1.12.16

Se acaba a fase expansiva de un ciclo de Kondratiev, que se inició en 1994, y comienza su fase recesiva... eso es todo

"(...) En nuestro libro Globalización, dependencia y neoliberalismo en América Latina (2011) afirmamos que la coyuntura mundial contemporánea debería ser entendida por la combinación de tres movimientos de larga duración:

 a) la revolución científico-técnica que, desde los años 1970, impone la crisis del capitalismo como modo de producción, al convertir el conocimiento y, por lo tanto, el aumento del valor de la fuerza de trabajo, en el elemento más dinámico e importante de las fuerzas productivas.

 b) La crisis de hegemonía de los Estados Unidos (...) que opta por la estrategia de financierización utilizando su poder sobre la moneda mundial para crear valor ficticio y reducir las presiones del trabajo sobre la acumulación  (...)

c) La fase expansiva de un ciclo de Kondratiev, que se inicia en 1994 y debe agotarse en esta década, impulsada, por un lado, por la proyección y la integración de China en la economía mundial y, por el otro, por la recuperación de la tasa de ganancia en los países centrales después de la imposición de una profunda derrota a la clase trabajadora a partir de la combinación entre financierización y cambios radicales en la base tecnológica y en los patrones organizacionales de las empresas y de las políticas estatales.  (...)

La transferencia acelerada de competitividad internacional hacia el Este asiático, las presiones financieras del déficit público sobre el welfare y la derrota contundente del proletariado fordista abrieron el espacio para desplazar el eje del capitalismo atlantista y centrarlo en la tasa de ganancia por medio de un nuevo ciclo de Kondratiev. (...)

La incapacidad de restablecer tasas de crecimiento económico típicas de las fases expansivas del Kondratiev impone un fuerte obstáculo para el centrismo de izquierda, que parece entrar en declive acelerado por la incapacidad de conciliar el interés de diversos grupos sociales, como rentistas, grandes oligopolios, pequeños y medianos industriales y trabajadores.

 Todo apunta a que la fase expansiva del Kondratiev en curso ya se agotó en los Estados Unidos y en Europa Occidental desde la crisis de 2008, y en la economía mundial deberá agotarse aún en esta década con la desaceleración en curso en China.  (...)

La crisis de los centrismos de izquierda que gestionaron la onda larga expansiva iniciada en 1994 lleva a dos tipos de desdoblamientos: de un lado, a la presión de los movimientos sociales para que las izquierdas rompan sus compromisos con el rentismo, el capital financiero y el neoliberalismo, dando prioridad al combate de la desigualdad y la profundización de la democracia, vinculándolos a distintos proyectos de desarrollo que promuevan la articulación entre la soberanía nacional y la cooperación internacional.

 Del otro lado, a la reacción de la derecha a los movimientos sociales contra la desigualdad que se vienen acumulando en baja intensidad durante la larga onda expansiva y que ahora amenazan cambiar su ritmo. Frente a esta posibilidad, la derecha echa mano de otra agenda donde pone la escasez como una realidad inexorable, y reivindica la desigualdad y el proteccionismo para mantener privilegios contra las presiones competitivas de la globalización oriundas del comercio y de la migración.

 Se trata de preservar los polos de riqueza y poder contra el declive, interpretado como producto de presiones competitivas de los excluidos del mundo por la redistribución del excedente: inmigrantes oriundos de la periferia, minorías étnicas, trabajadores, Estados o grupos que realizan políticas anti-imperiales y Estados que desplazan el eje del poder económico mundial.

 De esta manera, la derecha elabora un proyecto populista y neofascista que, al mismo tiempo que la exime de ser la causante de la desigualdad, le adjudica la responsabilidad del declive del hombre europeo, blanco, heteronormativo a un presunto "enemigo externo/interno". 

Claro que se pueden hacer algunos ajustes y modificaciones puntuales a ese proyecto cultural, pero sin modificar su esencia anti-multiculturalista. Se trata de establecer un proteccionismo con base en la capas medias en contra de aspectos de la economía mundial, como la presión competitiva proveniente del comercio y la deslocalización de la producción, preservándose, sin embargo, la desreglamentación financiera por la cual los países centrales del eje atlantista de poder capturan parte del capital circulante del mundo mediante la sobrevaloración de sus monedas.  (...)"             (Carlos Eduardo Martins , Rebelión, 29/11/16)

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