"(...) El BCE lleva comprados más de 700.000 millones de euros de deuda pública desde que comenzó el QE.
No puede continuar a ese ritmo a menos que cambien las reglas. Está
limitado al 33% de cada emisión de deuda. Lo que quiere decir que en
tres meses, si hay ‘Brexit’ deberá aumentar su limitación al menos al
50%.
Suena muy mal eso de comprarte tu mismo lo que tu vendes más o
menos. Estando al límite como ahora, el BCE está acelerando la deflación. Lo peor es que parece no tienen otro remedio. El otro gran comprador, el Bundesbank, no está autorizado a comprar deuda una vez que los rendimientos caen tan bajo como ahora. La mitad de la deuda alemana está descalificada legalmente pues.
Como
decía al principio a los alemanes les hace muy poca gracia que Gran
Bretaña abandone la UE. Temen ser los únicos que deban afrontar los
gastos que exigirán los países mediterráneos en breve. Los alemanes creen que España, por ejemplo, va camino de repetir los errores del pasado.
De estimular una nueva burbuja inmobiliaria, de generar un empleo
pésimo y de ser incapaz de asumir los recortes imprescindibles para
equilibrarse con Europa debido al paro sistémico del país. Además, hay
quien considera desde el país germano que países como España, Italia,
Portugal, Grecia y algún otro, no van a abandonar el escenario actual y
seguirán necesitando ayudas.
Los británicos argumentan que aunque
ellos entregan más de lo que reciben, el motor europeo es Alemania.
Digamos que se limpian la conciencia y solicitan centrarse en vivir su
propio camino sin injerencias europeas que suelen ser siempre una
factura a 30 días. Alemania ve en Gran Bretaña a un socio financiero y teme que la doble capitalidad europea ‘de facto’ que son Londres y Frankfurt pase a ser sólo la segunda.
¿Qué
le puede pasar a cada país en concreto? En Irlanda el acojone es
general por ejemplo. Sería un desastre económico para un país que
depende en gran medida de esa relación agridulce con Gran Bretaña puede
ser gigantesco. El Irish Times cifra en una caída del PIB irlandés cercano al 13% en unos años. En Francia se teme que un ‘no’ beneficie a partidos como el Frente Nacional que solicite hacer un referendum parecido y Francia tenga su ‘Frexit’ particular.
En
mi opinión hay opciones favorable si al final se van. En el caso de
Irlanda, tras una primera fase de desconcierto pueden ser aun más
atractivos a empresas norteamericanas que busquen un espacio UE para sus
transacciones pero eso tiene que verse.
París puede recuperar la capitalidad financiera también al ganar atractivo.
Todo puede ser, pero lo peor tiene que ver con el concepto europeo, con
el modelo de reparto y equilibrio entre países ricos y pobres, la
política monetaria resultante, la credibilidad de la zona euro y la
gestión del desconcierto.
Para España, inmersa en sus cosas,
puede que el ‘Brexit’ sea una apuñalada trapera. Lo peor es que el
debate no se está produciendo. Sólo se habla vagamente y apelando a un
sentimiento casi místico del porque Gran Bretaña debe quedarse en lugar de hablar de lo que podría pasar si se van o que no si se quedan.
El estado de nuestro país y de su hipotética y frágil salida de la
crisis es para tener en cuenta todo este catálogo de circunstancias.
Me sorprende, o no tanto, que no se explique que la
hipotética recuperación y crecimiento que se nos vende viene amparado
por la compra de deuda desde el BCE, la bajada del crudo, de la
estabilidad del euro con respecto al dólar, mantener el déficit en un
cifra récord y a un plan de recortes que sigue manteniendo a millones de
españoles en la más absoluta miseria.
Cualquier mecanismo que
ponga en juego la posibilidad de que el BCE siga inflando el globo es
una espada de Damocles. Habría que hablar de esto, pero por desgracia,
cuando se habla de Europa, a la mayoría lo que les viene a la cabeza es
la Eurocopa 2016. Pues eso, que no nos interesa mucho. Que no va con la
mayoría. Que ‘if you want, bye brits’, ya nos apañaremos." (Marc Vidal, 15/06/16)
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