"(...) El camión que a toda velocidad se lanzó sobre la multitud y que recién
se detuvo 200 metros después, sobre una montaña de vidas extinguidas,
conducido por un joven “solitario y silencioso” franco-tunecino de 31
años llamado Mohamed Lahouaiej Bouhlel, quizás fuera una de las miles de
armas de destrucción masiva que Sadam Husein escondía en sus arsenales
ultra secretos. (...)
Irak lleva ya trece años de una guerra continua y sangrienta, cuando
ahora los buenos vecinos occidentales tan conectados y dispuestos
siempre a nuevos estímulos que nos hagan mejores personas descubrimos el
informe Chilcot, un documento británico que es el resultado de seis
años de investigación de una comisión encabezada por el diplomático John
Chilcot, respecto a la intervención del Reino Unido en la guerra contra
Irak, a partir del año 2003, impulsada por el entonces primer ministro
Tony Blair, en que se revela la cadena de mentiras, falsos testimonios
de inteligencia y otras operaciones en que se basaron Blair y sus
socios, George Bush, José María Aznar, Jacques Chirac, Silvio Berlusconi
y Angela Merkel, para iniciar la temporada de caza en Irak. (...)
Lo que hoy occidente sabe hacer muy bien es contar muertos: Madrid,
Londres, París, París, Bruselas y ahora Niza, evocarlos, solemnizarse,
aunque no tienen la menor idea de cómo evitarlos. Con gesto adusto el
presidente Francois Hollande, de entintada cabellera por un coiffeur de
diez mil euros al mes, reclamará justicia y prometerá una vez más que la
próxima vez no volverá a suceder.
Más allá de discursos
vacíos, todos los que vamos siguiendo estos rastros de sangre sabemos,
alguien en algún momento tendrá que avisar a sus ciudadanos que la única
alternativa que existe es preparase para más atentados.
Desde el madrileño marzo de 2004 veníamos aprontándonos a un cambio de era que, sin duda ayer en Niza, ha comenzado.
Desde hoy, con absoluta certeza, cada uno de los habitantes de Europa
debe tomar conciencia de que se ha convertido en un blanco móvil, mejor
dicho, que las políticas carroñeras de sus gobernantes los han
convertido en un blanco móvil, en la próxima víctima del próximo
atentando, que será imposible de detener porque serán cientos.
Desde
ahora los enemigos de cada ciudadano europeo se cuentan por miles, y lo
tremendo es que ni siquiera serán veteranos de ninguna guerra, no
lucirán ni kufiyya palestina y una Kalashnikov en ristre, serán
el muchacho que lleva la compra del supermercado, el barrendero de la
calle de enfrente o el chofer del bus.
En Niza le han dado
acta bautismal a la islamofobia, los 84 muertos son un voto de confianza
para el Frente Nacional de Marine Le Pen, ha sido la confirmación de
que el Brexit fue la mejor y más justa medida tomada por la pérfida
Albión en su larga y sangrienta historia.
Ha justificado la existencia
del Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente) que
será amamantado por poderosos pechos teutones. Mientras prácticamente ha
consagrado a Donald Trump el 45 presidente de los Estados Unidos.
Niza ha puesto en excelentes condiciones a la Unión Europea para
recibir la extremaunción, los santos óleos, todas las misas, requiems y
toques por difuntos.
Europa sitiada desde adentro
En un remoto artículo
que todavía no tiene 24 horas (Las Mudanzas de Estado Islámico)
considerábamos que tras el desmantelamiento de los territorios de Estado
Islámico en Siria e Irak, fundamentalmente gracias a la intervención
Rusa, comenzaría algo así como la Hégira del Califato de Ibrahim,
buscando territorios más propicios y ese despliegue puede alcanzar desde
Europa hasta las remotas islas del sur de Filipinas, sin olvidar el
norte africano. (...)
Advertíamos que un atentado con apenas un puñado de víctimas en Milán o
Viena es mucho más redituable para las política de marketing de Estado
Islámico que cientos de muertos en Ramadi o Alepo, aunque lo de ayer a
ojo de buen cubero, es muy difícil de atribuírselo al Estado Islámico,
más allá que ellos mismos lo hagan y todas las agencias de inteligencia
occidentales estén también muy interesados en que así sea. (...)
Entonces, hasta el próximo atentado, que pasen bien." (Guadi Calvo , Rebelión, 16/07/16)
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