15.6.17

España es el país que pierde más felicidad en Europa con los años de la crisis. España se ha hecho muy anticapitalista. España es el país de Europa donde más crece la solidaridad. Los españoles son de los ciudadanos europeos más progresistas

"Fue presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y ahora sigue radiografiando la sociedad desde su empresa MyWord. Belén Barreiro publica ahora La sociedad que seremos (Editorial Planeta), un libro en el que describe la nueva sociedad española después de un tiempo convulso como ha sido la crisis.

Barreiro asegura que España ha sufrido un empobrecimiento masivo y que las desigualdades se han agudizado. Acuña cuatro categorías, cuatro tipos de "Españas" como ella las llama que conviven: digitales acomodados, digitales empobrecidos, analógicos acomodados y analógicos empobrecidos. Digitalización y brecha social se entremezclan para explicar qué tipo de sociedad somos. 


Una de las ideas que lanza es que la crisis ha afectado a toda la sociedad, en mayor o menor medida. ¿Cuáles son los tres cambios más significativos de estos años y que nos caracterizan ahora como sociedad?

La crisis produce daños materiales clarísimos, que se ven en los datos económicos de empleo, de salarios, de deterioro de las condiciones laborales, y que se ven también en los estudios de MyWord sobre estilos de vida. Ahí se reflejan daños como que la gente ha tenido que renunciar al ocio, que una cuarta parte ha tenido que cambiar sus hábitos de alimentación, renuncias a tratamientos médicos, poner menos la calefacción en casa...

 A eso se suman unos daños emocionales. España es el país que pierde más felicidad en Europa con los años de la crisis. Junto a eso es un país en el que aumentan las depresiones, particularmente entre las personas en paro, y también crece el número de suicidios. Esa es la parte negativa.

Como en todas las crisis también se generan oportunidades y se introducen cambios positivos. La ciudadanía española se reactiva, se interesa más por los asuntos públicos y se vuelve más solidaria. España es el país de Europa donde más crece la solidaridad. 

En vez de resignarse, las personas deciden que tienen que tomar las riendas de su vida e interesarse más por la política. Como consumidores, deciden que van a aprovechar las oportunidades que dan las nuevas tecnologías para consumir de manera distinta.

¿Hasta qué punto esos cambios son generalizados?

Hay diferencias muy importantes en la reacción entre aquellos empobrecidos pero que son digitales y aquellos analógicos empobrecidos: los primeros tienen la reacción de rearme ciudadano frente a esa España analógica empobrecida que reacciona con miedo y con una cierta parálisis.

 De esa rebelión surgen fenómenos como el de Podemos, que es el del votante rebelde, pero también el del consumidor que se rebela contra las grandes corporaciones y contra la banca, que valora peor las marcas y que muestra intenciones mayores de cambiarse de compañías telefónicas o de seguros. (...)

Se ha hablado de mucho de lo que ha pasado con la clase media estos años. ¿Hay hoy menos clase media que antes de la crisis?

La clase media se ha visto afectada por la crisis, otra cosa es que los más vulnerables hayan sido los más afectados. Desde el punto de vista subjetivo, hay menos clase media, desde la percepción de cómo se considera la gente. España es más parecida a como era en los años 90. (...)

España es uno de los países donde más ha aumentado la desigualdad, pero también donde más ha crecido la solidaridad, hasta el punto de que no ha habido espacio para partidos con fuertes reclamos xenófobos. ¿Por qué?

Sí, la desigualdad ha aumentado más que en otros países y crece en un contexto en el que las injusticias sociales se toleran mal por cómo somos los españoles. En un conjunto de países con niveles distintos de desarrollo, la preocupación de los españoles por este asunto es más de la que le correspondería por su nivel de desigualdad, frente a las ciudadanías de otros países menos sensibilizadas, como en EEUU o Reino Unido. 

Los españoles son de los ciudadanos europeos más progresistas, hay más socialdemócratas. Incluso los ciudadanos de derechas son muy sensibles a la igualdad. Todos estos factores se mezclan para que haya un consenso sobre el modelo de sociedad en el que queremos vivir. Nos duelen las injusticias.

En los estudios en los que se mide la reacción de la ciudadanía a las políticas de austeridad, España aparece entre las más defensoras de sus derechos y contrarias a las políticas de austeridad. Ese es el contexto en el que actúas, seas un partido o seas una marca. Si no se respetan esas señales es cuando aparecen las fisuras y las fracturas.

Entonces, si hay un consenso contra la desigualdad y a favor de medida solidarias, ¿podemos decir que algunas medidas no se toman por falta de voluntad política y no por falta de apoyo ciudadano?

Y eso es lo que crea la desafección. Las políticas de austeridad no recibían apoyo. España era de los países más dispuestos a proteger su Estado de bienestar. ¿Lo saben los políticos? No lo sé. ¿Es posible tomar todas las medidas necesarias para construir una sociedad más justa?

 Algunas serán posibles y otras no, no me meto, pero si actúas yendo en contra del sentir mayoritario en algo como esto, la consecuencia es la desafección. España se ha hecho muy anticapitalista con la crisis. 

Hay mayoría progresista y socialdemócrata, pero el hecho es que sigue gobernando el Partido Popular.

Sí, porque la rebelión ha sido tan relevante como para romper el sistema de partidos, pero no tan relevante como para producir un cambio real en términos de alternativa. El problema no está en que los ciudadanos emitan señales contradictorias, sino en la gestión política que se ha hecho de los resultados electorales porque en las elecciones de 2015 había más votantes que optaron por candidaturas progresistas que por las conservadoras.  (...)"               (Entrevista a la expresidenta del CIS Belén Barreiro, eldiario.es, 10/06/17)

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