"(...) Después de 15 días de tensión incesante con el dólar, el gobierno de
Macri realizó un anuncio que en la Argentina no puede más que tener
reminiscencias dramáticas: buscará un acuerdo de financiamiento con el
Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 30 mil millones.
La
reaparición del FMI en el primer plano despierta la tentación de
realizar comparaciones entre la situación actual y algunos de los
episodios de descalabro económico del país que están grabados en la
memoria colectiva, como es el caso del 2001.
En ese entonces, la
Argentina quedó expuesta como uno de los eslabones más débiles del
sistema mundial en un contexto de crisis e inestabilidad internacional,
por el nivel de endeudamiento, los desequilibrios de su cuenta
corriente, y las dificultades que creaba el régimen de convertibilidad
que los agravaron. (...)
Pero, ¿qué nos dice esta repentina necesidad del respaldo del FMI
ante una persistente corrida cambiaria sobre el Estado de la economía
argentina? ¿Es hoy un eslabón débil en un contexto internacional como
aquel?
Para el gobierno de Macri, la "culpa" de la corrida imparable estaría enteramente en la situación internacional. (...)
Un primer elemento que empezó a cambiar el panorama internacional en los
últimos meses es que los Estados Unidos (EE UU) empiezan a atraer
capitales que estaban invertidos en otros países. (...)
El episodio que muchos señalan como disparador de las turbulencias fue
el aumento de las tasas de interés de los bonos del Tesoro
norteamericano de 10 años. Si el rendimiento de esos bonos había llegado
al 2,9% cuando se produjo la caída de Wall Street en febrero pasado,
ahora su tasa superó el 3%, cuestión que se considera una “barrera
psicológica” porque no alcanza ese valor desde el crítico año 2014. (...)
Son varios los motivos que explican esta suba. En primer lugar, la
perspectiva de que la Reserva Federal (Fed), que es algo así como el
banco central norteamericano, suba las tasas de los bonos de corto
plazo, que son las que regulan la política monetaria. (...)
Además se produjo una combinación de elementos en la economía
norteamericana que hace temer a los “inversores” un cuarto incremento de
tasas por parte de la Fed este año, pero sobre todo un sendero de
conjunto más ascendente.
Entre ellos se debe mencionar el aumento del
déficit por la reforma impositiva de Trump que obliga al Estado a tomar
más deuda, una solidez relativa de la economía norteamericana -aunque
menor a la esperada- con aumentos salariales mínimos pero superiores al
promedio de los últimos años, una decreciente tasa de desempleo y los
anuncios de la Fed de que la economía se acerca a las metas
inflacionarias.
De todas estas variables se desprende el
temor tanto a una mayor inflación en EE UU como a un aumento más
acelerado de las tasas de interés de la Reserva Federal. (...)
A esto hay que agregar otros elementos críticos como la inestabilidad
que dejó la caída de febrero -con valores bursátiles máximos que en
general se consideran “techo”-, las amenazas comerciales permanentes de
Trump -más allá de que cuanto haya de real y cuanto de discursivo- así
como el retiro de los EE UU del Tratado con Irán que este anunció ayer,
que entre otras cosas preanuncia que se acentuarán las presiones sobre
el precio del petróleo -que ya viene en alza.
La combinación
entonces de la venta de bonos del tesoro que revaluó automáticamente el
dólar y la expectativa de que aumentos de tasas de interés de la Fed
impulsen hacia arriba la divisa, son los dos factores claves que
impulsan la revaluación del dólar en el mercado internacional. (...)
Esto significa que la Argentina, junto con el resto de los países
dependientes que las finanzas internacionales rotulan como “economías
emergentes”, deja de recibir la significativa entrada de capitales de
corto plazo que se venían volcando a activos en el país. Durante los dos
años de gobierno de Macri, el país tuvo una entrada de capitales que de
USD 30 mil millones, mayormente dirigidos a comprar Lebacs o invertir
en el mercado bursátil y sólo minoritariamente destinados a inversión
productiva, que compensaron en parte la fuerte salida de capitales.
Ahora,
por el contrario, todo el panorama se mueve en el sentido de
"inversores" más cautos, "vuelo hacia la calidad" (como dicen la jerga
financiera cuando los especuladores se refugian en activos identificados
como más seguros y confiables), menos abundancia de fondos para los
países "emergentes" y mayores tasas.
Esta reversión de capitales
es lo que empujó la devaluación de la moneda en países latinoamericanos
como Brasil, Chile, Perú, Colombia, y un largo etcétera. El movimiento
tuvo alcance global, y otro de los países donde pegó más fuerte junto
con la Argentina es Turquía.
El Banco Central de la República Argentina
intentó resistir esta tendencia a que se depreciara el peso frente al
dólar, que en los últimos 15 días tuvo como uno de sus disparadores esta
reorientación global de los flujos de capitales. (...)
No está descartado que en una situación económica con pies de barro y
elementos fuertes de inestabilidad y en el marco de una situación
política con agudos rasgos de imprevisibilidad, estemos entrando en un
nuevo episodio de crisis económica internacional que podría golpear
agudamente a los llamados “países emergentes” tanto por la vía de un
retorno masivo de capitales hacia el centro como por las consecuencias
derivadas de la revaluación del dólar en los precios de las materias
primas. Señales de que esto puede ocurrir hay varias, aunque aún no sea
lo que da tónica a la situación.
En suma, podemos decir que el
panorama financiero internacional no es el de la abundancia de liquidez
creado hasta hace unos años por las políticas monetarias expansivas a
tasa cero de los principales bancos del mundo. (...)
Dólar dependencia
Bastó este estrechamiento de la
situación internacional para exponer las fragilidades de la economía
argentina. Estas no son una novedad de las últimas dos semanas. A pesar
del entusiasmo que Macri afirmaba recibir en cada foro internacional que
visitaba, ya en noviembre Standard & Poor había ubicado al país
entre los cinco más vulnerables ante un deterioro de la situación
internacional.
Esto es así no tanto por la magnitud de la deuda
(aunque creció de manera formidable desde que asumió Cambiemos, la deuda
pública emitida en moneda extranjera con el sector privado ronda el 30%
del PBI, comparativamente baja) como por el ritmo de su crecimiento. Y
sobre todo, por el déficit de cuenta corriente que esta debe financiar. (...)
El gobierno de Cambiemos solventó esto con endeudamiento (las
emisiones de deuda pública en dólares en dos años alcanzaron los USD 75
mil millones), y con la apelación a la entrada de capitales, que como
señalamos más arriba no se quedó atrás.
Las fragilidades de la
economía nacional se agravan por la liberalización total de capitales
encarada por el gobierno de Macri cuando asumió, eliminando el cepo y
los encajes que regían para los capitales que ingresaban al país hasta
mediados de 2016. Además, por el endeudamiento del BCRA a través de las
Lebac, que generó una vorágine cada vez más difícil de administrar, y en
la cual también participaron inversores extranjeros, lo cual no hizo
más que agravar una bola de nieve financiera que sólo la abundancia de
capitales hizo parecer poco trascendente.
Cada 35 días, se producen
vencimientos de títulos a tasas que desde que preside la entidad
Federico Sturzenegger fueron siempre superiores al 20% anual, con lo
cual la cantidad de papeles a renovar es cada vez mayor. (...)
¿Y ahora?
El acuerdo con el FMI, que podría llegar a
USD 30 mil millones, es una de las últimas grandes cartas del gobierno
para buscar aplacar la corrida cambiaria. (...)
Como elemento moderador que limita el agravamiento mayor de lo que es
hasta ahora una crisis eminentemente cambiaria, está el hecho de que el
sistema financiero no se encuentra por ahora comprometido. Otro aspecto
es que el Tesoro se apuró a cubrir buena parte de su necesidad de
financiamiento en dólares a comienzos de año, y que eventualmente podría
cubrir lo restante con aportes del FMI cuando prospere el acuerdo
actual.
Con el recorte fiscal anunciado, redujo los planes de
endeudamiento, al precio de una menor actividad económica. (...)
Dicho esto, la falta de herramientas del gobierno y la voracidad de los
que tienen mucho que ganar con un tipo de cambio más alto, aunque se
trate de jugar con fuego, no permiten descartar que continué la corrida.
El Financial Times recordó ayer que ni siquiera a Inglaterra le
fue bien cuando pulseó contra el mercado (más puntualmente contra Soros)
en 1992 para sostener la libra, y sugirió que la Argentina debería
dejar que el mercado le imponga una nueva cotización más alta. El
pequeño detalle es que cada punto porcentual de depreciación, se traduce
en una inflación proporcionalmente más elevada. (...)
Rechazar el recurso al FMI y sus planes, con los que Macri apuesta a
oxigenarse para continuar con su plan de vaciamiento nacional en
beneficio del empresariado más concentrado, es una tarea de primer
orden. Digamos no al FMI. Que la crisis la paguen los capitalistas." (Esteban Mercatante ,Paula Bach , Izquierdadiario, 09/05/18)
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