"(...) En toda la UE, los partidos europeístas tradicionales de
centroizquierda y centroderecha están perdiendo votos. Lo mismo que en
Italia, partidos nacionalistas antieuropeístas como la Liga obtienen
cada vez más votos, e insurgencias antisistema como el M5E (por ejemplo,
Podemos en España y Syriza en Grecia) llegan al poder, o cuando no,
arbitran el equilibrio de poder entre los grandes partidos tradicionales
europeístas y los partidos nacionalistas antieuropeístas.
Los cambios en la política europea obedecen a tres razones.
La
primera, y tal vez la menos reconocida, es la política exterior
desastrosa de Estados Unidos en Medio Oriente y África a lo largo de una
generación.
Tras el final de la Guerra Fría a principios de los
noventa, Estados Unidos y sus aliados locales intentaron establecer una
hegemonía política y militar en Medio Oriente y el norte de África, por
medio de guerras de cambio de régimen lideradas por Estados Unidos en
Afganistán, Irak, Siria, Libia y otros lugares. El resultado fue una
situación de violencia e inestabilidad crónica que, al producir masivos
flujos de refugiados hacia Europa, trastocó la política de un estado
miembro de la UE tras otro.
La segunda razón es la falta de inversión en Europa, especialmente
por parte del sector público, que ya es crónica.
Bajo el ex ministro de
finanzas Wolfgang Schäuble, una Alemania satisfecha y económicamente
exitosa no permitió inversiones que condujeran al crecimiento de toda la
UE, y convirtió la eurozona en una cárcel de deudores para Grecia y en
una desesperanzadora zona de estancamiento para gran parte de Europa del
sur y del este. Con una política económica paneuropea que se limitó a
la austeridad, no es difícil entender por qué el populismo echó raíces.
La tercera razón es estructural. En Europa del norte hay innovación,
pero en Europa del sur y del este en general no la hay, o al menos no a
un ritmo que se le parezca.
Italia está a medio camino entre los dos
lados de Europa: dinamismo en el norte y malestar crónico en el sur (el Mezzogiorno).
Es una historia vieja, pero también actual, que ayuda a explicar los
elementos salientes de la política europea: el M5E fue victorioso sobre
todo en el estancado sur de Italia.
Mis predilecciones políticas están con la socialdemocracia, y culpo a
conservadores como Schäuble por arrojar a los votantes a los brazos de
partidos populistas. Pero demasiados líderes de los grandes partidos
socialdemócratas dieron a Schäuble un consentimiento tácito. También
achaco a la canciller Angela Merkel y a otros líderes europeos no haber
protestado con suficiente firmeza contra las guerras de Estados Unidos
en Medio Oriente y el norte de África.
La dirigencia europea tendría que
haber planteado una oposición mucho más enérgica en Naciones Unidas a
la política hegemónica de Estados Unidos en Medio Oriente, con sus
catastróficos efectos, entre ellos desplazamiento de personas y flujos
de refugiados a gran escala. (...)
Los partidos socialdemócratas tradicionales en general rechazan a los
nuevos partidos insurgentes, a los que consideran populistas,
irresponsables, oportunistas y deshonestos. Es lo que piensa en Italia
el PD, cuyas principales figuras políticas se oponen a una coalición con
el M5E. Es comprensible: los recién llegados propinaron una dura
derrota al PD en las urnas (basada en gran medida en promesas populistas
exageradas).
Pero los socialdemócratas hicieron una oposición débil e
incluso inexistente a la austeridad al estilo de Schäuble y a las
irresponsables guerras de Estados Unidos. Para volver a triunfar en las
urnas, como auténticos partidos progresistas, los partidos
socialdemócratas tradicionales deben recuperar el dinamismo y la
disposición a correr riesgos.
En Italia hay mucho en juego. Con una Europa política y
geográficamente dividida, lo que suceda en Italia puede inclinar la
balanza. Una Italia europeísta gobernada por una coalición entre el M5E y
el PD podría colaborar con Francia y Alemania en la reforma de la UE;
recuperar para la UE una voz clara en materia de política exterior
frente a Estados Unidos, Rusia y China; e implementar una estrategia
para un crecimiento basado en la innovación y respetuoso del
medioambiente.
Para que esa coalición sea posible, es necesario que el M5E adopte un
programa económico responsable y claramente definido, y que el PD
acepte la posición de socio menor de una fuerza insurgente inédita. Una
forma de generar confianza mutua sería que el PD se quede con el crucial
ministerio de finanzas y el M5E designe al primer ministro." (
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