"(...) Avancemos hasta 2018. El Ayuntamiento de Barcelona aprueba un nuevo
Reglamento de Participación, donde se regulan las consultas ciudadanas a
través del recién creado portal digital Decidim Barcelona.
Como sucede a
nivel autonómico, estas consultas tienen importantes limitaciones,
señaladas en la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local (LRBRL).
Principalmente, la restricción de los temas sobre los que se puede
consultar a la ciudadanía y el carácter no vinculante del resultado.
Aún
con estas limitaciones, las consultas ciudadanas municipales han
cobrado importancia en ciudades como Madrid, gracias al compromiso
informal de algunos grupos políticos de acatar el resultado de las
mismas. El mismo compromiso se pretendía llevar a cabo en Barcelona, con
varios grupos políticos dispuestos a trasladar a las votaciones del
Pleno el parecer ciudadano manifestado en las consultas.
Nada más aprobarse este Reglamento de Participación, un
conglomerado de grandes empresas, entre las que se encuentra Agbar,
decidieron recurrirlo judicialmente para dejarlo sin efecto.
Curiosamente, la primera prueba del Reglamento consistiría en una
multiconsulta donde se tratarían temas como la remunicipalización del
agua, con un detalle importante: esta consulta no es iniciativa de un
partido, sino el resultado de la movilización de diversas plataformas
que han recogido las firmas suficientes para ponerla en marcha.
Y así llegamos al 10 de abril, día en el que se somete al Pleno la celebración de esta multiconsulta con dos temas estrella: el tranvía de la Diagonal y la remunicipalización del agua; con un importante sustrato: comenzar a poner en práctica la apuesta participativa y generar la cultura necesaria para que se mantenga y crezca.
Y así llegamos al 10 de abril, día en el que se somete al Pleno la celebración de esta multiconsulta con dos temas estrella: el tranvía de la Diagonal y la remunicipalización del agua; con un importante sustrato: comenzar a poner en práctica la apuesta participativa y generar la cultura necesaria para que se mantenga y crezca.
Especialmente en lo referente a la remunicipalización del agua, la
batalla se jugaba (se juega) en dos dimensiones, la propia del servicio
de gestión del agua y la batalla que los lobbyshan abierto contra el Reglamento de Participación, con una pata en los tribunales y otra política, en la calle.
Sorprendentemente, el Pleno acabó rechazando la
celebración de la multiconsulta; especialmente llamativo resultó el voto
en contra de la CUP para la celebración de la votación sobre la
remunicipalización del agua.
¿Cómo es posible que un partido que
persigue esta remunicipalización vote en contra de que se celebre esa
consulta? ¿Cómo es posible que un partido que defiende el derecho a
decidir se oponga a la realización de cualquier consulta? Aquí es donde
entra la letra pequeña.
(...) aducen que, siendo el agua un bien y un derecho humano
fundamental, sacar su remunicipalización a consulta es poner en duda ese
derecho. Es decir, que un derecho tan importante no se debería ni
siquiera consultar. Se remunicipaliza y punto.
Es llamativo que unos argumentos que parecen firmes,
sólidos y coherentes hayan situado el voto de la CUP junto al del PP,
CiU o C’s y que, a la postre, haya tumbado una consulta promovida por
plataformas de una sociedad civil a la que dicen representar en las
instituciones. Pero lo más grave es que esos argumentos ni siquiera son
reales.
El problema es que no será tan sencillo que los grupos que
apoyaron las mociones en 2016 lo hagan si lo que se presenta es el
reglamento ejecutivo de esa remunicipalización. Especialmente el PSC,
cuyos votos son imprescindibles (junto a los de BeC, ERC y CUP).
Por
eso, esa vía institucional debería ser complementada por una
manifestación ciudadana de voluntad, porque si hay algo que puede
enfrentar al poder de los lobbys a la hora de presionar a los partidos
es el poder de mucha gente exigiendo una determinada política.
Esto, que
no debería tener que explicarse a una fuerza que defiende el derecho a
decidir, parece que se les olvidó a los representantes de la CUP. Dudo
que haya alguien en ese partido que no esté de acuerdo con la obviedad
de que es más fácil que el PSC o ERC voten a favor de un reglamento de
remunicipalización si en una consulta ciudadana, aunque no sea
vinculante, las vecinas y vecinos de Barcelona votan masivamente para
que se ejecute.
Pero hay más. De la misma forma que un Pleno municipal
privatiza, luego llegan elecciones y otro Pleno puede remunicipalizar,
pero luego llegan otras elecciones y otra composición plenaria podría
volver a privatizar.
Sin embargo, si detrás de la remunicipalización hay
una consulta con un resultado mayoritario, se está estableciendo una
importante garantía. Haciendo evidente lo impopular de la medida,
presionando a los partidos donde más les duele, en las expectativas
electorales.
Esto es entender la participación, además de como un
derecho, como un recurso estratégico, sobre todo si a lo que te
enfrentas es a una poderosa multinacional y al poder financiero en su
deseo de controlar un negocio tan rentable como el agua.
Lamentablemente, no alcanzo a saber si por desconocimiento
de la realidad política, de la eficacia de los instrumentos y el
funcionamiento institucional (mociones, reglamentos…) o simplemente
porque las elecciones se acercan y hay que diferenciarse de competidores
políticos directos, la CUP ha hecho un flaco favor al movimiento por la
remunicipalización del agua y, por el mismo precio, ha dejado tocado el
Reglamento de Participación, el proyecto de Decidim y la aspiración de
que Barcelona sea una ciudad más participativa y democrática. (...)
Mientras tanto, Agbar feliz. " (Francisco Jurado, CTXT, 18/04/18)
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