"China "no quiere una guerra comercial" pero no se quedará indiferente
frente a las amenazas estadounidenses contra sus exportaciones,
advirtió Pekín este domingo, después de que Donald Trump anunciara
medidas proteccionistas esta semana.
El presidente estadounidense
causó indignación en el exterior al anunciar fuertes aranceles a las
importaciones estadounidenses de acero y aluminio y luego amenazando con
imponer "tasas recíprocas" a los socios comerciales de Estados Unidos
que decidan responder con medidas similares.
El domingo, Pekín amenazó abiertamente con tomar medidas de represalia, por primera vez desde el anuncio de Trump. (...)
China es, de lejos, el principal fabricante mundial de acero y de
aluminio pero sólo exporta una ínfima parte de su producción a Estados
Unidos. Así, sólo se vería afectado marginalmente por las nuevas tasas.
Y
mientras Washington encadena las investigaciones y los derechos
antidumping contra China en numerosos sectores, desde las lavadoras de
ropa hasta los paneles solares, Zhang mostró su preocupación ante una
tendencia incontrolable.
"Es crucial para todos percibir clara y
objetivamente las intenciones estratégicas de la otra parte. Las
decisiones fundadas en errores de juicio o en hipótesis erróneas [...]
pueden tener consecuencias que ninguno de los dos países desea",
insistió.
'Medidas necesarias'
Pekín advirtió en
varias ocasiones en los últimos meses que tomaría las "medidas
necesarias" para defender a sus empresas frente a los abusos de las
"decisiones proteccionistas" de Washington.
Las autoridades
chinas abrieron una investigación antidumping sobre el sorgo
estadounidense, un tipo de cereal, y no descartan apuntar contra las
exportaciones masivas de soja de Estados Unidos.
Liu He,
consejero del presidente chino, Xi Jinping, visitó Washington esta
semana para tratar de encarrilar las relaciones económicas entre ambas
potencias.
Pero los anuncios de Trump llegaron durante esta visita, como un desaire para el régimen comunista. (...)
El aluminio y el acero sólo constituyen una pequeña parte (en torno
al 1% el año pasado, según las aduanas chinas) de las exportaciones del
gigante asiático a Estados Unidos.
Presionado por los
occidentales, Pekín se puso manos a la obra para reducir drásticamente
sus capacidades siderúrgicas. Y, pese a una producción local al alza,
las exportaciones chinas de acero cayeron un 30,5% el año pasado.
En
cambio, los productores de acero canadienses, brasileños, mexicanos,
surcoreanos y turcos dependen fuertemente del mercado estadounidense,
que resulta vital para ellos.
En ese contexto, las primeras
reacciones chinas frente al anuncio de Trump parecieron mucho más
moderadas que las firmes condenas de Europa o Canadá.
Pekín se
limitó a instar a Estados Unidos, el viernes, a "frenar su recurso a
intrumentos proteccionistas". El ministro de Relaciones Exteriores, Wang
Yi, consideró el sábado que los impuestos sobre el acero y el aluminio
en aras de la "seguridad nacional" carecen de "fundamento"." (Rebelión, 05/03/18)
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