"Emmanuel Macron: ¿el salvador de Europa?”. Así titulaba el semanario The Economist en
su portada del 15 de junio, en la que aparece el joven presidente
francés caminando encima de un océano mientras que en el fondo se ve a
la primera ministra británica Theresa May ahogándose. Esta imagen
refleja la macronmanía que ha invadido Bruselas. (...)
“Desde ahora hasta finales de año, organizaremos convenciones
democráticas en todos los países europeos para refundar Europa”,
proclamó este 3 de julio Macron durante su discurso en Versalles, donde
convocó a los diputados de la Asamblea Nacional, elegidos en las
elecciones legislativas de junio.
“Cada país será libre de adherir este
proyecto, pero no es el tiempo de la contención. Debemos recuperar el
impulso inicial del compromiso europeo”, aseguró el presidente francés
durante una intervención en la que defendió la idea de impulsar una
Europa a distintas velocidades, en la que se distinga entre los Estados
de la zona euro y el resto. (...)
El dirigente francés espera que este proyecto incluya sus ambiciosas
propuestas de reforma, como la creación de un presupuesto de la zona
euro y un Parlamento para gestionarlo, y un ministro de Economía
europeo. (...)
Según afirma Macron en su libro Révolution, el presupuesto de
la zona euro “servirá para impulsar la inversión pública en las zonas
más desfavorecidas de Europa y ayudar a los Estados durante los periodos
de crisis”. Se trata de una propuesta en la misma línea que los
eurobonos y el new deal europeo que las formaciones socialdemócratas reivindican hace años ante la negativa del Gobierno alemán. (...)
Para convencer a Merkel, sin embargo, “la única estrategia propuesta por
Macron es aplicar reformas con gran celeridad y luego debatir de igual a
igual con Alemania”, explica el periodista Marc Endeweld, autor de la
biografía L’ambigu monsieur Macron.
Para convertir Francia en
el alumno ejemplar de la Europa de la austeridad, el Ejecutivo francés
aprobará por decreto una nueva reforma laboral el 20 de septiembre. Esta
medida no sólo favorecerá los convenios de empresa en perjuicio de los
colectivos, sino que también promoverá un nuevo modelo de contrato
indefinido más fácil de rescindir. (...)
Además, la austeridad será la regla de oro que regirá el gasto público. Macron ha concedido la cartera de Economía al sarkozista
Bruno Le Maire. Este considera que un déficit inferior al 3% “debe ser
un símbolo de la credibilidad recuperada ante nuestros socios europeos”,
según declaró a mediados de junio en una entrevista en el diario Le Figaro.
El Tribunal de Cuentas reveló el 29 de junio que las finanzas públicas
para 2017 contienen un desfase de 8.000 millones de euros, lo que
situaría las previsiones del déficit en el 3,2%. Esta desviación del
0,4% respecto al objetivo del 2,8% ha sido dramatizada por el Ejecutivo y
este ya ha anunciado medidas de ahorro a partir de este verano. (...)
Aunque los dirigentes alemanes se muestran favorables a la creación
de un Ministerio de Economía y un Parlamento de la zona euro, la
finalidad que otorgan a estas medidas parece en las antípodas de la
voluntad redistributiva de las promesas de Macron.
Para el responsable
de las finanzas alemanas, Wolfgang Schäuble, el presupuesto de la zona
euro serviría como fondo monetario europeo. Es decir, reemplazaría al
FMI como apagafuegos y socorrería las finanzas de los Estados a cambio
de draconianas medidas de austeridad.
Este control de los Estados se vería reforzado por el ministro de
Economía de la zona euro. Para el Ejecutivo alemán, este nuevo cargo
debe sustituir a la Comisión Europea en su tarea de supervisar los
presupuestos de los Estados miembros. “Pero con la gran diferencia de
que sancionará directamente a los Estados que incumplan las reglas, a
diferencia de la Comisión que tiene un margen de apreciación”, explica
Godin.
Según aseguró Schäuble en La Reppublica en mayo, el
Parlamento de la zona euro tendría únicamente “una función consultiva”.
“Como sucedió en 2011, la nueva reforma de la zona euro amenaza con
crear un dispositivo muy preciso respecto al control presupuestario y
ambiguo para la inversión pública”, explica el periodista de Mediapart. (...)
“Los liberales alemanes son más prudentes que los socialdemócratas
respecto a la construcción europea”, reconoce Stark. Este especialista
de las relaciones francoalemanas no cree que el Gobierno alemán acepte
medidas como la creación de un Parlamento de la zona euro: “Los
dirigentes alemanes se muestran reacios a la idea de una Europa a dos
velocidades ya que no quieren alejarse de sus aliados de los países
escandinavos o del este de Europa, como Polonia”.
En el caso de que acepten algunas de estas reformas, exigirán
contrapartidas, como el hecho de que “la presidencia del Banco Central
Europeo recaiga en un alemán, como el presidente del Bundesbank, Jens
Weidmann, a partir de 2019”, afirma Godin.
De esta forma, el Gobierno
alemán se asegurará que la política monetaria europea sea más
beneficiosa para los intereses de los ahorradores alemanes, a diferencia
de la política expansiva del actual jefe de la BCE, el italiano Mario
Draghi.
“Macron quiere gobernar Europa como lo hicieron Mitterrand y Kohl
durante los años ochenta. Pero la gran diferencia ahora es que el
binomio francoalemán ya no se encuentra en una situación de igualdad
como entonces”, advierte Godin.
El potencial de la economía exportadora
alemana contrasta con las dificultades de Francia para respetar las
reglas presupuestarias europeas. Esto ha silenciado la voz francesa en
el seno de una UE lastrada por los desequilibrios entre los Estados del
sur que arrastran unos déficits crónicos y los del norte que acumulan un
excedente presupuestario excesivo que no invierten para relanzar la
economía europea.
Pese a la moda Macron, el joven presidente ya ha sufrido sus primeros
fracasos. Durante el último Eurogrupo del 15 de junio, los dirigentes
franceses recuperaron una propuesta del exministro de Finanzas griego
Yanis Varoufakis y defendieron una reestructuración de la deuda griega,
cuyo pago se haría en función del crecimiento de la economía helena.
Pero los otros ministros de Economía de la zona euro prefirieron guardar
esta idea en un cajón hasta la conclusión del actual plan de rescate en
agosto de 2018. (...)
París acaba además de capitular ante Berlín en una batalla
medioambiental y sanitaria en la UE. El gobierno de Macron ha votado
este martes 4 de julio a favor de la reglamentación, propuesta por la
Comisión Europea, sobre los disruptores endocrinos. (...)
El Elíseo, que se oponía, junto con Dinamarca y Suecia, desde hacía
un año ha dado finalmente su brazo a torcer. Alemania, favorable a una
regulación menos restrictiva para la industria, se ha impuesto.
Joven, enérgico y brillante en sus intervenciones públicas, la
novedad del presidente francés servirá para devolver cierta esperanza al
decadente proyecto europeo. Pero el bombero Macron difícilmente
cambiará los fundamentos de la Europa alemana, cuya lógica neoliberal
eterniza las políticas de austeridad y cultiva los futuros incendios
europeos." (Enric Bonet, CTXT, 05/07/17)
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