudamiento mundial, la soledad de la política monetaria expansiva
orquestada para revitalizar a los enfermos, las burbujas resultantes. En
suma, otearíamos un ajuste quizá muy duro, pero heredero del reciente.
Otra hipótesis explicativa, aunque difusa, es la múltiple ruptura de
la confianza. Esa quiebra afecta a todos los rincones y políticas. Y
puede resultar en un agravamiento o en un encauzamiento del cuadro
clínico actual.
Todo dependerá de si las autoridades económicas se coordinan o no, de
si añaden política fiscal a la monetaria, de si evitan que las actuales
devaluaciones monetarias deriven en una guerra de divisas basada en
empobrecer al vecino para recuperarme yo.
Todo lo que sucede es muy grave, pero no siempre dramático. La
eurozona no arranca a invertir, ni logra reducir su endeudamiento, ni
esquiva sospechas sobre sus bancos (el Deutsche, los italianos), ni
consigue que la política del BCE de extrema liquidez active la necesaria
inflación. Pero sus previsiones oficiales de crecimiento no son para
nada despreciables: 1,7% este año; 1,9% en 2017.
EE UU atisba una recesión industrial, reduce el paro pero crea menos
empleo del perseguido, se discute cada día más la subida de tipos de la
Fed. Pero sigue exhibiendo un crecimiento sólido (cerca del 3%) y un
incontestado liderazgo empresarial y tecnológico.
Las políticas monetarias expansivas de todos los bancos centrales —ya
estamos en tipos de interés negativos— son menos eficaces (en Japón o
la UE) que cuando las lanzó la Reserva Federal en 2008. Pero no han
provocado una guerra abierta de divisas.
El flanco más débil está en los emergentes productores de materias
primas (petróleo; y otras: caída del 47% del índice Bloomberg desde
2014), endeudados, y en ocasiones atenazados por distintas burbujas. El
caso de mayor impacto es China. ¿Por qué crecerá algo menos este año, al
6,3%, según el FMI, en vez del 6,9% en 2015, según Pekín? ¿O porque sus
estadísticas no son creíbles?... Y es que es raro crecer a casi el 7% y
que tu consumo energético lo haga solo al 0,5%.
Crisis de confianza múltiple. De la que solo se sale con un fuerte
liderazgo mundial, ¿quién lo encarnará? Alguien debe sustituir a los
emergentes como tractor. E imprimir rapidez a la lucha contra los
desequilibrios (deuda). Y devolver la calma a los mercados: y a su base
social: las clases medias mundiales, castigadas, acobardadas,
escaldadas." (Xavier Vidal-Folch , El País, Barcelona
10 FEB 2016)
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