Grafo: La red de poder del primer Gobierno Rajoy. Fuente: realización propia a partir del programa UCINET
"¿Casos aislados o redes de corrupción de alto alcance? (...) Pese a que cada trama se corresponde con una historia distinta, casi
todas ellas se derivan de estructuras gubernamentales que adolecen de
importantes déficits democráticos.
El más importante quizá sea la
formación de los diversos gobiernos como redes de poder para garantizar
la dominación legal, es decir, la que queda legitimada con el ejercicio
del voto.
Un ejemplo idóneo es la red del gobierno formado por Mariano Rajoy en el año 2012, tras haber vencido por mayoría absoluta.
El total de los altos cargos más poderosos de este ejecutivo (ministros,
secretarios de Estado y subsecretarios) asciende a 70 efectivos. No se
trata de una selección azarosa: la mayoría de ellos ya se conocía de
sobra, al haber coincidido, durante un mínimo de un año, en el Partido
Popular, el Parlamento, los gobiernos previos de Aznar, o empresas (los
altos cargos del Ibex35), así como en cargos de carácter burocrático
gracias a la extrema cohesión interna de los cuerpos de funcionarios de
élite como los abogados del Estado, los técnicos comerciales y
economistas del Estado o los inspectores de Hacienda, entre otros. (...)
Este grafo (al que habrá que volver repetidamente, sin querer hacer
ningún mal al lector) es una radiografía del gobierno obtenida a partir
de fuentes oficiales, como el Boletín Oficial del Estado, los
currículums de estos altos cargos publicados en la web de los
ministerios y el Boletín Oficial del Registro Mercantil, entre otras.
Se
trata del momento cero de la formación de un Ejecutivo, es decir, la
estructura relacional de los cargos más importantes una centésima de
segundo antes del comienzo del mandato. Esto demuestra algo obvio: que
nada ocurre por casualidad y que los miembros de un equipo de gobierno
acumulan una óptima cantidad de contactos para ser reclutados, y que los
méritos profesionales se encuentran subordinados a las relaciones
establecidas en centros decisorios clave.
Un ejemplo de que las relaciones son la base organizacional
del gobierno es la conexión entre el ministro de Economía, Luis de
Guindos, y el presidente del Gobierno.
Dicha conexión comunica al
Ejecutivo con los siguientes colectivos en los que el ministro económico
ha participado con mayor o menor dedicación: el banco estadounidense
Lehman Brothers, la aseguradora japonesa Nomura, la auditora
PriceWaterHouseCoopers, la eléctrica Endesa, la distribuidora cotizada
en bolsa Logista, el banco Mare Nostrum, el consejo de Unedisa-El Mundo,
el Instituto de Empresa IE Business School, la escuela universitaria
financiera CUNEF, la opusdeísta Universidad de Navarra, la farmacéutica
Traslational Cancer Drugs Pharma, la financiera AB Asesores Morgan
Stanley (en la que coincidió con el ministro de Agricultura, esposo de
la aristócrata Micaela Domecq y empresario agrario, petrolífero e
inmobiliario Miguel Arias Cañete), así como el cuerpo de los Economistas
del Estado y el Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid.
Este ejemplo arroja dos lecciones obvias a tener en cuenta:
la primera, que De Guindos representa a élites económicas ante las que
tiene el potencial de mediar y, la segunda, que la elección de los
miembros gubernamentales está lejos de ser totalmente libre: al tiempo
que De Guindos es reclutado para el Ejecutivo, los círculos de
procedencia de este se convierten en grupos de poder que influyen en el
gobierno.
De esta manera, las grandes empresas cuentan con un
inmejorable intermediario: la gran institución de origen electoral del
país.
Una red enormemente cohesiva
La red que contiene a los compañeros de Rajoy refleja un
elevado grado de cohesión interna, materializado en múltiples e intensos
lazos entre los actores reclutados. Una característica estructural que
prevalece en la historia de las élites: ya a finales del siglo XIX, el
pensador Gaetano Mosca coligió que una minoría de cien personas puede
gobernar sobre cien mil, puesto que su capacidad de organización es
exponencialmente superior a la de la masa.
En este sentido, la organización social creada por Rajoy no
puede ser mejor, ya que pone en relación a individuos que se conocen
bien y que, además, han convivido en los grupos más poderosos de la
sociedad. Pero en la imagen coloreada destacan zonas en las que las
conexiones son más intensas.
Los nodos en rojo proceden mayoritariamente
del Parlamento, de los gobiernos previos de Aznar y de la dirección del
PP. Se trata de Mariano Rajoy, Ana Mato, Ana Pastor, Cristóbal Montoro,
Jorge Moragas, Álvaro Nadal, Jorge Fernández Díaz y Miguel Arias
Cañete, entre otros.
Este núcleo duro de carácter político favorece la
configuración de un centro, de un corazón organizacional que será el
volante del mando popular durante cuatro años. Este corazón político
cuenta con un aliado imprescindible: una coraza de actores en negro, que
provienen de gobiernos previos del PP y, también, de grandes empresas.
Además del ya mencionado Luis de Guindos, destacan los siguientes servidores públicos:
-- Pedro Morenés, ex ministro de Defensa, hijo de los vizcondes de
Aleson y nieto de los condes del Asalto, indirectamente emparentado
Micaela Domecq, procedente de empresas de astilleros, armas y seguridad
privada, de la presidencia del Círculo de Empresarios y de la dirección
del exclusivísimo Club Puerta de Hierro de Madrid.
-- El ex titular de Exteriores José Manuel García Margallo, inspector de Hacienda, miembro del consejo de administración del Banco Popular (Opus Dei), de la sociedad de inversión conducida por la familia opusdeísta Cotino, Asedes SL., y de Krainem, bufete compartido con el portavoz del Gobierno desde 2016, el noveno Barón de Claret, Íñigo Méndez de Vigo y Montojo.
-- El ex ministro de Educación José Ignacio Wert, dueño de diversas empresas demoscópicas, proveniente de RTVE, del CIS, de una comercializadora de publicidad del Grupo PRISA, de Sofres-Kantar Media, así como de la dirección adjunta del BBVA.
-- El exsecretario de Estado de Defensa, el oligarca industrial y financiero asturiano Pedro Argüelles Salaverría: Banco Alcalá, Boeing España, empresas inmobiliarias, de bebidas, mineras…
-- El subsecretario de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, el abogado del Estado Jaime Pérez Renovales: Banco Santander y Banesto, mano derecha de Ana Patricia Botín.
Esta capa representa la sección denominada “puerta
giratoria”: altos funcionarios que alternan puestos de gestión pública
con las empresas privadas, manteniéndose en todo momento en posiciones
decisivas. La puerta giratoria permite la materialización del
protagonismo del poder financiero, en un período en el que la deuda
pública española soportaba una prima de riesgo que solo se detendría
ante las palabras mágicas del profesor, financiero y ex Goldman Sachs,
el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
Apuestas deportivas
Otras capas de actores cubren esos dos principales motores
del gobierno popular (la política y las finanzas): los de rosa y los de
gris proceden también de grandes empresas, como la abogada del Estado y,
entonces, número tres del Ministerio de Justicia, Marta Silva de
Lapuerta, nieta del ministro franquista Federico Silva, sobrina del
extesorero popular Álvaro Lapuerta y procedente de Sacyr Vallehermoso y
del Real Madrid Club de Fútbol.
Hay también ejecutivos de entidades del juego online, como
el actual ministro de Justicia, Rafael Catalá Polo (nada más y nada
menos que la patronal, Codere, además de la gerencia del madrileño
Hospital Ramón y Cajal), o como el exsubsecretario de Economía y nieto
del falangista Onésimo Redondo, el abogado del Estado y descendiente de
aristócratas Miguel Beltrán Víctor Temboury Redondo (Eurojuego Star,
Bufete Pérez Llorca, Temboury Abogados).
Otros casos de puertas giratorias son la número 4 del
ministerio de Hacienda, la inspectora fiscal Pilar Platero Sanz (Equipo
Económico, la antigua asesoría fiscal “Montoro y Asociados”, además de
Itínere Infraestructuras), y el Alto Comisionado del Gobierno para la
Marca España, el IV Marqués de Valtierra y economista del Estado Carlos
Espinosa de los Monteros y Bernaldo de Quirós (Mercedes Benz, Daymler
Chrysler, Acciona, Inditex, Schindler…).
Esta descripción concluye con una facción en azul, formada
por altos cargos procedentes de la Comunidad de Madrid, gobernada en
aquel momento (2012) por Esperanza Aguirre con una abrumadora mayoría.
La gran cantidad de dirigentes madrileños reclutados refleja la
influencia de la condesa consorte de Bornos y Grande de España en el
gobierno de la nación. Por esta razón, se puede deducir el carácter
sistémico de casos de corrupción incardinados en la comunidad madrileña,
como Gürtel, Púnica o la recientemente iniciada Operación Lezo.
Para reflejar la articulación nacional-regional del poder
cabe recordar que en el 2012 la delegada del gobierno para Madrid era la
ahora presidenta regional Cristina Cifuentes, lo que sugiere un
continuo intercambio entre élites nacionales y autonómicas que se
comprueba, por ejemplo, en el papel del ex consejero de Economía y
Hacienda de Aguirre Antonio Beteta como actual secretario de Estado de
Administraciones Públicas del ministro Cristóbal Montoro.
Lo anteriormente descrito forma un organismo social capaz
de gobernar con los grupos de interés dominantes y de movilizar los
recursos políticos necesarios, constituyéndose como un omnipotente
lobby. Su cohesión interna, junto con la fortaleza y la diversidad de
sus tentáculos empresariales le garantiza una descomunal concentración
de poder, pero debilita la atención hacia quienes no cuentan con más
activo que depositar el voto cada cuatro años.
Nuestro sistema electoral permite que el poder privado, con
la complicidad de una confederación de cuerpos de funcionarios de
élite, adopte las decisiones más relevantes para la ciudadanía. Solo el
limitado Parlamento, los deteriorados sindicatos, determinados partidos
políticos y algunos movimientos sociales pueden generar alguna
preocupación a esta gran red de redes.
Esta dominación legal planificada
y reproducida en el tiempo (sin ir más lejos, en 2016) representa un
caldo de cultivo idóneo para una corrupción de la que solo nos enteramos
por los resquicios del sistema, además de por unos medios de
comunicación cuya valentía es inversamente proporcional a su pasivo
financiero." (Andrés Villena ha publicado ¿Cómo se gobierna España? La estructura de las élites gubernamentales en 2004 y 2012 (Editorial Comares), CTXT, 10/05/17)
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