26.9.17

Los datos económicos tan positivos de los que Rajoy presume se basan exclusivamente en un retroceso brutal de las condiciones de vida de los españoles

"(...) La realidad económica no ofrece sino un cuadro intenso y generalizado de devaluación salarial y precarización de trabajadores, que ha recaído sobre todo en los más jóvenes, las mujeres, los desempleados mayores de 50 años y los parados de larga duración. Así, los datos económicos tan positivos de los que el Gobierno de Rajoy no deja de presumir se basan exclusivamente en un retroceso brutal de las condiciones de vida de la clase trabajadora, como no se había producido en décadas.

El retroceso experimentado se ha basado en una devaluación salarial que, según determinados sectores y sobre todo para los contratados más precarios, ha alcanzado rebajas salariales con picos del 20-30%. Es decir, una auténtica devaluación salarial de caballo. 

Además, se ha llevado a cabo una implantación extensiva y muy generalizada de la precarización que supone que al menos un 60% de los trabajadores y trabajadoras a tiempo parcial no esté conforme con la jornada laboral que se le ha impuesto y que tiene en muchos casos salarios tan bajos que implican que el 12,6% de los asalariados no llegue ni a percibir el salario mínimo de 707,70 euros al mes brutos. Mientras, por otra parte, se les obliga en muchas ocasiones a realizar horas extras, en lugar de ampliarles la jornada, y, por supuesto, sin recibir retribución alguna por esas jornadas extra.

En general se ha producido un sometimiento duro de los trabajadores a los empresarios, facilitado por las reformas laborales emprendidas por Zapatero en 2010 en primera instancia y continuadas por Rajoy en 2012, que terminó por darle la vuelta de tuerca necesaria para asegurar el incremento del beneficio de los empresarios sobre la base de aumentar la explotación de los trabajadores.

El artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, por ejemplo, permite tras la reforma laboral cambios salariales decretados unilateralmente por el empresario. Además, se han abaratado los costes del despido en torno a un 40% y se han facilitado y ampliado las causas de despido procedentes y la imposición de EREs y ERTEs en las empresas, entre otras muchas medidas antiobreras.

El empleo como factor de pobreza

La realidad salarial es desoladora, un tsunami de temporalidad y devaluación salarial, como lo demuestran todos los datos laborales y económicos. Esta situación está provocando un fenómeno que se caracteriza por un grave incremento de la miseria entre los trabajadores y trabajadoras, que incluso cuando están empleados, un número muy cuantioso de ellos (sobre todo jóvenes, mujeres, inmigrantes y empleados de baja cualificación), se vean incapaces de afrontar los gastos esenciales para su supervivencia.

Esto queda claramente expresado si tenemos en cuenta que la cuantía del salario más frecuente hay que distinguirla del salario medio, que es más bien una “engañifa” estadística. El que más se da entre los trabajadores es de tan solo 16.498,47 euros al año lo que implica en realidad 993 euros mensuales netos al mes por 14 pagas. Por lo tanto, si antes de la crisis ser mileurista era una desdicha ahora es contemplado con admiración por la mayoría de los trabajadores que ni siquiera alcanzan ese salario.
Pero la situación es mucho peor que esto. 

El salario que percibe el 10% de los trabajadores que menos gana (trabajadores a tiempo parcial) es de tan solo 350 euros mensuales, por lo que no les permite ni siquiera cubrir los gastos mensuales de alimentación pese a estar trabajando.  (...)

Si analizamos los datos facilitados por la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la que se facilita información detallada de los gastos familiares comprobamos que con el nivel de salarios existentes resulta imposible pagar los gastos básicos de comida, ropa, energía y vivienda. 

Por lo que solo con dos o más sueldos y la aportación, en muchos casos, de la pensión que puedan recibir abuelos o padres, un inmenso sector de familias trabajadoras pueden salir adelante, y con muchas penurias.  (...)"                  (Juan Carlos Arias , Izquierda diario, 22/09/17)

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