"Domingo veraniego en las Ramblas de Barcelona. Entre las terrazas
abarrotadas de turistas y el bullicio habitual se cuela una tonadilla
ajena a esta estampa: “si no cobramos, no rodamos”.
Bajando hacia Colón
un nutrido grupo de “riders”, los ciclorepartidores de comida a
domicilio de las aplicaciones móvil, cruzan esta arteria de la “marca
Barcelona” para denunciar una de las peores formas de precariedad
laboral.
Ese día, 2 de julio, se está llevando adelante el primer parón del sector. Tres horas, las “horas pico” de pedidos, en que los repartidores de Barcelona, Madrid y Valencia se han negado a pedalear. Este fin de semana en Barcelona el paro será total,
ni sábado ni domingo habrá repartidores rodando.
Vienen organizándose
desde hace unas semanas y la respuesta de la empresa a sus
reivindicaciones ha sido despedir a una docena de “cabecillas” y
endurecer aún más sus condiciones laborales.
Denuncian su situación laboral fraudulenta. Son obligados a darse de
alta como autónomos pero trabajan como asalariados. Es la figura del
“falso autónomo”, cada vez más extendida en múltiples sectores. Los
trabajadores ya no lo son, pasan a ser “colaboradores”. Y como tales se
puede prescindir de sus servicios sin ninguna justificación. En sus
retribuciones esta figura tiene un impacto brutal.
Cobran 4 euros por ir a un restaurante, coger un pedido y entregarlo.
A esta cantidad deben restarle el 21% del IVA y el 22% del IRPF, se les
queda pues en 2,28 euros. Pero aún tendrán que hacer muchas entregas
para empezar a cobrar algo, pues con esos poco más de 2 euros deben
pagar la cuota autónomos. Esto quiere decir que un trabajador que acaba
de entrar debe pedalear 24 pedidos sin cobrar, pues le llegaría solo
para pagar los 54,12 euros de la cuota bonificada.
En los 6 meses
siguientes deberá pedalear gratis 58 pedidos (la cuota sube a 134,06),
en los otros 6 serán 82 pedidos sin cobrar (la cuota es de 186,25 euros)
y en adelante 118 (para abonar los 267,04 de cuota).
Pero por si fuera poco Deliveroo ha decidido apretar aún más las
tuercas. Hasta ahora abonaba un mínimo de dos pedidos a la hora, aunque
no entraran. Esto garantizaba un ingreso mínimo de 8 euros brutos (4,56
netos).
Ahora quiere eliminar esa cláusula de los contratos y que solo
se cobre si hay pedidos. Esto hará que muchos repartidores estén a la
espera una, dos o más horas, y si no se le asignan pedidos (porque no
entran, no en su zona o porque la empresa quiere que se vaya) no cobren
ni un euro.
Este modelo de ultraexplotación se extiende paulatinamente por todas
las grandes ciudades. Además de Deliveroo hay otras empresas que
funcionan igual, como Globo, Just Eat o la Nevera Roja. Todas ellas
contribuyen a tirar a la baja los salarios y las condiciones de uno de
los sectores más precarios de la hostelería: la comida rápida a
domicilio.
McDonalds acaba de acordar con Globo externalizar su
servicio de deliveri y Burguer King se plantea deshacerse de sus
repartidores para externalizar este sector con un acuerdo similar.
La líder del sector hasta ahora, Telepizza, no quiere “perder el
tren”. Ya ha ofrecido sus servicios de reparto -en los que los
trabajadores cobran 3,98 euros/hora- a Amazon y SEUR para la entrega de
pequeños paquetes. Pero considera que todavía se puede exprimir más a
sus trabajadores. Para ello acaba de poner en marcha un plan de
franquiciación de tiendas.
Dejarlas en manos de pequeñas y medianas
patronales que garanticen un beneficio estable para la multinacional en
tiempos de dura competencia y donde las representaciones de los
trabajadores que se vienen estableciendo en distintas ciudades
desaparezcan. Si bien el convenio que rige su actividad, el de Deliveri,
es de los peores del Estado, siempre se puede incumplir (en horarios,
pago de horas suplementarias...) y mejor hacerlo sin la molestia
presencia de comités de empresa y secciones sindicales.
Este ataque también está siendo respondido. En una de las ciudades donde se está planteando la franquiciación, Zaragoza, el comité de empresa ha convocado una manifestación unitaria para el próximo lunes.
En ella los delegados de la CGT Telepizza llaman también a participar a
los trabajadores de Deliveroo y otras app y quieren reivindicar también
su demanda histórica, que se les considere trabajadores de la
hostelería y su pase a dicho convenio. De éste fueron segregados en 1994
para inventarse otro nuevo, el de Deliveri, donde se perdieron pluses,
condiciones y salario de forma brutal. Todo con el apoyo de las
federaciones de hostelería de CCOO y UGT.
Esta ofensiva de precarización afecta a otros muchos sectores. Uno de
los más explotados es el de las camareras de piso de los hoteles. Con
la aprobación de la reforma laboral de 2012 se abrió la veda para los
descuelgues de convenio y las externalizaciones masivas. Los hoteleros,
aún siendo uno de los sectores que más han maximizado su volumen de
negocio y beneficios en estos años, decidieron hacer uso de las nuevas
condiciones.
Las camareras de piso, “las que limpian”, fueron externalizadas y
pasadas a empresas multiservicios. En la mayoría de ellas se pasó del
convenio de hostelería, donde cobraban por encima de los 1.000 euros,
al de multiservicios o el Estatuto de los Trabajadores, donde reciben el
SMI, poco más de 600. Las nuevas condiciones implicaron también mayores
abusos, más carga de trabajo, despidos por embarazo y otras lindezas.
En este colectivo comenzaron a gestarse también procesos de organización, como Las Kellys,
que pelean por la prohibición de las externalizaciones y la vuelta al
convenio y condiciones perdidas. Una pelea que la han llevado a las
negociaciones de diversos convenios de hostelería provinciales.
En
Barcelona vienen concentrándose en las puertas de la patronal los días en que CCOO y UGT entra a negociar, exigiéndoles que pongan encima de la mesa la prohibición de estas prácticas. En la pasada manifestación del orgullo LGTBI participaron y realizaron una acción contra uno de los hoteles usuario de estas prácticas -Olivia Plaza-, y el próximo sábado 8 convocan a una concentración en la puerta del Hilton Diagonal Mar.
Estos son solo tres casos testigos de la verdadera cara de la
“recuperación económica” de la que habla el gobierno y los grandes
medios. El descargue de la crisis capitalista sobre la clase trabajadora
ha sido brutal, en forma de desempleo de masas y aumento de la miseria.
El peso de su “recuperación” también nos lo cargan en forma de salarios
de miseria, precariedad y minijobs. El mismo Banco de España reconoce
que si no se contaran los empleos a tiempo parcial forzoso el desempleo escalaría al 30%. (...)
Estos procesos de lucha se vienen organizando mucha veces a través de
plataforma unitarias como fue la Marea Azul de Movistar, las mismas
Kellys, “Riders x Derechos”, el Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes o la plataforma de las trabajadoras de atención domiciliaria de Barcelona,
y cuentan con el apoyo de algunas centrales de la izquierda sindical,
como la CGT, CoBas o la IAC en Catalunya, en las que muchos de estos
trabajadores comienzan a sindicare.
Se trata de conflictos duros que pueden estar marcando una reactivación de la lucha obrera. Son varios los gigantes a derribar." (Santiago Lupe , Izquierda Diario, 06/07/17)
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