"(...) En tan solo unas semanas Corbyn logró recortar una gran
distancia con May. A pesar de la maquinaria propagandística arrojada en
su contra por los medios del establishment.
A pesar de que el terrorismo irrumpió como un actor más en la campaña
electoral para condicionar el voto. A pesar de que Theresa May quiso
beneficiarse del miedo.
La clave de Corbyn ha sido su
defensa de un programa para “la mayoría, no la minoría”, de unas
políticas desligadas de “los billonarios”, en defensa de educación y
sanidad públicas de calidad, en favor de la nacionalización de diversos
servicios, en contra de los recortes: “No somos el partido de los
billonarios, ni de la élite corporativa. Somos el partido de la gente”.
Frente a él, May ha sido la candidata del retroceso en derechos, de la
xenofobia, de los recortes, de la austeridad en favor de las élites, del
miedo como forma de control.
La conservadora
defiende el encarecimiento de la contratación a extranjeros y su
atención sanitaria, habla de la “superioridad de los valores británicos”
con un “hasta aquí hemos llegado”, niega la entrada a refugiados en
situación de necesidad urgente mientras defiende más gasto en Defensa y
en nombre de la “seguridad” aboga por cambiar “las leyes de derechos
humanos”, siguiéndole el juego al terror.
La líder
de los tories representa esa opción que quiere hacernos creer que hay
que sacrificar conquistas sociales mientras opta por matar moscas a
cañonazos a base de invasiones, bombardeos y reparto de armas: una
estrategia que diversos gobernantes han aplicado desde hace años y que
no solo no ha terminado con el terrorismo, sino que ha contribuido, y
mucho, a su propagación. (...)
Hay políticas abocadas directamente al precipicio, en
sentido contrario a la paz y el bien común. Forman parte de una
tendencia que pretende imponerse, como una carrera hacia adelante de
este modelo actual empeñado en mudar de piel para perpetuarse, que no
duda en provocar más dolor antes de asumir que sus políticas no
han funcionado. Capaz de las mayores distopías antes de reconocer que le
toca pasar página.
Reino Unido ha dado una lección a
estos corredores desesperados por recortar más y más. En territorio
inglés y fuera de él surgen voces coherentes, capaces de concretar sus
programas políticos, preparadas para hablar sin ambigüedad y para
defender los intereses de la mayoría, eso tan estigmatizado y
criminalizado en las alturas. Son voces que tienen futuro, como han
dejado claro Bernie Sanders en EEUU, Unidos Podemos y las confluencias
en España o Mélenchon en Francia.
Con sus resultados,
Corbyn ha venido a ratificarlo: es tiempo de hablar claro, de denunciar
el saqueo al servicio de una minoría, de apostar por políticas
valientes que busquen un cambio real y no solo un maquillaje. (...) Hay partido, y el lenguaje del miedo podría tener las patas muy cortas." (Olga Rodríguez , eldiario.es, 09/06/17)
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