"(...) Ha sido Steve Keen, profesor australiano de quien se dice que fue el que
más se aproximó a los efectos que iba a tener la Gran Recesión y al
momento en el que estallaría, uno de los que más eficazmente ha atizado a
la economía neoclásica (...)
Ha sido Steve Keen, profesor australiano de quien se dice que fue el que
más se aproximó a los efectos que iba a tener la Gran Recesión y al
momento en el que estallaría, uno de los que más eficazmente ha atizado a
la economía neoclásica
(...) los economistas neoclásicos tendrían una responsabilidad directa en la
tormenta económica ya que convirtieron lo que podría haber sido una
crisis financiera y una recesión “del montón” en una crisis mayor del
capitalismo; las creencias y las acciones de los neoclásicos lograron
que la última crisis económica fuese mucho mayor de lo que hubiera sido
sin su intervención.
Steve Keen, que se define a sí mismo como economista poskeynesiano y
sraffiano [seguidor del economista italiano Piero Sraffa] comprometido,
hace asimismo una denuncia de la penetración de la ortodoxia neoclásica
en la docencia (libros de texto, profesorado, cátedras,…), en los
servicios de estudio, programas de investigación, organismos
multilaterales, selección de las materias principales que se estudian en
las facultades de Económicas y Empresariales, medios de comunicación,
etcétera. Esta posición de dominio neoclásico se muestra en los
nombramientos de las jefaturas de estudios de la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económico, Fondo Monetario Internacional, Banco
Mundial, gobernadores de los principales bancos centrales, ministros de
Economía y Hacienda o premios Nobel de Economía.
También analiza Keen si estos economistas han reconocido su fracaso, si
han reflexionado sobre las contorsiones ideológicas (las políticas
monetarias expansivas, las intervenciones permanentes en la banca
privada) hechas para salvarse del descrédito. Nada de nada.
Un ejemplo
de ello es Ben Bernanke, el anterior gobernador de la Reserva Federal,
que ha argumentado que no hay necesidad alguna de revisar la teoría
económica como resultado de la crisis, distinguiendo entre “ciencia
económica”, “ingeniería económica” y “gestión de la crisis”… para
permanecer donde estaba. (...)
La conclusión a la que llega Keen es muy significativa para este debate:
¿por qué a pesar de tantos bienintencionados economistas neoclásicos,
casi todas sus recomendaciones favorecen a los ricos antes que a los
pobres, a los capitalistas antes que a los trabajadores, a los
privilegiados antes que a los desposeídos?.
“Llegué a la conclusión de
que la razón por la que manifestaban estas conductas tan poco
intelectuales, tan ideológicas y en apariencia tan destructivas desde el
punto de vista social no tenía que ver con patologías personales
superficiales, sino que era de naturaleza más profunda: lo que ocurría
es que la forma en que habían sido formados les había inculcado las
pautas de comportamiento de los fanáticos, más que de intelectuales
desapasionados”. (...)
En otro momento habrá que abordar la relación simbiótica entre la revolución conservadora y la economía neoclásica." (Joaquín Estefanía, CTXT, 22/02/17)
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