"La Cruz Roja ha calificado la situación de la Sanidad Pública Británica (NHS) ni más ni menos que de “crisis humanitaria”. La escasez de médicos y ambulancias ha obligado a la rama británica de la organización internacional a movilizar a gran cantidad de voluntarios
y utilizar sus Land Rovers para transportar pacientes en decenas de
hospitales de varias ciudades de Inglaterra.
“La Cruz Roja está en el
frente, respondiendo a la crisis humanitaria de nuestros hospitales y
servicios de ambulancia en todo el país”, explica el director ejecutivo
de la Cruz Roja Británica, Mike Adamson.
El llamamiento de la
organización “para que el Gobierno proporcione fondos destinados a la
salud y los servicios sanitarios sociales” figura en su portal en internet junto a peticiones de ayuda para Yemen, Chad y Siria.
Keith Willett, director nacional para episodios agudos de atención en el NHS de Inglaterra, negó a la BBC
que la situación "haya llegado al punto" en que pueda considerarse una
crisis humanitaria, pero sí admitió que la demanda es "más alta que
nunca" y que el personal sanitario está bajo una presión "sin
precedentes".
"Esto es un escámdalo nacional", afirmó el líder laborista, Jeremy Corbyn, en un comunicado en el que reclamaba explicaciones a la primera ministra, Theresa May, cuya oficina no hizo ningún comentario.
Déficit permanente
El déficit permanente de recursos, agravado por años de recortes presupuestarios,
ha desembocado en una situación que en algunos hospitales bordea el
colapso. La alerta de Cruz Roja se produce tras la muerte de dos
pacientes en las recientes festividades de Fin de Año, tras esperar a
ser atendidos durante largo tiempo en una camilla, en los corredores del
servicio de Urgencias del Royal Hospital de Worcestershire.
Uno de los
casos es el de una mujer víctima de un ataque al corazón, que falleció
después de esperar en esas condiciones durante 35 horas. Un tercer
paciente fue hallado muerto en otra ala del hospital, sin que pudiera
ser reanimado. El hospital ha abierto una investigación, pero reconoce
hallarse bajo una gran presión, debido a la sobrecarga de admisiones en
los meses de invierno. (...)
Las asociaciones médicas han advertido que otros enfermos pueden
morir debido al caos que reina en la NHS. En la primera semana del año,
más de 140 pacientes fueron rechazados cuando trataban de ingresar en
unos servicios de urgencias desbordados.
“Durante mucho tiempo hemos
venido diciendo que la NHS se hallaba al límite de sus recursos, pero la
muerte de personas tras pasar largo tiempo en los pasillos, muestra que
ahora se resquebraja”, afirma el doctor Mark Holland, presidente de la Society for Acute Medicine.
“Estamos llegando a un punto -añade- en el que los esfuerzos del
personal para apuntalar el sistema ya no bastan para mantenerlo a flote.
Estamos exigiendo al personal de la NHS un servicio de primera clase en
el mundo, pero con unos niveles del Tercer Mundo en lo que se refiere a
personal y camas”.
Urgencias solo para casos de vida o muerte
Hospitales
de todo el país están pidiendo a los ciudadanos, a través de las redes
sociales, que eviten los servicios de urgencia a menos que esté en juego
la vida del paciente. La Cruz Roja estuvo supliendo el 1 de enero la
falta de personal y recursos de hospitales y ambulancias en ciudades
como Nottingham, Leicester, Lincoln, Kettering y Northampton.
“Estamos
asistiendo a la NHS, ayudando a llevar a la gente a su casa desde el
hospital y dejar así camas libres que son tan necesarias”, señala
Adamson. “Hemos visto enfermos a los que han mandado a casa sin ropa.
Algunos sufrieron caídas sin que nadie se diera cuenta durante días,
mientras que otros permanecían sin poder lavarse, porque no hay nadie
que les cuide”, añade. (...)
54 horas en el pasillo tras sufrir una trombosis
Pauline
Freeman, de 66 años, pasó 54 horas en una camilla del Royal Hospital de
Worcestershire después de sufrir una trombosis. “Mi mujer se despertó a
las 4.30 de la madrugada y me dijo que no podía sentir el lado
izquierdo”, ha contado su esposo, John Freeman. “La ambulancia llegó en
un tiempo récord, a las 5.30 estaba en una camilla en el hospital, pero
allí que quedó”.
Las enfermeras hicieron todo lo que pudieron, afirma
Freeman, “pero el lugar se hallaba colapsado. Era una locura, horrendo.
Había al menos 20 personas en camillas. Era difícil moverse. Faltaban
almohadas, sábanas”, incluso comida. “Tuve que ir a por un sándwich y
una taza de té para ella”. Una mujer que estaba en el hospital la noche
de Año Nueva describe el lugar como “una zona de guerra”.
Otra asegura
que era “como si hubiera habido un grave incidente”, una catástrofe o un
atentado. En las redes sociales una visitante contó haber visto a
pacientes ya ancianos llorando en los pasillos, pidiendo ayuda. Su
conclusión: “necesitamos otro hospital”." (El Periódico, en Rebelión, 09/01/17)
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