"(...) Yendo a la situación internacional, quisiera que nos detengamos
en las elecciones francesas porque estamos a un mes y medio y la derecha
todavía está discutiendo quién va a ser el candidato.
-G.A.:
Así es. Los últimos sondeos muestran que Marine Le Pen, la extrema
derecha, el fascismo, gana votos pero no va más arriba de lo que ya
tiene, tiene un techo que no puede pasar.
De todas maneras es la que
tiene más votos, porque el candidato oficial de la derecha
constitucional está directamente al borde del precipicio y muchos piden
que se caiga porque es impresentable, al escándalo de los 900.000
dólares que le regaló a su mujer y a su hijo de los fondos públicos, se
suma ahora otro escándalo más sobre un préstamo de 50.000 dólares que él
dice que pagó.
No pueden presentar a un tipo así que, sin embargo, se
aferra a su puesto, el problema es que no hay otro que pueda
suplantarlo.
El que lo está haciendo, es uno que venía del
gobierno de Hollande, o sea ligado al gobierno de centro izquierda, pero
que no es ni de centro izquierda ni socialista, que tiene un partido
propio, que era Ministro de Hacienda, un representante del patronato, de
los empresarios.
Macron está creciendo un poco en los sectores de
derecha y de centro derecha porque ofrece un programa por un lado
liberal en las costumbres y en los derechos democráticos y, por otro
lado, totalmente neoliberal, un gobierno de los empresarios, entonces
reúne votos de derecha y de sectores de clase media.
La
izquierda es un desastre, hubo una cosa muy positiva, fue derrotado en
el Partido Socialista el continuismo, la derecha del partido, el
Ministro del interior Valls y ganó las elecciones internas y apareció
como candidato uno de la izquierda que propone un salario de ciudadanía,
un aumento de salarios, con un programa relativamente atractivo para
algunos sectores trabajadores.
Pero la izquierda está dividida
porque Hamon tendría no más de un 20% y Mélenchon, el del grupo que se
llama Francia Insubordinada, tiene otro 15% pero no se unen, entonces
divididos no llegan ni a la segunda vuelta que se dirime entre los más
votados en la primera que será dentro de un mes y medio, y los más
votados serán de derecha, una de extrema derecha y otro de derecha.
Así
que no se sabe concretamente si habrá candidato de izquierda en segunda
vuelta y además, quién va a ir, probablemente sean los dos de derecha, y
qué va a pasar con todos los que no están de acuerdo con eso, si se van
a abstener o si se van a movilizar, hay indicios positivos de
manifestaciones y grandes paros contra la Ley laboral que ahora nadie
defiende, pero no se sabe muy bien qué pasa. (...)
-M.H.: Usted mencionó la candidatura de Hamon del Partido
Socialista y tengo entendido que llegó a un acuerdo con los ecologistas y
la candidata de este último partido renunció para apoyarlo, ¿esto
influye a favor de las posibilidades de la izquierda?
-G.A.:
En efecto, eso le da un poco de apoyo, los ecologistas no pasan del
10%, pero es posible que a último momento la izquierda defina como
candidato a Hamon, es decir, que Mélenchon llegue a un acuerdo y
abandone la pretensión de ser el candidato del espacio porque no tendría
la capacidad de reunir los votos que va a reunir Hamon y que los
pequeños partidos revolucionarios que tienen el 1 o 2% le aumenten otro
tanto.
Eso es posible si se llegara a un acuerdo para una candidatura
única, con un voto crítico. Hay que ver, por ahora las cosas se cocinan
en los comités y no bajo presión popular y esa es mala señal.
-M.H.:
Leyendo la última edición de Le Monde Diplomatique, en un artículo que
se titula “Lejos de las bases” da cuenta de una serie de encuestas, por
ejemplo, dicen que un tema que parece pasado de moda, como las
nacionalizaciones, recibía en el año 2012 una mayoría de opiniones
positivas con un apoyo más marcado de parte de los empleados públicos y
una oposición sensible de las categorías con amplios ingresos.
El mismo
tipo de antagonismos aparecía en temas como las reformas de jubilaciones
de Sarkozy, el aumento del impuesto sobre el valor agregado o las
políticas de reducción de la desigualdad.
Así, contrariamente a las
ideas en boga sobre la desaparición de las viejas divisiones, las
preferencias en materia económica dibujaban una oposición izquierda
derecha en la población francesa que se podía poner en relación con la
estratificación socio profesional.
Esto da cuenta de que hay un amplio sector de la sociedad francesa que rechaza lo que serían políticas neoliberales.
-G.A.: A
esos se dirige Hamon con el apoyo de otros del Partido Socialista, por
eso ganaron. Su propuesta tan rechazada por la burguesía y por los
medios, de salario de ciudadanía, o sea que todos tengan un mínimo de
750 euros trabajen o no, es una propuesta importante para los jóvenes
que no tienen nada, ni perspectivas de trabajar.
Hay esperanzas de
las estatizaciones de algunas empresas fundamentales y de grandes
sectores, y una fuerte defensa del carácter estatizado y centralizado,
por ejemplo, de los ferrocarriles, de Air France que constantemente
intentan fragmentar y privatizar.
Hay una tendencia importante, pero
salvo Hamon y Mélenchon también, no hay gente que ponga el acento en
esas cosas." (Entrevista a Guillermo Almeyra, columnista internacional de La Jornada (México), Mario Hernandez
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