"Para entender qué está pasando en la
economía mundial, eche la vista atrás unos 80 años. Como en la década de
los 30 del pasado siglo, el crecimiento está estancado porque las
compañías no quieren invertir, todo el mundo espera que la inflación
siga baja, y los gobiernos están retirando los estímulos fiscales.
El
detonador de la actual situación fue la crisis financiera, que nos ha
dejado una resaca de deuda y desapalancamiento que coincide además con
regulaciones bancarias más estrictas que, a su vez, exacerban las
presiones deflacionistas. Se mire como se mire, es algo muy parecido a
lo que ocurría antes de la Segunda Guerra Mundial, como pone de
manifiesto un informe realizado por Morgan Stanley.
"Creemos que el actual entorno
macroeconómico tiene una gran cantidad de puntos en común con el de los
años 30, así que se pueden sacar lecciones particularmente relevantes
para el día de hoy", explican. "La similitud crítica entre los años 30 y
el ciclo que comenzó en 2008", explican, "es que el shock financiero y
los niveles relativamente altos de endeudamiento cambiaron la propensión
al riesgo del sector privado y les empujaron a equilibrar sus
balances".
Es decir, que las empresas no sólo no se
endeudan para acometer nuevas inversiones, sino que se emplean a fondo
para reducir su apalancamiento. Y como en los años 30, esto puede llevar
a un periodo de debilidad prolongada y de expectativa de baja
inflación. El peligro es que si los bancos centrales se mueven demasiado
rápido subiendo tipos, o si los gobiernos recortan su gasto público, se
podría desencadenar un frenazo aún mayor.
"En 1936 y 1937, el endurecimiento
prematuro y súbito de las políticas monetarias y fiscales llevó a
Estados Unidos a una recaída en la recesión y la deflación en 1938. Hoy,
mientras el crecimiento se recupera, los gobiernos están procediendo a
endurecer la austeridad fiscal, y eso ha contribuido a provocar una
ralentización en el crecimiento en los últimos trimestres", según el
informe.
La cuestión ya es objeto de debate
abierto. Si en diciembre a la Reserva Federal le llovieron las críticas
por subir los tipos de interés por primera vez en nueve años demasiado
pronto, en febrero los líderes de las principales economías mundiales
prometían que sus gobiernos seguirían intentando reanimar la demanda.
Pese a esas buenas palabras, desde
entonces los únicos que parecen estar haciendo los deberes son los
bancos centrales, que han continuado sus políticas de hiperestimulación
monetaria en todo el mundo. Pero ya es hora, según los analistas que
firman el estudio de Morgan Stanley, de que los que tienen el grifo del
gasto se pongan a la tarea.
La conclusión es simple: "Activar la
política fiscal podría desencadenar un círculo virtuoso en el que el
sector privado invierta de nuevo y se estimule así la creación de
empleos y con ella el crecimiento de la renta". (El Economista, 17/06/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario