1.12.16

El crecimiento se ha ido. Fue reemplazado por la mayor generación de deuda de la historia. Ahora toca de nuevo la austeridad. Para liberar fondos de todos por si acaso la banca europea estalla. Pero... el descontento se está extendiendo en la mayoría de las democracias... pues xenofobia

"El crecimiento se ha ido, se ha esfumado, desapareció hace tiempo. Fue reemplazado por la mayor generación de deuda de la historia, instrumento utilizado por las élites para mantener la tasa de retorno del capital e implementar una acumulación de riqueza sin precedentes. Esta es la única realidad y no hay nada que indique que no se veía venir. 

Pero hay culpables, claro que hay culpables. Existe una estrecha relación entre una fase de crecimiento y/o contracción económica y los actores políticos. La economía no es más que el encubrimiento de la política.

 La clase dominante -política, económica y mediática- trata de aferrarse a un poder menguante, produciendo números positivos falsos y afirmando no solo que la suya es la única manera de actuar -cuando solo es más de lo mismo- sino que además no hay alternativa. Un ejemplo es lo sucedido alrededor del déficit presupuestario patrio, la deuda soberana y la política fiscal. 

Al final pasará aquello que ya predijimos, una vez mantenido el “Régimen”, se volverá a implementar un duro ajuste presupuestario que afectará negativamente al crecimiento económico. Pero ya se han cobrado su primera víctima, el Partido Socialista Obrero Español. Es el sacrificio inicial para tratar de mantener el statu-quo.

 Ahora toca de nuevo la austeridad. El objetivo final es liberar fondos de todos por si acaso vienen mal dadas y la banca europea estalla. Pero a su vez hay que seguir generando deuda pública que sirva de colateral a la banca patria. En su momento nos obligaron a “reconvertir” nuestra industria, pusieron límites a nuestro sector agrario. 

Ahora ya saben las consecuencias, país de camareros y crupieres, país que solo crece vía burbujas, país endeudado sin límites. Solo resiste, como esa aldea gala, un sector exportador patrio de pequeñas y medianas empresas inmune hasta ahora al “Juego de Tronos”.

 El objetivo final de los defensores de la austeridad era intentar cambiar el modelo social, privatizar todo -incluida la sanidad y la educación-, forrarse a nuestra costa. Se trataba de favorecer un proceso de acumulación de riqueza en pocas manos. Pero ahora están asustados. Saben que a las élites políticas actuales les queda poco tiempo.

 Los partidos tradicionales serán culpados, y con razón, en la mayoría de los casos, por la caída del sistema económico. Y aquí viene el problema. Las élites en este escenario favorecerán movimientos xenófobos.

 Gente como Bernie Sanders y Jeremy Corbyn, que tienen ideas valientes sobre la redistribución de la riqueza, no les interesan y harán todo lo posible por apartarlos de la escena política. Ah, no les quepa ninguna duda que ahora esas élites limitarán la globalización. No por convicción, sino por necesidad.

El descontento se está extendiendo como la espuma en la mayoría de las democracias, fundamentalmente por que ha sido completamente ignorado por las clases dominantes. Un ejemplo es el empobrecimiento de las clases medias. Por eso surgen dinámicas peligrosas a las cuales las mismas élites se suelen agarrar, e incluso instigar. 

Si la mayoría de la gente tuviera una vida confortable de clase media, la aversión a los inmigrantes y refugiados sería menor. Pero hay que buscar un culpable distinto a la superclase. Es completamente falso que las nuevas personas llegadas de fuera sean de alguna manera las culpables del deterioro de las condiciones de vida de uno. 

Pero es un terreno fértil para la xenofobia. Las élites dominantes enseguida se adaptan a esta situación. La historia es un buen ejemplo de cómo coquetean con esa alma xenófoba, el odio al que viene de fuera. Y todo por no ceder una parte de su riqueza y favorecer un crecimiento económico que beneficie a todos."            (Juan Laborda, Vox populi, 13/10/16)

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