"(...) Podemos celebrará su segunda asamblea general, un evento que podría
representar un giro importante en la vida de esta formación política que
representa al día de hoy la única izquierda del Viejo Continente en
condiciones de competir de igual a igual con el establishment
neoliberal.
En mi último libro (“La variante populista”, DeriveApprodi,
2016) he señalado en Podemos el ejemplo europeo más importante
(comparándolo con las revoluciones bolivarianas en América Latina y con
el movimiento nacido alrededor de la candidatura de Sanders en los
Estados Unidos) del intento de cabalgar desde la izquierda la ola
populista que se está levantando en todo el mundo como reacción a las
devastaciones sociales, civiles y económicas provocadas por décadas de
régimen neoliberal.(...)
El presupuesto del que parto es que estamos viviendo la fase inicial de un rápido y caótico proceso de des-globalización. (...)
Empecemos diciendo que Podemos es hoy objeto de una violenta campaña de
agresión por parte de los medios de comunicación españoles, parecida a
las que en todos los demás países occidentales se conducen contra la
amenaza “populista”.
Las comillas se imponen porque el término se
utiliza de manera totalmente indiferenciada: populistas son Evo Morales y
Marine Le Pen, Rafael Correa y Grillo, Trump y Podemos. Un
aplastamiento que no es fruto de la incapacidad de análisis político; al
contrario: refleja la nítida polarización formulada hace algunas
semanas por el director del Wall Street Journal, que ha declarado
que, de ahora en adelante, el enfrentamiento no será entre derecha e
izquierda sino entre globalistas y antiglobalistas. (...)
El documento de Iglesias arranca de consideraciones análogas a aquellas planteadas anteriormente referidas a la fase histórica mundial: la globalización está entrando en crisis al son del surgimiento de nuevas resistencias y adversarios políticos (...)
La crisis europea es parte integrante de semejante contexto: los
efectos devastadores del proyecto ordoliberista (la elevación del
Tratado de Maastricht a rango constitucional bajo la hegemonía alemana,
la perdida de la soberanía monetaria con la consiguiente destronamiento
de los gobiernos nacionales despojados del poder decisorio sobre temas
estratégicos; el ataque a los salarios y al estado social; los recortes
generalizados del gasto público; el sistema de los media “blindado” en
apoyo del pensamiento único liberal etc.) generan una resistencia
creciente de los pueblos europeos.
En España el consenso, por mucho
tiempo fundamentado en sectores sociales que aspiraban ser integrados en
la clase media y alternativamente gestionado por democratacristianos y
socialistas, se ha disuelto tras el estallido de la crisis global y
frente a la “cura” que la UE ha impuesto a España y que ha producido
desindustrialización y desocupación.
Así nacieron los movimientos de
masas que reivindicaban democracia y soberanía populares, provocando una
auténtica crisis de régimen. (...)
Iglesias recuerda (y reivindica) el giro que dio el partido al
escoger la alianza electoral con la izquierda radical de Izquierda Unida
y la contraposición frontal al bloque de poder liberal
-socialdemócrata.
Recuerda que tal viraje se maduró tras un cerrado
debate interno, en el que las bases rechazaron la opción (defendida por
Errejón) de un acuerdo con el PSOE, eligiendo al contrario el camino de
una alternativa radical al sistema de poder. Esta línea, que Iglesias se
prepara a defender en la próxima asamblea general, se funda sobre la
hipótesis de que la crisis política y económica no se está encaminando
hacia la normalización, sino, al contrario, que está destinada a
agravarse ulteriormente.
La tarea de Podemos, entonces, no es la de
proponer un plan alternativo de gobierno, sino la de construir un nuevo
proyecto de país, manteniendo sólidamente unido un bloque social formado
por sectores populares y clases medias. Para realizar este proyecto se hace necesaria una reforma de la organización del partido (...)
En suma, si se quiere construir un modelo alternativo de País, el
programa de este partido de nuevo tipo – que tiene que representar un
proyecto compartido por identidades políticas, sociales y territoriales
diversas- debe dar un salto cualitativo que el documento identifica con
objetivos ambiciosos: instituir un control democrático (mediante la
regulación pública y/o nacionalización) de los sectores productivos
estratégicos y en particular de los sectores financieros, de la energía,
de las comunicaciones; reindustrializar el país frente a su reducción a
país prevalentemente turístico impuesto por la UE; comprometerse para
conseguir la soberanía alimentaria; ofrecer apoyo a la pequeña y mediana
empresa, al cooperativismo y a la economía social.
El documento de Errejón
dedica menos espacio al análisis de la fase histórica, en cuanto se
concentra sobre todo en las relaciones de fuerzas entre los partidos, en
las alianzas y en las perspectivas electorales, dando relativamente
poco peso a los factores socioeconómicos. (...)
Para Errejón, Podemos encarna un ciclo de movilización que ha
dicotomizado la sociedad española entre “gente común” y una casta
privilegiada (se trata de la formulación “clásica” del fenómeno
populista según las teorías de Ernesto Laclau).
Por ende su vocación es
la de construir una fuerza política de tipo nuevo (más allá de los
dogmas de la izquierda tradicional) que persiga un cambio de poder en
favor de las mayorías sociales (¡cambio de poder, no ruptura
sistémica!). (...)
Sobre el tema de las alianzas, Errejón es fuertemente crítico frente al
acuerdo electoral con IU (al cual imputa el fallido crecimiento en la
última vuelta electoral), mientras relanza la hipótesis de la alianza
con el PSOE, en menosprecio de la trágica crisis de este partido y al
hecho que las bases habían rechazado (ver documento Iglesias) tal idea.
Por un lado, sostiene que si se hubiera planteado la relación con el
PSOE en modo “laico” (implícita alusión a la hostilidad ideológica de
las bases de izquierda hacia los socialistas) se habrían conseguido
resultados más provechosos que los alcanzados con la línea de oposición
frontal que se emprendió.
Más allá de que esta tesis de por descontada
la posibilidad de obligar al PSOE a adherir a una alianza de
centroizquierda, es evidente que el resultado al que se hace alusión
consiste en la posibilidad de que Podemos logre finalmente convertirse
en fuerza de gobierno.
En este sentido, Errejón reitera su propia convicción de que, a la
fuerza de las élites, no se puede contraponer la izquierda, sino “la
mayoría heterogénea de quienes están abajo”. (...)
Se podría también decir que se encaran dos diferentes concepciones del
concepto de hegemonía: la primera inspirada en la idea de bloque social
de Gramsci, la segunda en la idea de pueblo de Laclau, dos concepciones
que nos remiten a dos modelos diferentes de “socialismo del siglo XXI ”
(no se olvide que tanto Iglesias como Errejón deben su propia formación
política a la experiencia latinoamericana): por una parte el modelo de
la revolución boliviana de Morales y Linera, por otra el modelo de la
Revolución Ciudadana de Rafael Correa (la que, para entendernos, le
gusta más a Grillo: si ganara Errejón, Podemos se asemejaría al Movimento 5 Stelle (M5S) bastante más de cuanto se le parece ahora). (...)" (Carlo Formenti es sociólogo, periodista, escritor y militante de la izquierda radica italiana, el artículo ha sido publicado por la revista MicroMega 1/2017, en Rebelión, 09/02/17)
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