8.3.17

Las grandes formaciones políticas han quedado en manos de subalternos, a cuan más mediocre, que luchan por repartirse lo que va quedando de esta democracia en coma

"Las sociedades modernas se definen por la calidad de sus liderazgos, respondiendo a una función objetiva de sus ciudadanos que, de forma madura y autónoma, tratan de elegir a los mejores candidatos para que les representen.

En este sentido, España, pero también el resto del mundo occidental, ha entrado en una deriva perniciosa, aupando a líderes cada vez de peor calidad, lo que sin duda ha devaluado la calidad de la democracia española. (...)

El espectáculo es digno de una novela negra, si no fuese tan triste, pero no parece que tenga solución a corto y medio plazo. La teoría del mal menor explica, por ejemplo, cómo una persona tan mediocre en lo política e intelectual como Rajoy, vaya a superar todos los registros de permanencia en el gobierno, sin que nadie pueda hacerle sombra. 

Los últimos gobiernos de Aznar encumbraron una era de nepotismo, pelotazos urbanísticos y extracción de fondos públicos que hoy se están juzgando, con la perniciosa defensa de los actuales dirigentes que tratan de esconder el botín, por si tienen que pagar las deudas de los anteriores. (...)

Esta forma de hacer política, al calor de la burbuja inmobiliaria, y de un sistema financiero y empresarial cómplice necesario en el desfalco de las arcas públicas, fue abrazado también en la época de Zapatero (...)

Con ello, la política se gangrenó y provocó el surgimiento de movimientos políticos, como el de Podemos, y que ha dejado a las grandes formaciones políticas en manos de subalternos, a cuan más mediocre, que luchan por repartirse lo que va quedando de esta democracia en coma.

 La profunda crisis política que atraviesa la socialdemocracia en Europa tiene en España un calado aún más peligroso.  (...)

El modelo del socialismo andaluz, como el que ejerce por ejemplo el PP en Galicia, debe ser erradicado de la práctica política en España para poder pasar página de una etapa muy triste. No solo por los casos de corrupción que también se están juzgando, sino porque ha permitido que empresas y trabajadores se aprovechen de una visión ficticia de la realidad que, a la postre, solo beneficiaba a los clanes políticos que sustentaban el poder del PSOE en dicho territorio. (...)"             (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 06/03/17)

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