25.10.17

La crisis ata a casi un millón de jóvenes más en casa de sus padres. Simón compagina su trabajo en un diario deportivo con otro, los sábados, en una empresa de limpieza, pero no le da para independizarse

"Simón Escudero tiene 26 años, dos trabajos y ni un solo contrato. Licenciado en Periodismo, compagina su trabajo en un diario deportivo de lunes a viernes con otro, los sábados, en una empresa de limpieza: "Es la única manera de llegar a los 1.000 euros al mes, pero no me da para independizarme". 

El caso de Simón describe la realidad de cada vez más jóvenes que, con la crisis, se han visto obligados a volver al nido familiar o a ni siquiera poder abandonarlo. Sólo 3.214.837 jóvenes de entre 18 a 35 años viven independizados de sus familias, lo que supone casi un 23% menos (936.516 personas) que en 2012, según una reciente respuesta del Gobierno al Grupo Parlamentario Socialista (GPS). 

Teresa Madueño, licenciada en Historia, se encuentra en la misma situación. A sus 28 años sigue viviendo con sus padres porque cuando ha intentado alquilar un piso le han pedido una nómina que triplique el precio de la mensualidad. "En mi barrio (Barajas, Madrid) un apartamento de un dormitorio no baja de 700 euros al mes y mis ingresos —cuenta— oscilan entre los 1.200 y los 1.800 euros". 

Y dice "oscilan" porque trabaja por cuenta ajena en una ONG (566 euros netos por 15 horas diarias encadenando contratos por obra y servicio) y de autónoma como intérprete de chino (1.000 euros mensuales a los que debe restar la cuota de autónomos y las declaraciones trimestrales de IVA e IRPF). 

A grandes rasgos y según el INE, los menores de 24 años cobran un media de 1.228 euros al año; los que tienen entre 24 y 29 años llegan a 16.064 y entre los 30 y los 34 años, el salario medio es de 19.597 euros.

Al margen de los sueldos precarios, hay que tener en cuenta que más de la mitad de los trabajadores menores de 30 años, en concreto el 56%, tiene un contrato temporal. Un porcentaje que se eleva hasta el 73% en el caso de los menores de 25 años, según el estudio Análisis de la precariedad en el empleo juvenil, realizado por el sindicato UGT con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). 

De hecho, trabajar sólo esporádicamente y concatenando contratos de corta duración es uno de los factores que, según el primer informe del Observatorio Empresarial contra la Pobreza elaborado por expertos de Ideofactum, el IESE, Fundación Tomillo y Fundación Codespa, pueden provocar riesgo de exclusión y pobreza

El informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN) apunta precisamente que el 37,6% de los jóvenes de entre 16 y 29 años se encuentra en esta situación. La razón: una tasa de paro juvenil que supera el 40% porque casi 600.000 jóvenes menores de 25 años se encuentran en desempleo, cifra que supera los 1,5 millones en el caso de los menores de 35 años.

 Más de 1,5 millones de jóvenes menores de 35 años no tienen trabajo (...)

De hecho, muchos se marcharon fuera de España para evitar esa situación. Lo revela otro dato de la Encuesta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística citada en la respuesta del Gobierno a la pregunta del GPS: en sólo cuatro años, se ha pasado de 10,3 millones de jóvenes censados en 2012 a sólo 8,6 millones en 2016. 

Para el diputado socialista Miguel Ángel Heredia, este escenario es fruto de "la reforma laboral de Rajoy, que castiga especialmente a los jóvenes, así como a las nulas políticas del Gobierno del PP para favorecer el empleo a los jóvenes de nuestro país". 

Ana Villa, 24 años y licenciada en Magisterio, trabaja de educadora en una fundación por 1.050 euros al mes. Es su primer trabajo relacionado directamente con sus estudios y emanciparse aún no entra en sus planes. 

"Estoy cubriendo una baja por maternidad y espero que mi situación se vaya estabilizando pero no tengo garantías de nada", cuenta esta joven, que se plantea irse de casa de sus padres "con amigos o en pareja" pero "con al menos seis meses de alquiler ahorrados de colchón".  (...)"              (Anna Flotats, Público, 24/10/17)

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