"(...) El dinero no es una baraja. Ni los bancos,
prestidigitadores, pero una ojeada a la deuda exterior de España, a esa
cosa tan fría plagada de cifras, hace pensar que aquí también actúa la
magia. En 2011 los bancos españoles debían a los bancos extranjeros
226.000 millones de dólares en préstamos y títulos de deuda.
En
septiembre de este año esa cifra se ha reducido a 93.000 millones. No
eran los únicos, grandes empresas españolas debían a bancos foráneos
496.000 millones en el citado 2011. Desde entonces su deuda se ha
reducido a 175.000 millones. El que paga una deuda, o parte de ella,
descansa, pero el que cobra descansa todavía más.
Pero… ¡Ah, magia
potagia! Los bancos alemanes, franceses, holandeses o británicos
cobraron una parte sustancial de lo que habían prestado aquí, con el
correspondiente interés, pero España debe ahora más de lo que debía.
La
deuda exterior de nuestro país ha aumentado un 12% en los años de Rajoy,
hasta acercarse a los dos billones de euros, mientras que los bancos
han reducido la suya con el extranjero en un 44% y las empresas en un
48%. Puede comprobarse en los datos que publica el Banco de España.
Podemos dar la vuelta y mirar del otro lado. Desde la
posición del que quiere cobrar lo que se le debe. ¿A quién debían los
bancos, y las grandes empresas semejantes cantidades de dinero?
Normalmente a otros bancos, pero de fuera. También a fondos de
inversión, muchos de ellos conectados con esos otros bancos.
El Banco
Internacional de Pagos, una institución pública que se ocupa de la
solvencia y del riesgo de las entidades financieras, tiene muy bien
anotadas esas deudas. Son los bancos alemanes y franceses los
principales acreedores españoles. Y lo eran cuando Rajoy llegó al
Gobierno.
A ellos les deben todavía los bancos, las grandes empresas de
nuestro país y el Estado 173.000 millones de dólares. Supone el 43% de
todas las deudas contraídas por España con bancos extranjeros. Si
sumamos a los bancos holandeses e italianos ese porcentaje sube hasta el
64%.
Desde que llegó al Gobierno el principal compromiso de Rajoy con los
otros gobiernos, especialmente con los de la Unión Europea, ha sido el
de asegurar que España devolvería irremisiblemente lo que los bancos
extranjeros habían prestado. No lo habían hecho de forma altruista, sino
por dos razones más prosaicas: ganar dinero con los préstamos y
conseguir que España les comprase parte de lo que producen sus países. (...)
Pero para los gobiernos de la Unión Europea, la confianza en Rajoy
descansa, entre otras cosas, en la garantía de que los bancos de sus
países cobren lo que les debe España.
Desde meses antes de que llegara al poder, las decisiones tomadas lo han dejado claro:
Septiembre de 2011: en 10 días se tramitó y aprobó una
reforma de la Constitución. En su artículo 135 se estableció que el
pago de la deuda pública, una parte de la cual esperan cobrar los bancos
extranjeros, “gozará de prioridad absoluta”.
PSOE y PP abonaban así el
terreno para que los recortes del gasto social contribuyeran a ese pago
“con prioridad absoluta”. Entonces no hubo banderas en la calle ni en
los balcones en defensa de la soberanía nacional frente a los mercados, o
lo que es lo mismo, a los bancos extranjeros.
Diciembre de 2011: el Banco Central Europeo decidió prestar
a los bancos de la eurozona una cantidad inmensa de dinero, 500.000
millones de euros, más que nunca, y a devolver a largo plazo. El BCE
exige siempre a cambio garantías, por ejemplo deuda pública, o préstamos
de los más seguros. En este caso aceptaba como aval incluso préstamos a
las pymes.
Los bancos españoles debían devolver entonces 140.000
millones de euros en poco tiempo, gran parte a otras entidades
extranjeras. Así podrían hacerlo. Los acreedores cobrarían. El
procedimiento era sencillo: tomaban dinero prestado del BCE y parte de
ello lo entregaban a los bancos, por ejemplo alemanes o franceses, para
saldar deudas.
Febrero de 2012: el Banco Central Europeo volvió a la carga
para facilitar que los bancos acreedores, extranjeros en el caso de
España, recuperasen parte de las deudas de otros países. Como ya había
anunciado, puso a disposición de la banca otros 500.000 millones de
euros.
De todo el dinero prestado por este procedimiento por el
BCE al conjunto de los bancos de la eurozona en 2012, los bancos
españoles tomaron el 35%. Una cantidad desproporcionada, si se tiene en
cuenta que la economía española representa el 11% de la zona euro. Para
los bancos extranjeros, preocupados por recuperar lo que España les
debía fue un alivio. En esos 12 meses recuperaron cerca de 170.000
millones de euros de la deuda española, cifra próxima a la que las
entidades financieras de nuestro país habían sacado a préstamo del BCE.
De esa astronómica cantidad de dinero, los bancos alemanes
cobraron el 28%, los franceses el 20% y los holandeses el 11%. Entre las
entidades financieras de esos tres países sumaron casi el 60% de los
170.000 millones.
Esto se produjo en el momento en que tanto los bancos como
las empresas españolas pasaban por su situación más crítica. Recordemos,
fue el año en que se nacionalizó Bankia, España pidió para su banca el
rescate de la eurozona por un límite de 100.000 millones y se rebasaba
por primera vez la cifra de seis millones de parados.
Marzo de 2015: El Banco Central Europeo decide actuar de
nuevo. La deuda se estaba devolviendo a los bancos extranjeros, pero a
mucho menor ritmo que en 2012, y Mario Draghi apostó por volver a
prestar a los bancos cantidades ingentes.
Anunció que compraría a las
entidades deuda pública, y también privada, a razón de 60.000 millones
de euros cada mes, al menos hasta 2016. De hecho, todavía sigue. El
efecto se notó rápido, por el mismo mecanismo que antes, los bancos
acreedores extranjeros recuperaron ese año 106.000 millones de euros que
les debía España. Fueron esta vez sobre todo entidades británicas,
alemanas y francesas.
Recientemente el Banco Central Europeo ha anunciado que
poco a poco irá retirando parte de estos estímulos por los que las
entidades pueden captar tales sumas de dinero. No es de extrañar, entre
otras cosas, porque los bancos acreedores han cobrado ya una parte
importante de lo que les debían los otros bancos.
¿Quiénes fueron los más beneficiados por la máquina de
fabricar billetes del BCE, los países, como España que devolvieron sus
deudas o los bancos alemanes, franceses y demás que recuperaron sus
préstamos?
La deuda con los bancos extranjeros todavía es enorme, pero
se ha reducido considerablemente, especialmente con los alemanes. Pero,
lo decíamos al principio, la deuda de los bancos y de las empresas
españolas con el exterior ha disminuido con fuerza. Sus acreedores, si
temían no poder cobrar, respiran ahora más tranquilos, aunque aún
esperan recuperar el resto.
La España de Rajoy se ha convertido en un
país fiable, como le gusta decir al presidente, especialmente para sus
acreedores. Pero la deuda española, sin embargo, lejos de disminuir, ha
aumentado un 12%. Lo que los bancos deben al BCE se ha multiplicado por
tres y lo que el Estado debe al exterior se ha multiplicado por dos. La
magia bancaria ha vuelto a demostrar que lo que desaparece de un
bolsillo aparece en otro." (Emilio de la Peña, CTXT, 22/11/17)
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