"(...) En materia de pensiones han comenzado a visualizarse las
consecuencias de la fatídica ley aprobada en la legislatura pasada según
la cual los pensionistas irán perdiendo año tras año poder adquisitivo.
En un laxo no demasiado largo de tiempo, cualquier pensión va a verse
sometida a una merma considerable. Los pensionistas sufren de este modo
un cierto expolio. Con la inflación, los ingresos del Estado se
actualizan (se incrementan) de forma automática y lo lógico sería que
las pensiones mantuviesen el mismo recorrido.
Pero es esto precisamente
lo que se modifica con la Ley citada. Hacienda aprovechará esta mayor
recaudación en términos nominales, que proviene del incremento de los
precios, no a mantener el nivel de las pensiones (en euros constantes)
sino a otras finalidades, por ejemplo a bajar los impuestos. Se despoja
así a los jubilados de parte de su pensión (en términos reales) para
destinar esos recursos a otros colectivos.
Aunque en teoría casi todo el mundo reprueba los gastos fiscales y
las exenciones, lo cierto es que en la práctica se recurre a ellos con
toda presteza como la solución más fácil, cada vez que se pretende
incentivar una actividad aun cuando no esté nada clara su eficacia.
Montoro anunció también en el Congreso que piensa propiciar el retraso
en la edad de jubilación concediendo beneficios fiscales. Se supone que
el ministro considera que la medida puede resultar beneficiosa para el
fisco, porque el posible deterioro en la recaudación por los incentivos
fiscales sería más que compensado por el ahorro en el pago de las
pensiones.
El argumento anterior es incompleto y parece mentira que el Gobierno
no sea consciente de que las cuentas cambian radicalmente si estamos en
presencia de un elevado nivel de paro. La prolongación de la vida
laboral tendrá como resultado incrementar el número de parados y por
ende el gasto en seguro de desempleo, a no ser que lo que el Ejecutivo
se proponga sea reducir la cobertura y abandonar una cada vez mayor
proporción de desempleados a su suerte, a la marginación y a la miseria. (...)" (Juan Francisco Martín Seco, República.com, 19/01/17)
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