22.7.16

El Brexit es un acontecimiento histórico, absolutamente fundamental en la historia de la UE, que pone en jaque el proceso de una posible integración

"La primera pregunta es quizá la más urgente: ¿qué significa el Brexit?
 
El Brexit es un acontecimiento histórico. No es un acto, digamos, inocente, sino absolutamente fundamental en la historia de la UE, que pone en jaque el proceso más o menos pensado de una posible integración europea. 

Pero, al mismo tiempo, no es particularmente sorprendente, porque Gran Bretaña, desde los años 80, había puesto unas líneas rojas y no podía aceptar que poco a poco su soberanía sobre algunos puntos fundamentales fuera puesta en cuestión.

 Estos últimos años, con la crisis, pero sobre todo con la aplicación del tratado de Lisboa en 2008, la libre circulación y la libre instalación de empresas extranjeras con derechos diferentes en los países europeos, se han creado unas desigualdades enormes entre los trabajadores de los países del este y los occidentales –sufriendo los últimos un dumping social– que ellos no podían aceptar. 

De ahí la campaña absolutamente vergonzosa de la derecha conservadora inglesa. Este acontecimiento pone en crisis la legitimidad del proceso de construcción.

En este sentido, gran parte de las críticas británicas se centran en el déficit democrático del proyecto europeo. ¿Ve posible su reforma?
 
Yo creo que el Brexit es un golpe al proceso de integración, que va a conocer una ralentización. Y lo digo porque los partidarios de una Europa, digamos, estrictamente federal, con un concepto de federalismo bastante anticuado, piensan que esa salida permitirá construir una Europa federal entre el resto. En mi opinión, eso es muy aventuroso y poco creíble. Ningún país grande, ni Francia ni Alemania, quieren hoy ir más adelante y más rápido hacia más integración. 

Creo que va a prevalecer la tesis de [Jean-Claude] Juncker y [Angela] Merkel de que necesitamos un periodo de pausa para poner todo sobre la mesa, ver lo que funciona y lo que no funciona, y seguir avanzando poco a poco. Ahora, Francia y Alemania harán como hicieron cuando la crisis del euro: entonces dijeron la manera con la que había que salir de la crisis del euro y no pidieron el consejo de nadie.

 Promoverán seguramente reformas en sectores limitados que permitirán el funcionamiento más transparente de las instituciones europeas. Ahora, hay muchos problemas, porque el hecho de que Gran Bretaña haya salido de la UE no significa que haya dejado sus relaciones con la UE. Es la segunda potencia económica de Europa y un país sin el cual ni Alemania ni Francia pueden funcionar. 

Lo que hay que hacer ahora es proponer a Gran Bretaña salir rápido de las instituciones, pero también –mucho más positivo– un acuerdo de asociación tal y como el que existe entre la UE y Noruega. Si no, se van a quedar dos años más y van a crear problemas. Es la mejor manera de evitar el contagio que los jefes de Estado europeos temen frente a este vendaval del Brexit.

De lo que nos comenta, lo que queda claro es que sigue imperando en Europa una especie de desconfianza entre las diferentes legitimidades y soberanías, por decirlo así, desechando cualquier imaginario colectivo europeo que fundamente una política común…
 
Un pueblo europeo nunca ha existido. Es una invención de la Comisión y de los europarlamentarios. En el Parlamento europeo cada grupo ha representado los intereses de su país, y cada cual tiene su historia, idioma, señas de identidad e intereses propios. 

Si se quiere saber qué es Europa, hay que participar en una reunión del Consejo europeo. Ahí cada jefe de Estado lucha por lo suyo, y cuando tienen que rendir cuentas en sus consejos de ministros, los otros ministros les juzgan por esos intereses. Hay muchos pueblos europeos y esto es precisamente lo que hace la riqueza de la UE.

¿Cree que puede cambiar?
 
La UE no es una nación, es un conjunto de naciones. Ahora hay 27, y cada una con su historia. Hay que explicar a los que creen que existe un pueblo europeo que los países del este no quieren ni oír hablar de esa palabra porque ya lucharon por recuperar su independencia frente a los rusos. Sino se considerarían rehenes de los franceses o de los alemanes por estar en la UE. Lo terrible es el sistema de ilusión irrealista que se ha puesto en marcha para justificar el proceso.

 Además, se ha demostrado que la democracia no puede existir con 27 pueblos. El marco normal que legitima la democracia es la nación o el país de referencia. ¿Qué tipo de democracia podemos tener hoy entre los españoles, los franceses, los finlandeses o los italianos? Una totalmente vacía de contenido. Por eso tenemos una Comisión en Bruselas que nadie controla y que decide lo que quiere decidir.

 La democracia funciona a nivel nacional, no a otro nivel, y por eso yo considero que una de las reformas más importantes que hay que hacer es ajustar el Parlamento europeo a la realidad de la democracia europea, es decir, hacer que los parlamentarios europeos puedan ser –no todos, por supuesto, pero sí una porción– elegidos directamente, y otros representantes de los Parlamentos nacionales especializados en asuntos europeos. 

Ya existen Estados plurales y/o plurinacionales y democráticos.
 
No es una contradicción. Si tomas por ejemplo EE.UU. o Suiza, allí hay una identidad nacional fuerte, con un Estado federal y una historia común. La situación en los países de Europa es totalmente diferente. Mira Bélgica, es una creación de finales del siglo XIX y un país que ahora tiene problemas enormes porque, precisamente, el modelo de democracia plurinacional no funciona. 

Para que una democracia plurinacional pueda existir necesita de una extensa historia en común. Yo espero que dentro de una generación, o dos, tengamos un Estado federal europeo. Por supuesto, sería lo mejor. Pero actualmente es una visión idealista y utópica. (...)

Una última y breve pregunta: ¿considera que el proceso europeo –por decirlo así– aún representa un modelo a seguir por todo aquello que intentó solucionar?
 
Construir una idea de Europa entre naciones diferentes me parece muy bueno y fundamental. Y tenemos que llegar a cumplir ese objetivo. Ello significa construir algo que sea sui generis; que no sea un Estado federal, un Estado nacional, una confederación en el sentido clásico, sino una invención estatal-institucional europea a partir de un proceso de integración por un lado y de cooperación reforzada por otro.

 Ahora, el contenido que se ha puesto en marcha desde 1983 –con Jacques Delors apoyado por los alemanes– de construir una Europa esencialmente económica y neoliberal, eso es un proceso negativo y no puede constituir una buena lección. En Europa hay que construir una economía social de mercado moderna, pero no neoliberal, porque no tiene la legitimidad social y política dentro de la conciencia de las poblaciones."               (Entrevista a Sami Naïr, La Vanguardia, 19/07/16)

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