"(...) Y en ese campo de la prospectiva podríamos encuadrar el libro “Vivement, aprés demain” (Pronto, pasado mañana) publicado en otoño de 2016, cuyo contenido ratificaba íntegramente su autor, el francés Jacques Attali (...)
En el referido libro, después de una breve historia de las variables
del futuro, Attali renueva por completo su visión sobre los próximos
quince años (2016-2030), a la luz del nuevo conocimiento acumulado en
todos los campos, científico, demográfico, ideológico, geopolítico,
artístico.
Después de interrogarse en miles de lugares sobre las débiles
señales que preparan el futuro con sus amenazas y sus promesas para el
mundo.
Entre las amenazas que nos acechan, según esta investigación
documentada, encontramos la crisis del sistema económico y financiero
mundializado, cuyo punto de partida es claro.
“En ausencia de un
estado de derecho planetario, y sin actor central capaz de compensar
las insuficiencias del mercado, solamente se puede contar con la acción
de los bancos centrales para compensar sus insuficiencias. En tal
situación de desequilibrio, de la que todos los datos precedentes (que se acumulan en el citado texto) confirman su inevitabilidad, un pequeño choque podría provocar un gran catástrofe”
Del referido libro, reproducimos únicamente aquí unas líneas
traducidas – apoyadas en fuentes que omitimos – sobre lo que denomina seis detonadores de una crisis económica y financiera mundial;
y que creemos que merecen la atención de los lectores de este blog.
Más
precisamente, se describen seis chispazos que podrían prender fuego a
la pólvora para una crisis global:
1. En China, las burbujas de endeudamiento del sector
inmobiliario, las grandes empresas públicas y entidades financieras no
reguladas pueden explotar, arrastrando un crac brutal en las Bolsas
chinas y una crisis del cambio mundial en razón de un a fuerte
devaluación del yuan, en combinación con una revolución de palacio.
En
el peor de los casos, China cerrará sus fronteras y desencadenará una
ola de proteccionismo; la producción industrial se hundirá, provocando
una caída del precio de las materias primas y arrastrando a continuación
toda la economía mundial a la crisis.
2. Una crisis por la exacerbación del proteccionismo. Al
enfrentarse a la competencia y a la recesión, un creciente número de
países, y en primer lugar los Estados Unidos, se encerrarán en el
proteccionismo y el soberanismo.
En particular, la Unión Europea o los
EEUU podrían ser tentados a encerrarse más aún, dado el miedo a verse
sumergidos por una ola incontrolable de importaciones provenientes de Asia, o de
migrantes de México, de Oriente Medio o del Sahel.
Eso supondrá, si eso
se convierte en algo muy significativo, una crisis mayor del comercio
internacional y un hundimiento de la economía mundial.
3. Una crisis europea podría también desencadenarse por
un hundimiento del sistema bancario italiano o alemán, o por la decisión
de un país de la eurozona, tras un referéndum, de volver a una moneda
nacional, arrastrando una fuga de ahorradores fuera de ese país.
Aun
así, la crisis no quedaría limitada a Europa y se convertiría
rápidamente en planetaria. Eso podría venir muy rápidamente de Italia.
4. El estallido de la burbuja gigante de las deudas de
los Estados puede ser provocado las liquideces cuasi gratuitas e
inyectadas masivamente por los bancos centrales. En todo caso, ese nivel
de endeudamiento ya no es sostenible. Eso se traducirá en un alza
espectacular de los tipos de interés y del nivel general de los precios.
El riesgo es particularmente elevado en Japón, por razón de una
monetarización ya muy avanzada y por la perspectiva de un déficit de la
balanza estructural de pagos de aquí a cinco años, debida a la subida
del número de jubilados de la población (que tienen que gastar sus
ahorros para vivir); una crisis japonesa podría provocar un devaluación
muy fuerte del yen, después afectar por contagio en el mundo entero a
toda clase de activos gubernamentales y llevar a una avalancha hacia el
efectivo y el oro, seguido de un hundimiento de la economía mundial.
5. Una crisis financiera en los Estados Unidos,
acelerada por la desregulación decidida por Donald Trump, podría
desencadenarse por el hundimiento de un actor principal del shadow banking ,
que hubiera invertido en empresas industriales, estadounidenses o no,
demasiado especulativas, llevando a un derrumbamiento del sistema
financiero estadounidense y a una crisis mundial de una amplitud
inigualada.
6. Una crisis ligada al precio del petróleo podría ser
desencadenada por un bloqueo del estrecho de Ormuz o el de Malaca, por
acciones terroristas, campañas de piratería, o una acción estatal, que
haría subir el precio del petróleo de modo duradero más allá de los cien
dólares el barril, además con consecuencias devastadoras sobre la
economía mundial.
Nadie puede decir cuál sería el coste de una crisis global, cada
vez más probable, desencadenada por un u otra de esas seis chispas.
Es
en cualquier caso verosímil que se traduciría en un decenio, al menos,
de recesión y de deflación. Una gran parte de la población mundial
vería estancarse o bajar su nivel de vida; en particular, la bajada de
nivel de vida de las clases medias tendría consecuencias políticas y
militares devastadoras: la democracia no resistiría.”
En el referido libro, tremendamente cartesiano, el autor llega a
conclusiones radicalmente nuevas y sorprendentes sobre lo que nos espera
y especialmente sobre lo que podemos hacer.
Porque, aunque se acumulan
muchos nubarrones en el horizonte, como el que hemos transcrito, no
faltan los medios para construir el mejor de los mundos posibles, para
el desarrollo de las personas, evitando que la dimensiones de la ira y
de la furia, que documenta y analiza en el libro, se transformen en
violencia global, escapando así de amenazas climáticas, del terrorismo y
del suicidio tecnológico.
Siempre que comprendamos, como apunta el
autor, que la mejor manera de lograr eso, de ser feliz en un mundo
sereno, consiste en ayudar a los demás a ser uno mismo, a reemplazar el
egoísmo suicida por el altruismo lúcido. Y podamos alcanzar un futuro
que es pasado mañana." (Juan Hernández Vigueras, Attac España, 23/12/17)
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