13.2.17

La izquierda atónita... mientras el populismo se dispone a zarandear al sistema lo que haga falta. Cousas veredes...

"Desde que cambió el modelo económico a finales de los años setenta, la socialdemocracia anduvo perdida preguntándose cómo conseguir mantener un proyecto político impecable en sus objetivos, pero impotente frente a la creciente desigualdad. 

Necesitaba un cambio. Y para reinventarse dejó de apelar a una clase trabajadora que había quedado fragmentada por el mercado laboral y centró su discurso en la defensa de derechos de distintos colectivos.

Con ello, la socialdemocracia consiguió flotar en la superficie, pero no pudo o no quiso arremeter contra los defectos más profundos del sistema, como el progresivo desequilibrio entre el poder político y el poder económico o la pérdida de espacios de decisión del poder representativo frente a órganos no elegidos, como el BCE.

Quienes esperaron a que la izquierda moderada removiera las esencias del sistema, hoy comprueban, atónitos, que es la derecha populista la que se propone revolucionar el marco de desarrollo económico y político de las últimas décadas. Si la socialdemocracia pecó de falta de acción, el populismo se dispone a zarandear al sistema lo que haga falta. (...)

 No importa si el cambio es el mejor camino para llegar a una solución, porque romper con el statu quo tiene, a ojos de muchos de sus votantes, un valor en sí mismo. 

Si, como muchos auguran, las consecuencias de la política de Trump o del Brexit acaban reforzando los mismos problemas que en su día alimentaron el populismo, habrá líderes que lo interpreten como una señal de que ese proyecto fracasa por inacabado, por falta de radicalidad. Los votantes populistas desencantados se debatirán entre esas opciones más radicales y el regreso a la moderación.

¿Qué podrá ofrecer entonces la socialdemocracia? El populismo, por pura oposición, ha contribuido a dotar de mayor nitidez a un perfil que había quedado desdibujado. Pero diferenciarse no es suficiente. A las tareas pendientes que la socialdemocracia nunca acabó de resolver se añaden otras nuevas, como pensar en cómo atraer a los futuros desencantados, revirtiendo al mismo tiempo los estragos sociales y económicos que deje la fiebre populista."                  (Sandra León, El País, 08/02/17)


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