"(...) La primera muestra de cómo el Banco de España tuvo un comportamiento
cuanto menos mejorable, lo demuestra el hecho de que prohibiese a sus
titulados escribir sobre la burbuja inmobiliaria, término que fue
desterrado del lenguaje hablado y escrito, para no alarmar a una
población que participaba de una orgía consentida y favorecida por la
máxima autoridad de supervisión.
Este hecho, que es poco conocido por la
población, denota un estado pseudo policial
dentro de la institución que contrasta con la vehemencia con la que su
gobernador, a la sazón Ordoñez, dictaba lecciones magistrales sobre la
moderación salarial.
La manga ancha con la que el supervisor permitió a las entidades el
sobreendeudamiento, incluso con prácticas fraudulentas como los avales
cruzados solo se puede explicar por una connivencia con el poder
económico y un desprecio absoluto para con los máximos afectados a
posteriori, precisamente los que han sufrido la moderación salarial,
pero también las practicas fraudulentas que ahora están empezando a
salir todas en bloque.
No hay que olvidar que las preferentes, pero
también todos los aspectos de la ley hipotecaria en discusión hoy día,
pasaron el tamiz del supervisor, sin que alertaran en ningún caso de los
elementos más negativos para con el eslabón más débil: los
consumidores. (...)
Todo el mundo sabe que la contabilidad es un código de conveniencia que
puede ser manipulado y maquillado para que incautos inviertan gran parte
de sus ahorros en comprar acciones de una entidad como Bankia, cuyas
cuentas se ha demostrado que estaban trucadas, sin el supervisor lo
detectase, algo que tampoco hizo la CNMV.
Lo más gordo fue que a la
banca se le permitió, diferir la contabilización de la enorme morosidad
que por aquel entonces se sufría en España. Ello contribuía a trufar un
balance insano y convertirlo en uno insano, aprovechando el escaso
conocimiento financiero que tiene la población, pero también para que
muchos de los analistas del mercado, tan ciegos, como indocumentados en
materia contable y financiera, y así engordar la cotización fraudulenta
de Bankia.
Esto da idea en qué manos estamos los consumidores, que
tenemos que fiarnos de las instituciones y de los supuestos expertos en
el mercado bancario, que son incapaces de leer un balance trufado.
Esta flexibilidad para con la morosidad, pero también para la valoración
de activos tóxicos como los suelos sin calificar que eran valorados a
precio desorbitado, han creado una película falsa alrededor de la banca
que ahora va a ser difícil de digerir. Los problemas del Banco Popular,
pero también otros, son reflejo de esta relajación normativa y de un
modelo de rescate bancario que anteponía los derechos dela cúpula, que
la de los consumidores.
Al Banco de España le vendría bien estudiar el modelo de resolución de
crisis bancaria que llevó a cabo Suecia en los años 90. El supervisor
fue implacable con la cúpula bancaria, varios acabaron en prisión, y se
limpió el balance antes de inyectar dinero público.
Aquí seguimos con
los balances trucados llevándose pérdidas hacia el futuro, y encima con
la inestimable ayuda fiscal de los créditos fiscales, calculados de
forma que la banca siempre gana. El miedo a la caída de entidades
grandes encoge el papel del supervisor y les hace ser muy comprensivo y
laxo para que la pelota se pueda llevar siempre hacia adelante. (...)" (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 06/02/17)
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