5.1.17

La blanquitud son esos tres factores: europeo, blanco y cristiano, como cultura, no importa si se es creyente o no. Cuando uno no es eso, no es francés

 
 Houria Bouteldja / Portavoz del Partido de los Indígenas de la República

"A los cincos años, una compañera de escuela le soltó un “tú eres africana” y a Houria Bouteldja, nacida en Constantina, Argelia, en 1973, pero llegada a Francia muy pequeña, aquello le dolió. Le hizo sentirse ofendida. 

“En mi cabeza, a los cinco años, ya sabía que africano era negativo”, recuerda durante esta mañana de domingo gris y lluviosa, cuando se le pregunta por la forma en que se interioriza el colonialismo. “Si a los cinco años ya sabemos exactamente en qué posición estamos, se acabó”, explica. 

Bouteldja comenzó a militar políticamente en 2003, en “un contexto particular”: después del 11 de Septiembre, Francia aprobó la ley sobre los signos religiosos en la escuela, una norma que considera “racista e islamófoba”.(...)

Cinco años después, llegó la creación del Partido de los Indígenas de la República, una formación que todavía no ha entrado en el juego de las elecciones. Por ahora, son demasiado pequeños: “Nos llamamos partido para que la gente comprenda que hacemos política. 

Cuando dices movimiento, la gente piensa que eres una asociación”, aclara en uno de esos pocos bares de parroquianos que aún quedan en Lavapiés. (...)

 Por ejemplo, los turcos son blancos de piel, pero son musulmanes; los antillanos son franceses de nacimiento, pero son negros. Yo soy blanca, pero no europea de origen, y por lo tanto no soy blanca. Para ser blanco hay que tener estas tres cualidades.

En su trabajo habla de la necesidad de deconstruir la blanquitud; ¿qué significa esto?

No digo deconstruir, hablo de llevar a cabo una lucha política para liberar a los blancos y a los indígenas de su estatuto racial. Para nosotros, ambos están racializados. Los blancos, positivamente. Los indígenas, negativamente. Y por tanto, es una lucha política contra el racismo estructural que lleva a la liberación. (...)

En 2012 fue juzgada --por primera vez en la historia de Francia--, y absuelta, por racismo contra los blancos a raíz de unas declaraciones televisivas de 2007 en las que llamaba a estos los souchiens, una expresión nacida, según ella, de un juego de palabras con la expresión français de souche.

 “Mi objetivo era burlarme de la noción de franceses de pura cepa, opuesta a aquellos que no lo son”, explicó en el juicio de apelación a la primera absolución.  (...)

La revista Marianne prendió la mecha de la polémica al defender que no se trataba de un neologismo, sino que detrás de la expresión se ocultaba un insulto, “sous-chiens” (menos que los perros), camuflado bajo la homofonía. 

Un año más tarde, el entonces ministro de Inmigración e Identidad Nacional de Sarkozy, Brice Hortefeux, reavivó el fuego con unas declaraciones en las que advertía de que no dejaría que se pronunciarán unas palabras así sin reaccionar

Poco después vino la acusación ante la justicia presentada por  la Alianza general contra el racismo y por el respeto de la identidad francesa y cristiana.

Ese mismo año sufrió una agresión en París. Un hombre le vertió encima un cubo de pintura. La Liga de Defensa Judía, un movimiento neosionista considerado como grupo terrorista por el FBI, se atribuyó la autoría y colgó el vídeo del ataque en Internet.

Se le ha acusado de homofobia y de presentar la homosexualidad como una práctica impuesta por los poderosos en los suburbios y el tercer mundo. ¿Ha sido mal interpretada?

Evidentemente, es deshonesto. Yo jamás he dicho que la homosexualidad sea una práctica importada. He dicho que las identidades LGBT son identidades exportadas. Hay países en los que no se nombra la homosexualidad. Se practica, pero no se nombra, porque no es reconocida socialmente. 

La identidad sexual LGTB es inexistente en el resto del mundo. Nació en Europa, por razones ligadas a su historia, a la modernidad, y comenzó a ser exportada. A mucha gente no le gustan este tipo de importaciones, de normas que no son las suyas. Por tanto, hay resistencias que crean homofobia. (...)

Estamos en un periodo de regresión política general en el mundo. Y por tanto, en los pueblos del sur que tienen experiencias extremadamente negativas de todo lo que vino del norte cada vez más hay rechazo a lo que viene de ahí. Se debe también a que la relación con el norte se ha transformado, ya no creemos en él.

 De alguna manera hubo una creencia en el comunismo que ya no existe. Hoy tenemos a los islamistas o, todavía, una suerte de nacionalismo; las izquierdas árabes son extremadamente débiles. Incluso el nacionalismo árabe ha retrocedido mucho con respecto al islamismo. Y el feminismo es, sobre todo, una élite. El movimiento LGTB en el Magreb es casi inexistente.

¿Hay un cierto enfoque paternalista en el feminismo con respecto a las mujeres que no son blancas?

Sí. El feminismo blanco es muy maternalista. Quiere liberar a las mujeres indígenas, cuando estas no lo están pidiendo. Pero esto no es solo verdad para el feminismo o la cuestión sexual. Es verdad para la izquierda de manera general. La izquierda, en general, es paternalista con respecto a los suburbios en Francia. (...)"                    (Entrevista a Houria Bouteldja / Portavoz del Partido de los Indígenas de la República, Amanda Andrades, CTXT, 21/12/16)

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