"(...) — ¿Qué le ha llevado a querer profundizar en este concepto, tan usado por la derecha, de la superioridad moral de la izquierda?
— Lo que me llamó la atención es que solo se habla de
superioridad moral respecto a la izquierda. En todo caso se habla de
superioridad intelectual de la derecha, que se creen más listos que
nadie. Esta asimetría entre la izquierda y la derecha me resultó extraña
y pensé en invertir el concepto que siempre se usa para criticar o
ridiculizar a la izquierda.
En seguida me di cuenta de que era posible
contestar afirmativamente. Yo insisto en que es algo relativo a las
ideas, no a las personas. En la izquierda, como en la derecha, hay gente
de mala calaña.
— ¿Podría resumir por qué existe esta superioridad moral?
— Es complicado de resumir y por ello me he decidido a
escribir el libro. Creo que hay dos componentes muy fuertes en la
izquierda que la hacen moralmente superior. Una es la empatía intensa al
sufrimiento ajeno, que se toma más en serio en la izquierda. Y luego
hay también hay un sentido de la justicia muy fuerte, muy desarrollado.
Todas aquellas diferencias que resultan arbitrarias, que tienen que ver
con la familia de nacimiento o su dotación genética o pertenecer a un
grupo marginal, deberían ser corregidas desde el punto de vista de la
justicia. Esa es otra de las características: un sentido de la justicia
que hace a la izquierda pensar en términos universales.
En la derecha
reparten la atención de la justicia derivada a otros conceptos como la
estabilidad, el orden, el respeto a la autoridad y a mi juicio esos son
conceptos que tienen menos recorrido moral.
— ¿Y por qué la derecha no está interesada en reivindicar esa superioridad moral?
– Creo que porque, en el fondo, todo el mundo
reconocemos que las ideas de la izquierda, desde el punto de vista
moral, son superiores. Otra cosa es que haya quien piensa que estas
ideas llevan a resultados catastróficos en la historia: regímenes
opresivos como los comunistas, por ejemplo.
Pero no se pueden rechazar
las ideas de izquierdas por sus valores morales. Es ahí donde la derecha
se encuentra en una posición muy incómoda, porque no puede hacerlo. El
ideal de una sociedad donde todo el mundo tenga recursos mínimos que le
permitan vivir en libertad y vivir su vida como uno quiera, es un ideal
invencible.
La derecha se ha dedicado siempre a insistir en que entiende
mejor el funcionamiento de la sociedad y, por eso, es escéptica
respecto a las ideas que la izquierda promueve. (...)
— Y si la izquierda persigue un ideal que, a priori, puede considerarse el mejor, ¿por qué no triunfa?
— Esa es la pregunta más interesante. Hay muchas
respuestas posibles. Una tiene que ver con el escepticismo que producen
los ensayos históricos de llevar las ideas de la izquierda a la práctica
y luego porque, a veces, la transformación de las sociedades liberales a
régimenes socialistas supone una transición muy dolorosa.
Aunque alguna
personas consideren que hay un futuro brillante, podrían no estar
dispuestos a pagar el coste de tener que transitar de uno a otro. La
aplicación práctica está llena de incertidumbres. No veo una traslación
tan clara entre las ideas mejores de la izquierda y que todo el mundo
automáticamente se haga de izquierdas. No tiene por qué suceder. (...)"
(Entrevista a Ignacio Sánchez-Cuenca , profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid, María F. Sánchez, Cuarto Poder, 28/04/18)
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