1.6.16

El colonialismo británico en la India se corresponde bastante bien con la posición alemana en la Unión Europea actual... La esperanza estuvo en Grecia, y hoy se vuelven hacia España y Podemos, así como al Reino Unido de Jeremy Corbyn

"(...) En menos de un año, la UE se ha enfrentado a dos grandes pruebas: primero la crisis griega; a continuación, la crisis de refugiados, que han revelado su verdadero rostro: una mezcla de impotencia, falta de voluntad, egoísmo, arrogancia y cinismo.  

No es un espectáculo edificante.  No caben ilusiones sobre esta entidad que, lejos de encarnar el ideal federal, se ha convertido en una cáscara vacía, un objeto de vergüenza y de merecido sarcasmo.  (...)

La xenofobia es precisamente el resultado de esta bancarrota política.  Crece en todas partes, alimentada por el miedo, la búsqueda de chivos expiatorios.  La crisis de los refugiados de la que somos testigos es su expresión más dramática.  

Acoger a estos parias es un deber ético y político, en primer lugar porque, más allá de cualquier índole humanitaria, huyen las guerras provocadas por Occidente.  Son el producto de la desestabilización de Oriente Medio y el Norte de África, zonas sumidas en el caos por varias guerras occidentales. 

 Entre la invasión de Irak en 2003 y la intervención militar en Libia en 2011, estas tierras han sido balcanizadas;  sus estados y economías destruidos;  su equilibrio étnico y religioso, ya precario, creado hace un siglo en la partición del Imperio Otomano, se ha roto.

Decir la verdad significa reconocer algunos hechos elementales.  Europa necesita inmigrantes: los necesita para sobrevivir, para detener su caída demográfica, para que funcionen sus fábricas, sus laboratorios y sus servicios, así como para preservar su poder económico, para financiar el retiro de su envejecida población, y para abrirse al mundo global.  

 Todos los observadores subrayan esto, pero hasta ahora las únicas medidas que los líderes europeos han sido capaces de adoptar han sido cierre de la frontera, la militarización del Mediterráneo, la expulsión de los indocumentados y la multiplicación de los centros de retención que funcionan como reinos anómicos de humillación y miseria.  

Europa considera a sus inmigrantes una amenaza y se niega, en muchos países, a naturalizar a los "extranjeros" que nacieron en su suelo y se educaron en sus escuelas;  promulga leyes cuya única finalidad es estigmatizar a sus propios ciudadanos musulmanes.

Esta falta de visión y coraje hace que los países europeos sean  responsables de la matanza que tiene lugar todos los días en el Mediterráneo.  Algunos cientos de miles de refugiados, incluso uno o dos millones, no son muchos para un continente rico de quinientos millones de personas - nada en absoluto en comparación con los esfuerzos de los países más pequeños y pobres como Líbano, Jordania o Túnez.  

Esta crisis, sin embargo, ha sido suficiente para poner en tela de juicio el tratado de Schengen, para provocar el cierre de fronteras dentro de la UE, y, finalmente, para revelar la completa incapacidad de los gobiernos de la UE a la hora de encontrar una política común.  Recuerda a la Conferencia de Evian de 1938, cuando las potencias occidentales demostraron su falta de voluntad para recibir a los judíos que huían de la Alemania nazi. (...)

 La historia se repite, y los monumentos conmemorativos del Holocausto inaugurados en muchos países europeos en los últimos años simplemente demuestran la hipocresía de las instituciones europeas.  Quieren recordar a las víctimas de genocidios pasados ​​y defender los derechos del hombre, pero son completamente indiferentes a las víctimas del presente.  (...)

Obsesionados por las encuestas de opinión y los medios de comunicación, los hombres de Estado de la UE creen que la política significa ayudar a la economía de mercado y seducir a los votantes con argumentos populistas y xenófobos. 

 Imposible la vuelta a las viejas soberanías nacionales y sin voluntad para construir nuevas instituciones federales, la UE se ha convertido en un monstruo tan inusual como horripilante: la "troika" no tiene ni una existencia jurídico / política adecuada, ni legitimidad democrática, pero sin embargo ostenta el poder real y, de hecho, gobierna el continente.  

El FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión europea pueden dictar la política a cualquier gobierno nacional, evaluar su aplicación y decidir los ajustes obligatorios.  Pueden incluso cambiar un gobierno nacional, como ocurrió en Italia a finales de 2011, cuando Mario Monti, el hombre de confianza del BCE y Goldman Sachs, reemplazó a Silvio Berlusconi.  A veces sentencian a un país, como el año pasado a Grecia.  

El derecho a decidir sobre  la vida y la muerte que, según Foucault, constituye la soberanía clásica, es precisamente el derecho que la "troika" ejerció durante la crisis griega, cuando amenazaba con asfixiar y matar a todo un país.  (...)

En la actual UE, la política ha quedado completamente subordinada a las finanzas.  En resumen, se trata de un estado de excepción que establece una especie de dictadura financiera, un Leviatán neoliberal.  La "troika" establece las reglas, las transmite a los diferentes estados de la UE y controla su ejecución.  

Esto es, en último análisis, el "ordo-liberalismo" de Wolfgang Schäuble: el capitalismo no sometido a reglas, sino el capitalismo financiero que dicta sus propias reglas.   (...)

La Alemania ordo-liberal no necesita un poderoso ejército para conquistar los mercados continentales.  Basta el Euro.  Esta es la paradoja europea, que ilustra una heterogénesis asombrosa de fines: el euro, que nació para contener el poder alemán, se ha convertido en instrumento de éste e incluso, como la crisis griega demostró elocuentemente hace un año, en su símbolo.

La unión monetaria sin unión política está destruyendo la democracia al desacreditar a todo gobierno nacional que aplique las políticas de austeridad y amplíe las desigualdades sociales entre los países del continente. (...)

El Euro permitió a Alemania reforzar su poder, pero no le dio legitimidad para dirigir el continente;  Alemania ha demostrado más bien su incapacidad para desempeñar un papel dirigente.  (...)

No tiene ni una visión continental ambiciosa ni el coraje para tomar decisiones que podrían poner en peligro su propio egoísmo nacional.  Jürgen Habermas escribió que, durante la negociación que obligaron a Grecia a rendirse al chantaje "de la troika", Merkel y Schäuble fueron capaces de hacer desaparecer, en una sola noche, los esfuerzos realizados durante décadas para restaurar la dignidad de Alemania dentro de la comunidad internacional.  

Esto es probablemente cierto, y el castigo infligido a Grecia es muy poco en comparación con el daño causado a la imagen y la idea de la unidad europea.Los líderes alemanes no pueden dirigir un continente de quinientos millones de personas actuando como los representantes del Bundesbank.  

La definición del colonialismo británico en la India acuñada por los estudiosos de los estudios subalternos, corresponde bastante bien a la posición alemana en la Europa contemporánea: "dominio sin hegemonía".  (...)

En resumen, la UE está colapsando y corre el riesgo de desintegrarse con la aparición de una ola xenófoba y populista.  El proyecto europeo necesita ser replanteado por completo, lejos del estado de excepción actual.  Tal vez la crisis griega del año pasado fue el síntoma de un cambio aún invisible, subterráneo.  El gobierno de Syriza no pudo resistir el rodillo de la "troika", pero durante seis meses Alexis Tsipras fue un símbolo para todo el continente.  

Hoy, las esperanzas se vuelven hacia España y Podemos, así como al Reino Unido, donde Jeremy Corbyn expresa una voluntad similar de cambio.  Muestran que la xenofobia no es el único resultado posible de la crisis de la UE (...)"              (Enzo Traverso , Sin Permiso, 23/05/2016)

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