31.1.18

No es la religión, estúpido. Sunníes y chiíes, la utilidad de un conflicto...

"La tesis de este libro que acaba de publicar Akal con presentación de Pascual Serrano es que, contra lo que intenta hacernos creer el aparato de propaganda de los medios de comunicación dominantes, la violencia que aqueja en estos momentos al mundo musulmán no es un corolario de la vieja división de éste entre sunitas y chiitas, sino que su causa hay que buscarla en Occidente, que trata de imponer su hegemonía en una región de enorme importancia económica y estratégica y utiliza como instrumento táctico la citada división. Las pruebas de esto son abrumadoras y se detallan a lo largo de la obra.(...)

 Arabia Saudí representa una ignominiosa combinación de fanatismo musulmán y servilismo a los intereses occidentales y sionistas, que la utilizan como peón contra Irán, al igual que hicieron con Sadam Husein.

 La caída de éste fue un grave error de Bush Jr., que puso Iraq en la órbita de Irán. En Bahréin, archipiélago estratégicamente situado en el Golfo Pérsico, una mayoría chiita es explotada por una minoría integrista sunita próxima a Arabia Saudí y los Estados Unidos, que tienen aquí una importante base.

 Yemen, con su sociedad tradicionalmente abierta e inclusiva, es en la actualidad un escenario de guerra entre los hutíes (chiitas) y Arabia Saudí-Occidente, coalición cuyas atrocidades extremas no alcanzan los titulares de los diarios. El resultado final del conflicto es incierto a día de hoy. Siria sólo conoció tras la dominación otomana un calvario que va del colonialismo al panarabismo dictatorial y represor de las minorías, aunque éste se suaviza algo con la llegada al poder de Hafiz al Asad en 1970. 

En medio de una profunda crisis económica, el nombramiento de Robert Ford como embajador en Damasco en 2011 selló el destino del país, que se hundió pronto en una cruenta y destructiva guerra civil con amplia intervención internacional. Las autoras analizan en detalle los complejos intereses enfrentados en ella. 

El nacimiento y consolidación del autodenominado Estado Islámico resulta ser una de las operaciones clave para la desestabilización de la región y la implementación en ella de los intereses imperiales y sionistas. Los mercenarios fanatizados que se reclutan, arman y entrenan en países aliados de los Estados Unidos se deslizan luego por las porosas fronteras de Siria con Turquía, Iraq y Jordania para convertirse en la pieza esencial en la guerra civil que asuela el país. 

En este grave contexto, al Asad se apunta un buen tanto al conceder la autonomía a los kurdos de Rojava, lo cual pone contra las cuerdas a Erdogan. Después, con la ayuda rusa e iraní demuestra que es capaz de ganar la guerra y desafiar los intereses norteamericanos en la región. 

De nada sirvió el abundante y sofisticado armamento proporcionado por Occidente (vía monarquías del Golfo) a todos los rebeldes, ni la manipulación a la baja de los precios del petróleo por parte de Arabia Saudí para debilitar a Rusia e Irán, ni inundar Europa de refugiados para forzar su intervención y el derrocamiento de al Asad, proclamado culpable único de tantas desgracias. 

A lo largo de este proceso, la religión se comprueba siempre que es simplemente un instrumento, fundamental eso sí, en las luchas por el dominio estratégico y el control de los recursos.

Como señalan Nazanín Armanian y Martha Zein en la introducción, Oriente Medio era hasta las décadas finales del siglo XX un lugar donde diversas fes religiosas coexistían pacíficamente, de forma que los conflictos entre ellas eran la excepción. 

A este paisaje sucede otro, descrito en detalle en el libro, en el que estremece la violencia extrema del imperio, pero sobre todo su capacidad para fomentar disensiones entre los musulmanes y hacerse con estrambóticos aliados entre ellos, llámense Arabia Saudí, Al Qaeda o Daesh. 

Como hemos visto, es solamente la apuesta de Occidente por inestabilizar la zona para saquearla más fácilmente lo que ha creado la situación actual. Copioso de información de enorme interés, que las autoras, profundas conocedoras de los temas tratados, saben presentar de forma ágil y atractiva, No es la religión, estúpido nos pone de bruces ante la lógica criminal del imperio, su camaleonismo y la urgente necesidad de fraguar alianzas para contener sus desmanes."        (Jesús Aller , Rebelión, 30/01/18)

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