"(...) El tráfico de niños a la carta va en aumento. En India, este país de
capitalismo más brutal, construido sobre la supremacía de sexo, raza y
clase, pone en oferta el cuerpo de sus mujeres más desesperadas. Ellas,
afinadas en verdaderas granjas adosadas a las clínicas de fertilidad,
son ofrecidas a los hombres y mujeres ricos de todo el mundo para ser
inseminadas.
Sólo del Reino Unido acuden a la India con éste propósito
unos 12.000 individuos al año, a veces en sólo dos viajes. El negocio
de la mercantilización del cuerpo de la mujer, dejó (en 2014) en la
India unos 690 millones de dólares.
Abundan casos de niños devueltos a las clínicas, o de niños
maltratados por sus “papás y mamás legales”. En 2012, salió el caso de
una pareja australiana que devolvió a una de las gemelas que había
recogida, alegando problemas económicos. ¿Dónde irá a parar esta niña?
¿Continuará su terrible viaje en la ruta de tráfico de niños?
Las leyes de dichos países han regulado las cuestiones como la de
herencia de los niños, hasta la religión que deben profesar, pero no sus
derechos humanos fundamentales como seres humanos vulnerables. (...)
En algunos casos, las madres subrogadas indias seguirán viviendo en
sus propios hogares y en otros, son arrancadas de sus casas para ser
encerradas durante nueve meses en centro vigiladas por los mercaderes de
bebes.
A nadie le importará su sufrimiento al entregar un niño que
llevaba en sus entrañas, ni en la depresión postparto, ni en su
sentimiento de culpa, ni a cómo se enfrentará al rechazo de los vecinos y
familiares.
Las madres suplentes no están utilizando su libertad para hacer con
su cuerpo lo que quieran, como afirman algunas supuestas feministas. Es
exactamente como la venta de un órgano: sólo lo hacen los pobres,
aquellos que la única libertad que se les ha dado el capitalismo ha sido
vender su fuerza de trabajo y su cuerpo.
La campaña internacional de “Stop Surrogacy Now” denuncia que el
cuerpo y la vida de un grupo de mujeres pobres estén al servicio de una
industria que no es menos criminal que la de tráfico de órganos y la de
niños.
Y encima, hay cerca de 170 millones de niños huérfanos en el mundo. (...)
En la mayoría de los países de Oriente Próximo, las clínicas de
fertilidad hacen su agosto. El capitalismo más patriarcal y
desigualitario, con su institución familiar que gira alrededor de los
deseos reproductivos del hombre pone al servicio de las parejas
pudientes con problemas de fertilidad a “Mujeres a la carta”, pero sin
recursos y desesperadas, dispuestas a arriesgar su vida y su salud
física y mental, para sobrevivir, gestando el hijo de otros.
Cuando en 1980 la Universidad Al-Azhar de Egipto–la máxima autoridad
religiosa del sunnismo del Islam-, legitimaba la fecundación en vitro
(aunque siempre dentro de los “límites conyugales”), prohibió todas las
formas de donación de terceros, tanto de esperma y óvulos como de úteros
o embriones, considerándolas adulterio, pues el Corán dice que los
creyentes “custodien sus partes pudendas” (24:30). Por lo que en los países de mayoría sunnita, en teoría, no existen vientres de alquiler.
Sin embargo, el chiismo iraní (que no el árabe) ofrece ésta y otras
formas de inseminación artificial, recurriendo a la poliginia legitimada
por el Libro Sagrado: el hombre que desea tener hijos, puede contratar a
una mujer bajo la figura del matrimonio “Motaa” (de Placer), pagándole
una cantidad determinada para una relación durante un tiempo acordado,
tener hijos con ella y tras repudiarla, llevarse los hijos.
Otra
fórmula legalizada es que un esposo cuya mujer no puede quedarse
embarazada, se case con otra mujer con la fórmula Motaa, para que ella
haga de incubadora del óvulo fertilizado de la esposa principal, con el
esperma del marido en común. Las mujeres viudas o divorciadas sin
recursos son las que están siendo explotadas en este negocio que mueve
al año millones de euros.
Los intermediarios son muy convincentes: ¿Qué
es mejor: vender un riñón para vivir de su renta unos meses, o alquilar y
realquilar tu vientre y ganarte un dinerito? En este maldito mercado
libre, donde la pobreza tiene nombre de mujer, la competencia ha bajado
el precio de llevar durante nueve eternos meses un feto que una vez
niño deberás entregar a unos desconocidos, sin ni siquiera poder
abrazarlo una vez.
La figura del “útero en alquiler” forma parte de las políticas
pronatalistas del gobierno, en un Irán donde la población tiene un
crecimiento negativo. (...)
Bueno, la institución clerical del chiismo no sólo se ha otorgado la
facultad de “innovar” en el Islam sino también puede “congelar” un
edicto coránico, si es “conveniente”.
Así es cómo el “turismo de fertilidad” ha ido en auge en un
país como el Líbano, país de mayoría árabe y sunnita, donde los médicos
chiitas ofrecen estos servicios a las parejas de todos los credos en
Oriente Próximo. (...)
En el estado semi teocrático de Israel, donde Dios manda y mucho, la
orden de “Creced y Multiplicaos”, no se debe cumplir de cualquier
manera.
Los rabinos que aplican la ley halájica, han legalizado la maternidad
subrogada, pero sólo si la madre sustituta no tiene ninguna relación
genética con el feto; han prohibido el uso del semen de un donante, pero
no el óvulo de una donante para ser fertilizado por él.
El mito de las “vírgenes embarazadas” de sus textos
sagrados, ha sido utilizado por las autoridades religiosas para
legitimar la posibilidad de concebir hijos sin un “contacto directo”
entre los implicados: se trata del cuento de aquellas doncellas que
podían ser fecundadas de forma accidental “al bañarse en aguas
previamente fertilizadas por un hombre”, por ejemplo. Una “fertilización
asistida” imposible pero que en tiempos viejos podría servir para
encubrir la “deshonra” de las niñas violadas.
En Israel, como al resto de los países de la región, cerca del 25% de
las parejas no puede tener hijos. La ley autoriza la maternidad
subrogada sólo a las parejas heterosexuales, infértiles, y menores de 50
años. La madre sustituta debe ser soltera, sin hijos, y de la misma
religión que la pareja. Obviamente, si ella no es judía, él bebe tampoco
lo será.
Así es como las parejas mayores, las interreligiosas, los discapacitados, los solteros y las parejas del mismo sexo buscan en extranjero un vientre que alquiler e inseminar." (Nazaním Armanian, Público, 15/02/17)
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