"(...) “Europa es un gigante económico y un enano
político”. Firmado, Jürgen Habermas. Nada parece haber ido a mejor tras
el Brexit, el auge de populismos y extremismos, los movimientos
neonazis, los intentos nacionalistas de escisión en Escocia o Cataluña…
La introducción del euro ha dividido la comunidad monetaria en norte y
sur, en ganadores y perdedores. La causa es que las diferencias
estructurales entre las regiones económicas nacionales no se pueden
compensar si no se avanza hacia la unión política.
Faltan válvulas, como
por ejemplo la movilidad en un mercado laboral único o un sistema de
seguridad social común, y faltan competencias europeas para una política
fiscal común.
A ello se añade el modelo político neoliberal incorporado
a los tratados europeos, que refuerza aún más la dependencia de los
Estados nacionales con relación a los mercados globalizados.
El elevado
desempleo juvenil en los países del sur es un escándalo que clama al
cielo.
La desigualdad ha aumentado en todos nuestros países y ha
erosionado la cohesión de la ciudadanía.
Entre los que consiguen
adaptarse, se extiende el modelo económico liberal que orienta la acción
en beneficio propio; entre los que se encuentran en situación precaria,
cunden los miedos regresivos y las reacciones de ira irracionales y
autodestructivas. (...)
Siempre culpamos a los
políticos del fracaso en la construcción europea, pero ¿no tenemos los
ciudadanos de a pie de la UE nuestra parte de culpa? ¿De verdad creemos
los europeos en la europeidad?
Veamos, hasta ahora, los
liderazgos políticos y los gobiernos han llevado adelante el proyecto de
manera elitista, sin incluir a las poblaciones de los países en estas
complejas cuestiones.
Tengo la impresión de que ni siquiera han
familiarizado a los partidos políticos ni a los diputados de los
Parlamentos nacionales con la complicada materia de la política europea.
Bajo el lema “mamá cuida de vuestro dinero”, Merkel y Schäuble han protegido durante la crisis, de manera verdaderamente ejemplar, sus medidas contra la esfera pública.
¿Conserva Alemania una
vocación de liderazgo europeo? ¿Ha confundido Alemania a veces liderazgo
con hegemonía? ¿Y Francia? ¿Qué papel debe desempeñar el país que
lidera su adorado presidente Macron?
Seguramente el problema ha sido, más bien, que el Gobierno federal
alemán ni siquiera ha tenido el talento ni la experiencia de una
potencia hegemónica. De lo contrario habría sabido que no es posible
mantener Europa unida sin tener en cuenta los intereses de los demás
Estados.
En las dos últimas décadas, la República Federal ha actuado
cada vez más como una potencia nacionalista en el terreno económico. En
lo que respecta a Macron, sigue intentando persuadir a Merkel de que
tiene que pensar en su imagen con vistas a los libros de historia.
¿Qué papel cree que puede jugar España en la mejora de la construcción europea?
España simplemente tiene que respaldar a Macron. (...)" (Entrevista a Jurgen Habermas, Borja Hermoso, El País, 06/05/18)
No hay comentarios:
Publicar un comentario