"El crecimiento se ha ido, se ha esfumado, desapareció hace tiempo. Fue
reemplazado por la mayor generación de deuda de la historia, instrumento
utilizado por las élites para mantener la tasa de retorno del capital e
implementar una acumulación de riqueza sin precedentes. Esta es la
única realidad y no hay nada que indique que no se veía venir.
Pero hay
culpables, claro que hay culpables. Existe una estrecha relación entre
una fase de crecimiento y/o contracción económica y los actores
políticos. La economía no es más que el encubrimiento de la política.
La clase dominante -política, económica y mediática- trata de aferrarse a
un poder menguante, produciendo números positivos falsos y afirmando no
solo que la suya es la única manera de actuar -cuando solo es más de lo
mismo- sino que además no hay alternativa. Un ejemplo es lo sucedido
alrededor del déficit presupuestario patrio, la deuda soberana y la
política fiscal.
Al final pasará aquello que ya predijimos, una vez
mantenido el “Régimen”, se volverá a implementar un duro ajuste
presupuestario que afectará negativamente al crecimiento económico. Pero
ya se han cobrado su primera víctima, el Partido Socialista Obrero
Español. Es el sacrificio inicial para tratar de mantener el statu-quo.
Ahora toca de nuevo la austeridad. El objetivo final es liberar fondos
de todos por si acaso vienen mal dadas y la banca europea estalla. Pero a
su vez hay que seguir generando deuda pública que sirva de colateral a
la banca patria. En su momento nos obligaron a “reconvertir” nuestra
industria, pusieron límites a nuestro sector agrario.
Ahora ya saben las
consecuencias, país de camareros y crupieres, país que solo crece vía
burbujas, país endeudado sin límites. Solo resiste, como esa aldea gala,
un sector exportador patrio de pequeñas y medianas empresas inmune
hasta ahora al “Juego de Tronos”.
El objetivo final de los defensores de la austeridad era intentar
cambiar el modelo social, privatizar todo -incluida la sanidad y la
educación-, forrarse a nuestra costa. Se trataba de favorecer un proceso
de acumulación de riqueza en pocas manos. Pero ahora están asustados.
Saben que a las élites políticas actuales les queda poco tiempo.
Los
partidos tradicionales serán culpados, y con razón, en la mayoría de los
casos, por la caída del sistema económico. Y aquí viene el problema.
Las élites en este escenario favorecerán movimientos xenófobos.
Gente
como Bernie Sanders y Jeremy Corbyn, que tienen ideas valientes sobre la
redistribución de la riqueza, no les interesan y harán todo lo posible
por apartarlos de la escena política. Ah, no les quepa ninguna duda que
ahora esas élites limitarán la globalización. No por convicción, sino
por necesidad.
El descontento se está extendiendo como la espuma en la mayoría de las democracias, fundamentalmente por que ha sido completamente ignorado por
las clases dominantes. Un ejemplo es el empobrecimiento de las clases
medias. Por eso surgen dinámicas peligrosas a las cuales las mismas
élites se suelen agarrar, e incluso instigar.
Si la mayoría de la gente
tuviera una vida confortable de clase media, la aversión a los
inmigrantes y refugiados sería menor. Pero hay que buscar un culpable
distinto a la superclase. Es completamente falso que las nuevas personas
llegadas de fuera sean de alguna manera las culpables del deterioro de
las condiciones de vida de uno.
Pero es un terreno fértil para la
xenofobia. Las élites dominantes enseguida se adaptan a esta situación.
La historia es un buen ejemplo de cómo coquetean con esa alma xenófoba,
el odio al que viene de fuera. Y todo por no ceder una parte de su
riqueza y favorecer un crecimiento económico que beneficie a todos." (Juan Laborda, Vox populi, 13/10/16)
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