"El mapa de la Italia que ha votado pinta sobre todo dos fenómenos: miedo y pobreza.
(...) El enraizamiento liguista en el Norte ha interpretado la defensa de
un bienestar en peligro, la demanda de menos impuestos, el egoísmo local
y nacional. El Sur 'relegado' por la política y por la economía,
abandonado por la nueva emigración, marcado por la degradación social y
los poderes criminales, toma el rumbo de una protesta que reclama un
nuevo poder.
La operación de Matteo Salvini de construir un 'Frente
Nacional' a lo Le Pen ha encontrado en estas diferencias regionales su
límite principal.
Detrás de esto hay diez años de crisis económica
y social del país. La renta per cápita en Italia ha descendido a los
niveles de hace veinte años; detrás de esta media hay un auténtico y
absoluto desplome – del 30% aproximadamente – de los ingresos del 25%
más pobre de los italianos, los que viven en el Sur o en las periferias
en declive del Centro-Norte.
Veinte años de estancamiento y declive
quiere decir una generación con expectativas de ingresos, de trabajo y
de vida cada vez peores. El empobrecimiento se ha convertido en una
realidad para una parte muy amplia de los italianos. El voto a los Cinco
Estrellas refleja la pobreza del Sur – y se entiende bien el aliciente
de su demanda de renta mínima.
El voto de la Liga expresa el temor a
empobrecerse del Norte. Sólo en los centros de las ciudades máyores,
donde viven los más ricos, los más instruidos, y la economía va mejor,
el voto toma rumbos distintos, hacia Forza Italia y el PD.
La
pobreza se acopla al miedo: a estar peor, a tener al lado a inmigrantes y
demás pobres con los que se tiene que competir por trabajos menos
cualificados y servicios públicos más escasos. En estas elecciones el
miedo que más se ha agitado ha sido el de los inmigrantes: los que
desembarcan en Lampedusa, l a acogida imposible, las tragedias de
Macerata [en la región de las Marcas, escenario de recientes disturbios
racistas].
Salvini ha hecho de ello su bandera más peligrosa, Los Cinco
Estrellas expresan la misma hostilidad: los salvamentos de las ONG,
vistas como 'taxis del mar', la negativa a reconocer la ciudadanía a las
segundas generaciones.
Miedo y pobreza, en este extraño
entrelazamiento, se han convertido en las fuerzas que dibujan la
politica italiana. El miedo que se afirma como ideología de la Liga; la
pobreza como condición del éxito del de los Cinco Estrellas. En lugar de
izquierda y derecha, la política del miedo (también el de estar peor) y
el lamento de los empobrecidos, de los excluidos de la 'casta'.
La tragedia de la izquierda es que desigualdad, seguridad social y
solidaridad han sido sus emblemas durante doscientos años. Poco a poco
desaparecidas en la pérdida de identidad colectiva, en prácticas
políticas cada vez menos cautivadoras, en políticas de gobierno cada vez
más en contraposición a esos valores. (...)" (Mario Pianta
, profesor de Economía Política en la Universidad de Urbino,
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