"En una nota de fin de año, el biógrafo de John Maynard Keynes, el economista Lord Robert Skidelsky (en la foto) escribe: “Seamos
honestos: nadie sabe lo que está sucediendo en la economía mundial en
la actualidad. La recuperación del colapso de 2008 ha sido
inesperadamente lenta. ¿Estamos en el camino a una plena recuperación o
estamos sumidos en un “estancamiento secular?”. ¿La globalización va o viene?
Y continúa: “Los políticos no saben qué hacer. Utilizan las
palancas habituales (e incluso las inusuales) y no pasa nada. La
flexibilización cuantitativa (QE) se suponía que produciría la inflación
“prevista”. No lo hizo. La contracción fiscal debía restablecer la
confianza. No lo hizo“.
Skidelsky echa la culpa de esto al estado de la macroeconomía – nos
recuerda la ahora infame visita de la reina británica Isabel II a la
London School of Economics en medio de la Gran Recesión en 2008, cuando
preguntó a un grupo de eminentes economistas: ¿por qué no la vieron
venir? (Véase mi libro, La Larga Depresión). Le respondieron que ¡no sabían lo qué no sabían!
Skidelsky pasa a considerar varias razones del fracaso de la economía
dominante a la hora de ver venir la crisis o saber qué hacer con ella.
Una de las razones podría ser la concentración de la enseñanza de la
economía en modelos poco realistas y fórmulas matemáticas, en vez de
comprender “la imagen completa”.
Cree que la economía se ha aislado de
“la comprensión común de cómo funcionan o deben funcionar las cosas”. Este análisis sigue al que hizo recientemente Paul Romer, el
nuevo economista jefe del Banco Mundial, que, tras renunciar a la
academia, también criticó el estado actual de la macroeconomía.
La segunda razón de Skidelsky es que la economía dominante entiende
la sociedad como una máquina que puede alcanzar el equilibrio de la
oferta y la demanda a fin de que “las desviaciones de equilibrio son
‘fricciones’, simples ‘baches en el camino’; restringiéndolos, los
resultados son pre-determinados y óptimos“.
Lo que esto no tiene en
cuenta, dice Skidelsky, es que hay seres humanos que operan en un
sistema económico y que no pueden entrar en los cálculos de un modelo de
equilibrio. Las matemáticas se interpone en el camino de la gran imagen
con todos sus impredecibles y cambios humanos.
Lo que no funciona en la
teoría económica, según Skidelsky es su falta de una “educación y
visión amplias”. Los economistas necesitan saber más cosas sobre la
organización social, el comportamiento y la historia del desarrollo
humano, no sólo de modelos y matemáticas.
Si bien los argumentos de Skidelsky tienen más de un punto de razón, en realidad no explican por qué la
teoría económica convencional se ha divorciado de la realidad. No se
trata de un error pedagógico o de una falta de reconocimiento de las
ciencias sociales más generalistas, como la psicología; se trata del
resultado deliberado de la necesidad de evitar la realidad del
capitalismo.
‘La economía política’ comenzó como un análisis de la
naturaleza del capitalismo sobre una base “objetiva” por los grandes
economistas clásicos Adam Smith, David Ricardo, James Mill y otros. Pero
una vez que el capitalismo se convirtió en el modo de producción
dominante en las principales economías y se hizo evidente que el
capitalismo era otra forma de explotación de la mano de obra (esta vez
por el capital), la economía se apresuró a negar la realidad.
En lugar
de ello, la economía convencional se convirtió en una apología del
capitalismo, y el equilibrio general sustituyó a la competencia real; la
utilidad marginal sustituyó a la teoría del valor trabajo; y la Ley de
Say sustituyó a la teoría de las crisis. (...)
El problema de la teoría económica convencional no es (solo) que los
economistas actuales se centran demasiado en las matemáticas y los
modelos económicos – no hay nada inherentemente malo en utilizar
matemáticas y modelos – o que la mayoría de los economistas no tengan
tanta “erudición y talentos múltiples” como los clásicos del pasado.
El
problema es que la economía ya no es “economía política”, un análisis
objetivo de las leyes del movimiento del capitalismo, sino una apología
de todas las “virtudes” del capitalismo. (...)" (El Viejo Topo, 22 enero, 2017, Michael Roberts)
No hay comentarios:
Publicar un comentario