"(...) El Estado del Bienestar del siglo XX ya no es posible por una serie de
razones concretas. Su origen parte de un compromiso histórico entre
trabajo y capital, tras la Segunda Guerra Mundial, y de un intento de la
clase dominante, de los capitalistas principalmente, de evitar que la
clase trabajadora se inclinara por el socialismo.
Les ofrecieron un
capitalismo de rostro humano, que contenía el Estado del Bienestar y
democracia. En las últimas décadas comprobamos, sin embargo, que ese
matrimonio capitalismo-democracia se ha acabado. El capitalismo ha
cambiado, ya no necesita la democracia. Véase el ejemplo de China o de
sistemas autoritarios como el de Erdogan, Putin, Orbán o Trump. (...)
¿La Unión que tenemos actualmente es menos democrática que la de hace unos años o nunca entendimos realmente cómo funcionaba?
La UE nunca fue un sueño democrático o de una zona libre. Desde sus
inicios, en 1953 cuando Francia y Alemania crearon un mercado común,
junto con los países de Benelux, funcionó como un cártel económico.
La
idea de evitar una guerra entre ellos se deriva de ese acuerdo. Si
tienes un mercado común no te planteas una guerra porque eso lo
paralizaría. Al menos ese era el caso hasta la actualidad. Lo que vemos
ahora es que la UE es aún menos democrática.
No hay más que observar
acontecimientos como la crisis griega y el referéndum del oxi,
en el que un 62% de la población votó en contra de las medidas de
austeridad y, sin embargo, bajo la presión de la Troika, Syriza se vio
obligada a aceptar un tercer memorándum y nuevas medidas de austeridad. (...)
En general, la democracia europea consiste en ir a las urnas cada cuatro
años y eso no es realmente democracia porque la gente no puede
realmente decidir. Pueden decidir si quiere Coca-Cola o Pepsi, si se las
pueden pagar, pero ya no pueden decidir si quieren sanidad pública o
educación pública.
Y cada vez más, especialmente la población de la
periferia, son conscientes de ello, de que Alemania es el vehículo de la
UE y de que hay una clara división entre el centro y la periferia.
Lo interesante es que esto se ha convertido en un bumerán desde la
periferia al centro. Los salarios en Alemania llevan años congelados y
en Francia están implementando una reforma laboral que ya se había hecho
en países como Grecia y España.
El Brexit es una consecuencia
de lo mismo; los británicos ya no ven en Europa la luz al final del
túnel, sino la luz de otro tren que se acerca. (...)" (Entrevista a Srećko Horvat / Filósofo e impulsor de DiEM25, CTXT, 25/03/17)
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