10.1.17

Pensábamos que la explotación laboral era cosa del pasado, de terribles tiranías (China) o países subdesarrollados (Bangladesh, Vietnam)... pues no, en España se explota a los trabajadores (Antonio Catalán dixit)

"Esta aseveración, en España se explota a los trabajadores, podría ser el eslogan de grupos radicales de izquierda o sindicatos irresponsables que sólo buscan la confrontación con el capital. Sin embargo, la ha pronunciado el máximo dirigente de una cadena hoteles tan famosa como AC-Marriot. 

El líder espiritual de esta cadena es Antonio Catalán, un outsider fuera del rancio mundo de la CEOE y que, al menos de palabra, ha puesto de manifiesto alto y claro que en España se explota a un segmento de trabajadores del sector hotelero: las camareras de piso.

 Los más ilusos pensábamos que la explotación laboral era cosa del pasado, de terribles tiranías (China) o países subdesarrollados, como Bangladesh o Vietnam, donde curiosamente cosen muestras prendas de vestir menores y otra fuerza laboral explotada, y que compramos alegremente en cadenas como Zara celebrando el maravilloso Black Friday. (...)

Esta realidad, silenciada de forma deliberada por los grandes grupos mediáticos que viven de la publicidad de estas grandes cadenas, no parece ser ajena en muchas de las peores prácticas en el caso español. Hay sectores donde se obliga a trabajar a destajo por retribuciones miserables, como pueden ser el sector hotelero o la agricultura. 

Lo peor es que parte de este comportamiento se ajusta a la norma, especialmente tras la aprobación de la Reforma Laboral de 2012. 

¿Qué ha dicho exactamente el empresario heterodoxo Antonio Catalán? Ha puesto de manifiesto que las grandes cadenas hoteleras pueden, y lo han hecho, despedir, por ejemplo, a todas las camareras de pisos con una indemnización de 20 días por año, para posteriormente subcontratar el servicio pagando 2€ por habitación.

 Estas subcontratas, fundamentalmente Ferrovial o Entrecanales según sus palabras, han podido romper el convenio por el que antaño se regían, con un salario de 1.000€, para pasar a cobrar 600€/mes con 6 días de trabajo en lugar de cinco. 

Esta es, sin duda, la gran ventaja para las empresas de la nueva reforma laboral que permite sustituir trabajadores con derechos, y con el paraguas de un convenio colectivo, con empleados despojados de cualquier derecho y con el único señuelo de al menos tener un jornal que llevar a una familia, normalmente ya en situación de pobreza.

 Este punto es el que ha servido para que Catalán pusiese el término preciso para catalogar esta práctica: explotación. También hizo referencia a la inutilidad de la CEOE, brazo armado de la defensa de estas prácticas, lo que sin duda ahonda más su crédito ante una situación laboral y social que tiene a la sociedad completamente inerme. 

Los ejecutores de estas prácticas, que son mayoría entre las grandes empresas de servicios, basan su defensa de esta filosofía en que, gracias a esto, estas mujeres no se han quedado en el paro y pueden tener un salario para poder subsistir, y que así las grandes empresas han recuperado la senda de crecimiento de los beneficios, lo que será la base para futuras subidas de salarios, normalmente según la senda pactada, un 1% anual, que en el caso de las camareras de pisos supondrá 2 céntimos de euro.

Curiosamente el sector hotelero es de los que más rápido ha recuperado el nivel de beneficios de antes de la crisis, 2007, el empleo también ha crecido casi un 8% tras el derrumbe, pero los salarios se han desplomado. Además, el sacar a millones de trabajadores de la negociación colectiva tiene un efecto muy pernicioso para las estadísticas de salarios. 

El hecho de que ahora en cada empresa se pueda negociar de forma bilateral con el trabajador su salario esconde a las cifras oficiales la realidad de la retribución de un gran número de trabajadores. Esto sesga de forma significativa cualquier encuesta y no permite saber, con precisión, cuál es el nivel salarial real de nuestra economía.

Con las declaraciones del presidente de AC Hoteles se ha verbalizado algo que muchos estamentos llevan denunciando, pero que eran considerados parias del sistema o simplemente populistas. Ahora un representante cualificado del mundo del capital ha puesto en el espejo de la ética a muchos colegas del sector que, siguiendo al Banco de España y a los economistas-tertulianos a sueldo de grandes corporaciones, siguen solicitando mayor flexibilidad aún.

 La única arma que tenemos los consumidores es discriminar y seleccionar aquellas empresas que actúen como Catalán ha dicho que actúa en AC Hoteles. El problema es que nos debemos a nuestra economía y preferimos siempre el bien o servicio más barato, sin pararnos a pensar cómo está producido o servido.

 Por tanto, seguiremos viendo a camareras/os de piso que cobran 2€ por habitación o licenciados haciendo inventarios por 6€/hora, como mi hijo de 18 años ha compartido este fin de semana. (...)"            (Alejandro Inurrieta, 28/11/16)

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