"(...) No se recupera tanto empleo
como se alardea y la mayoría de empleos son precarios, inseguros, de
corto vuelo y salario miserable. Por eso ya hay un 15% de asalariados
pobres. Y en aumento.
Lo cierto es que demasiada gente soporta una vida
difícil. El Instituto Nacional de Empleo (INEM) afirma que hoy hay
3.720.297 personas en paro inscritas en sus listas a la espera de un
trabajo, pero no son todos los parados. Y la Encuesta de Población
Activa (EPA) dice que los desempleados son 4.574.700. Pero esa tampoco
es toda la verdad.
Datos oficiales indican que en España hay 33.385.425
personas en edad laboral, de 16 a 64 años, y personas con empleo, dadas
de alta en la Seguridad Social, son poco más de 17 millones. La
diferencia son 15 millones, que no son parados, pues hay que restar las
personas fuera del mercado laboral por causas diversas.
Estudiantes,
discapacitados con pensiones reducidas, pre-jubilados a los 60 años o
antes… Pero entre todos y algunos más no reducen la resta a cuatro
millones y medio, porque los números de la EPA siguen sin ser ciertos.
La encuesta sobre el paro no cuenta quienes no tenían empleo la semana
anterior a la consulta ni quienes no lo tienen en las dos semanas
siguientes. Ni figura como empleado quien tiene un trabajo que dejará de
tener en una semana. Por otra parte, los asalariados parados que hacen
cursos de formación profesional no cuentan como desempleados.
Ni se
cuentan las personas que han desistido de buscar empleo, tras años de no
encontrarlo. Una situación que no aparece en las encuestas. Las cifras
oficiales de paro en España no responden a la realidad. La gente sin
trabajo remunerado es bastante más que la reconocida, porque la EPA no
lo cuenta todo.
Que economía y mercado laboral no van tan bien como
pretenden lo muestran, por ejemplo, los miles y miles de expedientes de
regulación de empleo (ERE) que han afectado a 1.200.000 trabajadores en
los cinco años de reforma laboral del PP.
El Ministerio de Empleo
informó que de 2012 a 2016 se presentaron 90.000 expedientes de
regulación de empleo. Expedientes que provocaron 236.000 despidos y algo
más de 730.000 suspensiones de contratos. A ese casi millón de
afectados cabe añadir 228.000 trabajadores a los que se les redujo la
jornada y, por tanto, el salario. Curiosa recuperación.
Es esclarecedor que en 2016 el PIB creciera un 3,2%, pero algo más de
3.600 empresas presentaron unos 4.900 ERE, que supusieron 22.200
despidos, 44.000 suspensiones de contrato y unas 7.600 reducciones de
jornada laboral. Más de 70.000 trabajadores afectados, sin contar
despidos puros y duros o contratos de semanas, días e incluso horas.
Que
las cifras económicas oficiales poco o nada tienen que ver con la vida
real de la gente se ve en el sector turístico, por ejemplo. El aumento
de turistas, del que tanto presume el gobierno, no repercute en la
situación real de los trabajadores y trabajadoras. Y sí, han venido más
turistas, que han ocupado más plazas hoteleras, pero ese aumento no se
ha traducido en más empleos ni ha beneficiado a los trabajadores del
sector con mejores salarios.
Pues mientras los turistas aumentan un 20%
desde 2008 y un 9% lo hacen las plazas hoteleras, los empleos del sector
hotelero son casi los mismos de hace ocho años. Solo se ha computado un
ridículo 0,63% de aumento de empleo, según la Encuesta de Coyuntura
Hotelera del Instituto Nacional de Estadística.
El mismo número de
trabajadores para atender a muchos más turistas con los mismos salarios o
menos. Quienes se recuperan son algunas empresas, no la gente
trabajadora. (...)" (Xavier Caño, El Viejo Topo, 22/02/17)
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