"Los problemas del Deutsche Bank y el rescate del Banco Monte dei
Paschi de Siena son síntomas de que el sistema bancario europeo sigue
sin haber digerido la crisis; y de su fragilidad frente a los avatares
propios de la financiarización de la banca.
Porque las mediáticas
reformas funcionales no han aportado la estabilidad y la transparencia
necesarias. Los analistas apuntan, en particular, a los bancos
italianos y portugueses que suscitan inquietudes, dado el volumen de sus
préstamos con riesgo de impago y las operaciones financieras opacas de
alto riesgo.
Ciertamente la fragilidad del sistema bancario es una
preocupación en la eurozona, según corroboran analistas críticos, que se
acrecienta con los anuncios del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Esta incertidumbre mantiene alta la predisposición de los gobiernos a
los rescates bancarios a cargo de los contribuyentes para hacer frente
al riesgo sistémico incontrolado.
Es decir, los rescates de los bancos a
cargo de dinero público sigue siendo una práctica gubernamental
ordinaria. Prosigue, pues, la política de socialización de las pérdidas
de los bancos por el temor al contagio sistémico incontrolado por las
autoridades nacionales y europeas
En Italia, el 23 de diciembre de 2016, con una inyección de 21.000
millones de euros el gobierno aprobaba el rescate de la Banca Monte dei
Paschi di Siena para evitar su quiebra dadas las pérdidas ocultadas
durante años por operaciones con derivados. Y este no es un banco
cualquiera sino el tercer banco del país (...)
Hace casi cuatro años, en 2013 los negocios con derivados financieros
del Banco de Siena provocaron un escándalo de grandes proporciones, que
no solo involucró a los ejecutivos sino también a Mario Draghi y al
Deustche Bank por ocultar información y hacer préstamos fraudulentos.
Según fuentes fiables, todo comenzó con la acumulación de riesgos por
parte del Banco Monte dei Paschi di Siena, siguiendo el modelo de los
grandes bancos como Goldman Sachs que logran altas rentabilidades de los
mercados financieros de alto riesgo.
La fuerte especulación en estos
mercados por parte del Monte dei Paschi tuvo la aprobación del entonces
Ministro de Finanzas y luego gobernador del Banco de Italia, Mario
Draghi. Gran parte de esas operaciones de préstamo se gestaron a través
de la banca alemana, principalmente el Deutsche Bank, que le había
ayudado a tapar las pérdidas sufridas con la crisis y la quiebra de
Lehman Brothers en septiembre de 2008.
Pero el tsunami de Lehman Brothers y las pérdidas acumuladas por los
derivados financieros, le obligaron en el 2009 a pedir al gobierno
italiano un rescate de 1.900 millones de euros; y en 2012 logro otro
segundo rescate oficial de 500 millones de euros, acumulando 3.900
millones de euros entre los rescates del Banco de Italia y el “rescate”
de tapadillo por parte del Deutsche Bank.
El gran problema es que el
Monte dei Paschi nunca reveló los 1.500 millones de euros que el
Deutsche Bank le había prestado en 2008, y esa revelación en 2013
provocó una enorme sacudida financiera porque mostraba una vez más la
poca transparencia de la banca europea.
Las pérdidas millonarias de
este banco italiano fueron ocultadas mediante préstamos secretos del
Deutsche Bank alemán y el Nomura Bank japonés, gracias a mecanismos
financieros similares a los que Goldman Sachs ayudó a Grecia durante años a ocultar los déficit fiscales, como he analizado en El casino que nos gobierna. (...)
Minado por todas las operaciones de derivados que ocultaron las pérdidas, según Bloomberg para
2016 Monte dei Paschi había recibido 4.000 millones de euros en
rescates financiados por los contribuyentes, la mayoría de los cuales
los había reembolsado más 8.000 millones de euros aportados por los
inversores desde 2009.
El Monte dei Paschi fue considerado el banco más
débil de Europa en los stress tests o pruebas europeas de resistencia de
julio de 2016 y el Banco Central Europeo le requirió para que limpiara
su balance. La firma debía recaudar 5 billones de euros de fondos
frescos para aumentar su capital a finales de año; y cubrir las pérdidas
generadas por la eliminación de los préstamos incobrables. Pero no lo
consiguió. (...)
Las previsiones de una próxima falta de liquidez pero, sobre todo, los
temores de que la quiebra anunciada desencadenara otras quiebras
bancarias en Italia e incluso una potencial nueva crisis en Europa,
según la prensa internacional, fundamentaron la decisión del gobierno
italiano.
Los bancos italianos están luchando bajo el peso de una
montaña de 360.000 millones de euros de préstamos incobrables, según
Bloomberg, una situación que ha erosionado la rentabilidad y socavado la
confianza de los inversores.
La nacionalización de Monte Paschi podría
ser seguida de rescates para prestamistas como Veneto Banca SpA y Banca
Popolare di Vicenza como parte del paquete gubernamental. Porque está
demostrado que la acumulación de riesgos sistémicos garantiza los
rescates de la banca financiarizada." (Attac España, 02/02/17)
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