"La experiencia del Reino Unido y de EEUU prueba con
claridad que las políticas monetarias no convencionales implementadas tras la
crisis han ayudado a hacer más ricos a los que ya eran ricos.
(…) "sí creemos que las medidas implementadas por el Banco
de Inglaterra (BoE) han tenido un impacto directo sobre la desigualdad a través
de dos canales".
El primero de estos canales tiene que ver "con el
incremento de los precios de los activos financieros, cuyos tenedores son los
estratos más ricos de la sociedad. La desigualdad de la riqueza en el Reino
Unido se ha incrementado después de la última crisis". El 10% más rico del
Reino Unido ha pasado de tener en 2008 el 56% de la riqueza al 65% en
2014".
Por otro lado, el segundo canal ha sido el del mercado inmobiliario.
Los bajos tipos de interés han ayudado que la demanda de vivienda siga
superando a la oferta y, por ende, los precios han seguido subiendo a un ritmo
mucho más alto que el crecimiento de los ingresos, convirtiendo la vivienda en
un bien casi inaccesible para una parte de la población. (…)
Cuando estas políticas no convencionales se comenzaron a a
aplicar, algunos expertos aseguraron que desembocarían en mayor desigualdad. El
que fuera presidente de la OCDE y del Banco Internacional de Pagos, William
White, explicó en 2013 que la ultra-expansiva política monetaria que estaban
llevando a cabo los bancos centrales "iba a provocar un crecimiento
desmedido del precio de los activos, especialmente los bonos", además de
impedir un desapalancamiento sano del sector privado y público. (…)” (Vicente
Nieves, El Economista, en Jaque al neoliberalismo, 10/02/16)
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