15.6.17

En España no estamos en una fase real de recuperación, sino todavía en otra en la que, quitando los efectos exógenos, presentaríamos un crecimiento prácticamente estancado

"El Banco de España se radicaliza.

El supuesto milagro español consiste en beneficiarse más que los demás de factores transitorios, bajada del precio del petróleo, bajos tipos de interés, relajación fiscal para evitar cambios políticos, compras masivas de deuda por parte del BCE.

 Los últimos informes del Banco de España constatan dos argumentos que, curiosamente, coinciden con algunos de los economistas no ortodoxos, y también con las posiciones políticas de aquellos que no forman parte del status quo. 

Por un lado, el Informe anual de 2016 revela algo que es un secreto a voces: gran parte del crecimiento diferencial español se debe a factores exógenos (precio del petróleo, política de compras de deuda del BCE y relajación presupuestaria por parte de la Comisión). 

Es decir, no hay ningún milagro, como tampoco lo hubo en 1996, ni en 2004-2007. El resto del crecimiento viene determinado por el enorme efecto desviación de comercio que supone el flujo añadido de turismo que nos prestan algunos países afectados por atentados terroristas.  (...)

El segundo gran argumento que esgrime el Banco de España es el hecho que los beneficios empresariales siguen creciendo muy por encima de los salarios, aunque realmente no se sepa con fiabilidad en España ni el nivel, ni el incremento de los salarios. 

Esta aseveración, más propia de populismos trasnochados, nos estaría diciendo que la supuesta recuperación o salida de la crisis no es tal, ya que esta desigualdad es propia de episodios recesivos o fases muy tempranas de recuperación. 

A pesar de la cautela con la que deben analizarse estos resultados, ya que provienen de la Central de Balances, una estadística con un cierto sesgo de selección no desdeñable, si corroboran alguna de las percepciones que tenemos los radicales: en España no estamos en una fase real de recuperación, sino todavía en otra en la que, quitando los efectos exógenos, presentaríamos un crecimiento prácticamente estancado. 

Pero además de esto, que es muy serio, la forma de distribución del crecimiento es muy asimétrica, provocando aumentos significativos de la inequidad. Lo más llamativo es que al Banco de España sólo le preocupe que los incrementos del precio del curso no se trasladen a márgenes o a salarios, haciendo suyas las tesis de la Consejera de Empleo del Gobierno Vasco que asegura, sin ruborizarse, que se puede vivir dignamente con 600€/mes.   (...)

 El peso del desempleo estructural, la desmovilización sindical y el carácter autoritario en lo político y en lo económico de las organizaciones patronales, jaleados desde el poder político y mediático, son factores ya estructurales y no coyunturales. 

Esto se deja notar en el reparto de la tarta de la Renta Nacional en el que se constata la pérdida de peso de los salarios y el trasvase de dicha parte a los beneficios empresariales, y en menos grado a los impuestos.

 También alerta el supervisor de un posible problema de competencia que explicaría, en parte, el crecimiento de los beneficios a pesar de que los indicadores de competencia-precio sigan yendo bien, lo que desarmaría la tesis de que el problema de la competitividad son los salarios. Esto también es característico del modelo de acumulación español. 

Las empresas, sobre todo las grandes, controlan los resortes del poder político para evitar intrusismo, y siendo una economía poco tecnificada, con escaso valor añadido, las prácticas colusorias son muy frecuentes, siempre apoyadas por los dos grandes partidos políticos que, a la postre, son los beneficiados en forma de dádivas en Navidad, o con empleos bien regados cuando cesan de sus trabajos a tiempo parcial y en prácticas en el Parlamento. (...)

 Pero donde nunca decepciona el Banco de España es en las recomendaciones para parar lo que ellos consideran nocivo para la economía española, es decir, todo lo que huela a poder de negociación por parte de los trabajadores. Con este parapeto en la recámara en España y el inestimable apoyo de Bruselas, lo que hay que decir a los trabajadores es que la situación actual de indefensión ya es estructural

. Es decir, nunca volverán los días en los que el peso de los salarios gana peso por efecto de la negociación colectiva, antigualla que prácticamente todo el coro político-mediático-empresarial se ha encargado de destruir con el pretexto de la eficiencia.

En suma, el supuesto milagro español consiste en beneficiarse más que los demás de factores transitorios, bajada del precio del petróleo, bajos tipos de interés, relajación fiscal para evitar cambios políticos, compras masivas de deuda, en muchos casos basura, por parte del BCE, cierto grado de oligopolio empresarial y pagar poco y mal a los trabajadores. Sinceramente no sé de qué hay que presumir."                     (Alejandro Inurrieta, Vox Populi, 05/06/17)

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