23.2.17

Trump es un autócrata en potencia... un presidente extremista que utiliza los poderes de la presidencia para autoafirmar su supremacía

"Bruce Ackerman es catedrático de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Yale. Reconocido como uno de los constitucionalistas más importantes en los Estados Unidos, es autor de dieciocho libros, entre los que destacan su serie We The People, en tres volúmenes, un trabajo monumental que reconstruye el desarrollo histórico del constitucionalismo en ese país, (...) 

¿Considera usted a Donald Trump como un presidente populista? Entendamos por populismo una forma de politización extrema en detrimento de estas instituciones.
 
Bueno, yo no quiero usar el término populista, del que se abusa repetidamente. Trump es un autócrata en potencia, y ya en las dos semanas que ha estado en la Presidencia ha incurrido en una serie de acciones que exceden su poder como presidente de los Estados Unidos.

 Pienso específicamente en la manera en que hace tan solo unos días asaltó la legitimidad de un juez federal, quien tuvo la valentía de declarar inconstitucional su orden antimigratoria. 

De modo que este autócrata en potencia es un calco de la estructura que describí en mi libro. Esto es, un presidente extremista que utiliza los poderes de la presidencia para autoafirmar su supremacía. En los próximos cuatro años vamos a tener una lucha cabal e intensa sobre una pregunta crucial: ¿sobrevivirá la Constitución de los Estados Unidos? (...)

Usted defiende, sin embargo, que el recrudecimiento de la presidencia imperial estaría en pugna con el espíritu del republicanismo de los Estados Unidos. ¿Por qué?
 
En primer lugar, hay una diferencia entre la política exterior estadounidense, de la que yo también soy crítico, y la pregunta sobre si la democracia norteamericana realmente responde a la voluntad popular. Si el pueblo norteamericano apoya con su voto políticas que no son las mías, eso implica que yo he perdido en el juego democrático. 

Ahora bien, es completamente distinto si el sistema democrático está siendo amenazado en su interior. Y es esta amenaza la que hoy representa Trump: una voluntad de un autócrata en potencia que busca negar la legitimidad del desacuerdo no solo de instituciones como la justicia, sino también de la prensa y de la mayoría del pueblo norteamericano.

 Esta es una discusión completamente distinta a lo que uno piense que deba ser o no ser la política exterior de los Estados Unidos. (...)

¿Está el poder local en el interior de la estructura federalista en condiciones de prevenir y contener el peligro de la deriva presidencialista? 

El federalismo es un freno, aunque no debería sobreestimarse. Estados Unidos es una república, cuyo corazón es la nación. No era así hace doscientos años, pero todos nosotros participamos de una ciudadanía común. 

Mis hijos pueden vivir a tres mil millas de distancia de mí, y eso no significa nada, puesto que no somos una estructura insular, ni una serie de Estados aislados. Por lo tanto, en Estados Unidos las demostraciones de desacuerdo con el presidente fomentan la libertad y permitirán una movilización de la política progresista en los próximos cuatro años. 

Estoy convencido de que hay una alta probabilidad de que un movimiento progresista se convierta en la base para ganar la presidencia en 2020. Esto es completamente distinto a lo que ocurre en Europa, donde la izquierda, en su mayoría, está desmoralizada. Nosotros no estamos desmoralizados. (...)

Buena parte de la izquierda a escala global sigue sin ideas, haciendo gestos pretéritos que pertenecen a la vieja época del Estado de Bienestar, y sin realizar muchos esfuerzos por construir una visión atractiva para el siglo XXI.

Entonces, ¿contempla la posibilidad de la aparición de un movimiento, una especie de contra-Tea Party, emergiendo en los Estados Unidos?

No es una posibilidad, esto ocurrirá. Vamos a ver alianzas entre mujeres, hispanos, inmigrantes, gente humilde, y otros grupos marginales. Ya si llegamos a ganar o no es otro asunto, pero no hay dudas de que habrá una amplia movilización progresista como respuesta a una notable autoformación autocrática que realmente no tiene precedentes en nuestra historia. (...)"           (Entrevista a Bruce Ackerman, Gerardo Muñoz, CTXT, 15/02/17)

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