"La automatización de la fuerza laboral crece a toda velocidad en el
siglo XXI. Y la primera consecuencia es dramática: pérdida de empleos
tradicionales que ahora, por un coste laboral cero, son desempeñados por
máquinas, como por ejemplo los lavacoches o los camareros que toman la
orden en un restaurante.
Finlandia ha decidido empezar a prepararse para
el futuro, experimentando con nuevas redes de seguridad. El país
nórdico será en 2017 el laboratorio mundial de lo que se ha bautizado
como la renta básica universal.
Es decir, recibir una cantidad de dinero
al mes porque sí. Se tenga empleo o no. En un programa piloto que
durará dos años, 2.000 ciudadanos recibirán a partir de enero 560 euros
al mes solo por existir.
“Para revolucionar algo tan grande, tan tradicional y tan fundamental
como son las retribuciones hay que experimentar primero”, señala Roope
Mokka, cofundador de Demos Helsinki, el primer think tank independiente de los países nórdicos.
(...) esta remuneración adicional es vista por expertos, políticos y
ciudadanos no como un regalo, sino como una oportunidad para engrasar la
economía y animar a la población a iniciar negocios, explica este joven
finlandés durante una mesa redonda en Slush, un evento que congrega cada año a centenares de sturt-ups (...)
Una selección de 2.000 ciudadanos recibirán a partir del próximo enero, y
durante dos años, 560 euros al mes. “Los análisis más fiables tardarán
en llegar al menos seis años más”, predice el experto. En Oakland (EE
UU) serán mil familias las que recibirán 500 euros mensuales y Utretch,
en Países Bajos, experimentará también ésta fórmula en 2017.
Eso sí,
Finlandia es de los pocos países en la Unión Europea (UE) que no goza de
un salario mínimo interprofesional, al igual que los países
escandinavos. Su PIB per cápita, en cambio, es de los más altos de la
Unión incluso en tiempos convulsos: 38.200 euros en 2015 (año en el que
el déficit alcanzó el 2,8% del PIB) frente a los 23.200 de España, según
la página web datosmacro.
Para que la idea de renta básica que a muchos les puede parecer utópica
se convierta en realidad lo que se necesita es financiación. El experto
sostiene que lo primero que las empresas y los Gobiernos deberían hacer
es asegurar que “los trabajos se paguen caro”, además de llevar a cabo
una reforma en el sistema impositivo que grave aún más a las rentas
altas.
“La propiedad inutilizada, bienes, deficiencia energética,
edificios... hay muchas cosas a las que se le pueden aplicar más
impuestos”, enumera Mokka de forma improvisada aunque con un gran
conocimiento de lo que habla.
De lo contrario, y como ocurre por ejemplo en España —donde
el Gobierno de Mariano Rajoy (PP) acaba de subir el salario mínimo a
707,6 euros, la mitad que en Francia, según Eurostat—, seguir trabajando
y recibir este complemento salarial “no compensaría” y fomentaría la
desocupación, un argumento que a Mokka no le convence.
Sí cree, sin
embargo, que ahí se sitúa una de las claves para el buen funcionamiento
de la renta básica universal: “Hay que empezar a asumir que no todo el
mundo puede tener un trabajo porque estamos compitiendo contra las
máquinas, y ellas siempre ganarán”.
l director de Tekes, la agencia
pública que invierte en innovación en este país de poco más de cinco
millones de personas, Jukka Häyrynen, sostiene que la seguridad en el
trabajo es algo que se está perdiendo a nivel global, lo que él ve con
cierto positivismo: "Esto es un ingrediente para emprender", señala.
Un estudio que la Universidad de Oxford elaboró en enero de 2016,
el 57% de la fuerza de trabajo humana en los países de la OCDE está en
riesgo de desaparecer por la automatización y los avances tecnológicos.
“Tenemos la necesidad de integrar a toda la gente desocupada en nuestra
sociedad y en lugar de subsidios por desempleo, la renta básica suena
como una buena idea”, defiende Juhana Aunesluoma, director de
investigación de estudios europeos en la Universidad de Helsinki desde
una sala en el Ministerio de Exteriores. Algo que no le pareció a Suiza
el pasado junio cuando rechazó mediante referéndum esta iniciativa.
Pero los Gobiernos —especialmente los del sur de Europa—
están hasta cierto punto “obsesionados”, dice Mokka, con llegar al pleno
empleo en detrimento de la búsqueda de alternativas para que el dinero
entre en los hogares (y en el sistema) y para que los desempleados por
la automatización del trabajo se mantengan ocupados y reinviertan su
tiempo." (Belén Domínguez Cebrián, El País, 29/12/16)
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