"(...) el panorama no puede ser más desalentador
por la constatación de tres evidencias que son obviadas y omitidas por
el discurso oficial.
La primera es que el llamado Estado del
Bienestar está diluyéndose en un agujero oscuro. Constituciones, y
compromisos internacionales vigentes sobre Derechos Económicos y
Sociales han quedado en papel mojado.
La segunda es que la soberanía nacional ha
devenido en una entelequia. Las decisiones importantes se toman en
ámbitos y foros fuera del control de los Estados con el consentimiento
de las élites gobernantes y el pánico cerval de algunas izquierdas a
enfrentarse a la globalización.
Y la tercera es la reducción de la
democracia a un ritual electoral sin más consecuencias que el relevo de
políticos en las instituciones para allí desarrollar la política única,
la cual no es otra que la originada en instancias foráneas en íntima
conexión con los intereses dominantes en el interior.
Este lado oscuro de la realidad constituye
el objeto de analistas, foros de debate y trabajos especializados para
minorías inquietas y concienciadas, pero está ausente en la pugna
política en medios y actos públicos. Quién calla otorga…" (Julio Anguita, El Viejo Topo, 06/06/17)
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