"En 2015 los españoles batimos un récord: trabajamos una media semanal de 3,5 millones de horas extra no remuneradas,
una cifra que sólo superamos en 2008, cuando estalló la crisis y había
dos millones de asalariados más.
Estos datos demuestran que superar la
jornada laboral legal o convencionalmente establecida es ya una realidad
cotidiana y generalizada y que algo tan obvio como que una empresa
pague a un empleado por las horas exactas que trabaja ya es una quimera.
De hecho, más de la mitad del trabajo extraordinario en nuestro país no es remunerado y supone un ahorro para las empresas con el que se podrían crear 156.000 empleos, según Comisiones Obreras (CCOO).
Trabajar más a cambio de nada es una práctica ilegal pero socialmente aceptada cuyo debate llega este martes al Congreso.
(...) hasta ahora, la Inspección de Trabajo
pedía los registros diarios porque, por pura lógica, sólo conociendo
cuál es la jornada de un trabajador se puede discriminar qué horas son
ordinarias y cuáles extraordinarias. Incluso la Audiencia Nacional
estableció en una sentencia de 2015 que "el registro de jornada, que no
de horas extraordinarias, es el requisito constitutivo para controlar
los excesos de jornada" y que el hecho de que no exista "coloca a las
personas trabajadoras en situación de indefensión".
Sin embargo, todo cambió en marzo de este año, cuando el Tribunal Supremo eximió a Bankia de registrar la jornada de sus trabajadores. Esta
doctrina ha llevado a la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social
a dejar de exigir el registro diario de jornada y, por tanto, a
no comprobar el cumplimiento de la normativa.
Por eso el GPS pide al
Gobierno la modificación del artículo 34 del Estatuto de los Trabajadores
incluyendo "la obligación de registro diario con carácter general" y el
cambio en la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social para
que incumplir esta norma sea considerado una infracción grave (que
supone una multa de al menos 600 euros) y no una infracción formal o
documental, como en la actualidad. (...)
Trabajar más tiempo cobrando lo mismo no sólo conlleva consecuencias
negativas para el trabajador (malestar personal, dificultad para
conciliar, aumento del riesgo de sufrir accidentes laborales) sino que,
además, "ahonda en la precarización del mercado laboral y reduce la cotización a la Seguridad Social
porque no se ingresan las cuantías correspondientes a las horas
realmente trabajadas", señala De Frutos.
Del mismo modo, los horarios
racionales retribuidos legalmente no sólo benefician a los trabajadores
sino también a las empresas porque, según el GPS, "incrementan la
productividad en la economía, reducen el absentismo y aportan al
empresario un mecanismo de seguridad jurídica sobre el cumplimiento de
la prestación de servicios de la persona trabajadora". (Público, 16/10/17)
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