11.5.18

Crisis argentina: ¿estamos entrando en un nuevo episodio de crisis económica internacional que podría golpear agudamente a los llamados “países emergentes”?

"(...) Después de 15 días de tensión incesante con el dólar, el gobierno de Macri realizó un anuncio que en la Argentina no puede más que tener reminiscencias dramáticas: buscará un acuerdo de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por USD 30 mil millones.
La reaparición del FMI en el primer plano despierta la tentación de realizar comparaciones entre la situación actual y algunos de los episodios de descalabro económico del país que están grabados en la memoria colectiva, como es el caso del 2001. 

En ese entonces, la Argentina quedó expuesta como uno de los eslabones más débiles del sistema mundial en un contexto de crisis e inestabilidad internacional, por el nivel de endeudamiento, los desequilibrios de su cuenta corriente, y las dificultades que creaba el régimen de convertibilidad que los agravaron. (...)

Pero, ¿qué nos dice esta repentina necesidad del respaldo del FMI ante una persistente corrida cambiaria sobre el Estado de la economía argentina? ¿Es hoy un eslabón débil en un contexto internacional como aquel?

Para el gobierno de Macri, la "culpa" de la corrida imparable estaría enteramente en la situación internacional. (...)

Un primer elemento que empezó a cambiar el panorama internacional en los últimos meses es que los Estados Unidos (EE UU) empiezan a atraer capitales que estaban invertidos en otros países.  (...)

El episodio que muchos señalan como disparador de las turbulencias fue el aumento de las tasas de interés de los bonos del Tesoro norteamericano de 10 años. Si el rendimiento de esos bonos había llegado al 2,9% cuando se produjo la caída de Wall Street en febrero pasado, ahora su tasa superó el 3%, cuestión que se considera una “barrera psicológica” porque no alcanza ese valor desde el crítico año 2014.  (...)

Son varios los motivos que explican esta suba. En primer lugar, la perspectiva de que la Reserva Federal (Fed), que es algo así como el banco central norteamericano, suba las tasas de los bonos de corto plazo, que son las que regulan la política monetaria. (...)

Además se produjo una combinación de elementos en la economía norteamericana que hace temer a los “inversores” un cuarto incremento de tasas por parte de la Fed este año, pero sobre todo un sendero de conjunto más ascendente. 

Entre ellos se debe mencionar el aumento del déficit por la reforma impositiva de Trump que obliga al Estado a tomar más deuda, una solidez relativa de la economía norteamericana -aunque menor a la esperada- con aumentos salariales mínimos pero superiores al promedio de los últimos años, una decreciente tasa de desempleo y los anuncios de la Fed de que la economía se acerca a las metas inflacionarias.

De todas estas variables se desprende el temor tanto a una mayor inflación en EE UU como a un aumento más acelerado de las tasas de interés de la Reserva Federal. (...)

A esto hay que agregar otros elementos críticos como la inestabilidad que dejó la caída de febrero -con valores bursátiles máximos que en general se consideran “techo”-, las amenazas comerciales permanentes de Trump -más allá de que cuanto haya de real y cuanto de discursivo- así como el retiro de los EE UU del Tratado con Irán que este anunció ayer, que entre otras cosas preanuncia que se acentuarán las presiones sobre el precio del petróleo -que ya viene en alza.

La combinación entonces de la venta de bonos del tesoro que revaluó automáticamente el dólar y la expectativa de que aumentos de tasas de interés de la Fed impulsen hacia arriba la divisa, son los dos factores claves que impulsan la revaluación del dólar en el mercado internacional. (...)

Esto significa que la Argentina, junto con el resto de los países dependientes que las finanzas internacionales rotulan como “economías emergentes”, deja de recibir la significativa entrada de capitales de corto plazo que se venían volcando a activos en el país. Durante los dos años de gobierno de Macri, el país tuvo una entrada de capitales que de USD 30 mil millones, mayormente dirigidos a comprar Lebacs o invertir en el mercado bursátil y sólo minoritariamente destinados a inversión productiva, que compensaron en parte la fuerte salida de capitales.

Ahora, por el contrario, todo el panorama se mueve en el sentido de "inversores" más cautos, "vuelo hacia la calidad" (como dicen la jerga financiera cuando los especuladores se refugian en activos identificados como más seguros y confiables), menos abundancia de fondos para los países "emergentes" y mayores tasas.

Esta reversión de capitales es lo que empujó la devaluación de la moneda en países latinoamericanos como Brasil, Chile, Perú, Colombia, y un largo etcétera. El movimiento tuvo alcance global, y otro de los países donde pegó más fuerte junto con la Argentina es Turquía. 

El Banco Central de la República Argentina intentó resistir esta tendencia a que se depreciara el peso frente al dólar, que en los últimos 15 días tuvo como uno de sus disparadores esta reorientación global de los flujos de capitales.  (...)

No está descartado que en una situación económica con pies de barro y elementos fuertes de inestabilidad y en el marco de una situación política con agudos rasgos de imprevisibilidad, estemos entrando en un nuevo episodio de crisis económica internacional que podría golpear agudamente a los llamados “países emergentes” tanto por la vía de un retorno masivo de capitales hacia el centro como por las consecuencias derivadas de la revaluación del dólar en los precios de las materias primas. Señales de que esto puede ocurrir hay varias, aunque aún no sea lo que da tónica a la situación.

En suma, podemos decir que el panorama financiero internacional no es el de la abundancia de liquidez creado hasta hace unos años por las políticas monetarias expansivas a tasa cero de los principales bancos del mundo.  (...)

Dólar dependencia

Bastó este estrechamiento de la situación internacional para exponer las fragilidades de la economía argentina. Estas no son una novedad de las últimas dos semanas. A pesar del entusiasmo que Macri afirmaba recibir en cada foro internacional que visitaba, ya en noviembre Standard & Poor había ubicado al país entre los cinco más vulnerables ante un deterioro de la situación internacional.

Esto es así no tanto por la magnitud de la deuda (aunque creció de manera formidable desde que asumió Cambiemos, la deuda pública emitida en moneda extranjera con el sector privado ronda el 30% del PBI, comparativamente baja) como por el ritmo de su crecimiento. Y sobre todo, por el déficit de cuenta corriente que esta debe financiar.  (...)

El gobierno de Cambiemos solventó esto con endeudamiento (las emisiones de deuda pública en dólares en dos años alcanzaron los USD 75 mil millones), y con la apelación a la entrada de capitales, que como señalamos más arriba no se quedó atrás.

Las fragilidades de la economía nacional se agravan por la liberalización total de capitales encarada por el gobierno de Macri cuando asumió, eliminando el cepo y los encajes que regían para los capitales que ingresaban al país hasta mediados de 2016. Además, por el endeudamiento del BCRA a través de las Lebac, que generó una vorágine cada vez más difícil de administrar, y en la cual también participaron inversores extranjeros, lo cual no hizo más que agravar una bola de nieve financiera que sólo la abundancia de capitales hizo parecer poco trascendente.

 Cada 35 días, se producen vencimientos de títulos a tasas que desde que preside la entidad Federico Sturzenegger fueron siempre superiores al 20% anual, con lo cual la cantidad de papeles a renovar es cada vez mayor.  (...)

¿Y ahora?
 
El acuerdo con el FMI, que podría llegar a USD 30 mil millones, es una de las últimas grandes cartas del gobierno para buscar aplacar la corrida cambiaria.  (...)

Como elemento moderador que limita el agravamiento mayor de lo que es hasta ahora una crisis eminentemente cambiaria, está el hecho de que el sistema financiero no se encuentra por ahora comprometido. Otro aspecto es que el Tesoro se apuró a cubrir buena parte de su necesidad de financiamiento en dólares a comienzos de año, y que eventualmente podría cubrir lo restante con aportes del FMI cuando prospere el acuerdo actual.

 Con el recorte fiscal anunciado, redujo los planes de endeudamiento, al precio de una menor actividad económica.   (...)

Dicho esto, la falta de herramientas del gobierno y la voracidad de los que tienen mucho que ganar con un tipo de cambio más alto, aunque se trate de jugar con fuego, no permiten descartar que continué la corrida. 

El Financial Times recordó ayer que ni siquiera a Inglaterra le fue bien cuando pulseó contra el mercado (más puntualmente contra Soros) en 1992 para sostener la libra, y sugirió que la Argentina debería dejar que el mercado le imponga una nueva cotización más alta. El pequeño detalle es que cada punto porcentual de depreciación, se traduce en una inflación proporcionalmente más elevada.  (...)

Rechazar el recurso al FMI y sus planes, con los que Macri apuesta a oxigenarse para continuar con su plan de vaciamiento nacional en beneficio del empresariado más concentrado, es una tarea de primer orden. Digamos no al FMI. Que la crisis la paguen los capitalistas."          (Esteban Mercatante  ,Paula Bach , Izquierdadiario, 09/05/18)

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