"España está sumida en una profunda decadencia que afecta a casi todos
los terrenos y ámbitos de nuestra sociedad. Se trata de un declive
político, económico, social, y moral. La democracia ha sido secuestrada
por y para unos pocos.
Las élites, bajo su instinto de clase, no han
cedido ni un ápice de su posición de poder y riqueza. Fueron ellas
quienes decidieron en su momento ser rentistas, jugar a la especulación,
y favorecer una economía de sol y playa.
Como consecuencia, España
endeudada hasta las cejas, con un sistema financiero inestable, y un
potente tejido industrial exportador asaltado y despiezado desde fuera
sin ningún rubor.
Una vez que las burbujas financieras generadas por los
bancos centrales vuelvan a estallar, se pondrá de manifiesto que nuestra
deuda es impagable, nuestro sistema financiero insolvente, y nuestro
sistema productivo endeble. Bajo este escenario, sin soberanía
monetaria, es absolutamente imposible cambiar nuestro modelo productivo y
salir del pozo al que unas élites miopes y antipatriotas nos han
arrastrado.
Como consecuencia, estamos abocados a reptar en una profunda
y continua recesión económica. Y tal como las gastan las élites,
volverán a ser los ciudadanos quienes sufraguen la misma. Como
resultado, enésima vuelta de tuerca, más paro, más desigualdad, más
pobreza. Al final, como resumen de todo, una profunda decadencia moral, y
sus habitantes sumidos en la desesperanza.
Para hacer
frente a este triste devenir es necesario reaccionar. Frente a una
máquina de propaganda institucionalizada a través de medios de
comunicación aduladores con el poder, la ciudadanía debe buscar fuera de
los canales habituales su propia opinión.
La jerarquía de noticias de
los voceros mediáticos del poder en la sombra hace tiempo que dejó de
coincidir con la percepción de la realidad de una gran parte de la
ciudadanía.
La realidad está siendo muy dura. La pobreza, la miseria, el
paro, la precariedad, las mentiras y los abusos continuados de quienes
en un principio fueron elegidos democráticamente para hacer todo lo
contrario, configuran el escenario alternativo al de los medios dóciles.
Y los voceros mediáticos hacen incluso afable y amable al poder. (...)" (Juan Laborda, Vox populi, 18/12/16)
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