"(...) Aunque es cierto que su ideario es a veces nebuloso y se mueve a
golpe de encuestas, y lo que es más peligroso todavía, a golpe de
experimentos en el terreno social.
La presentación de la Plataforma
España Ciudadana es uno –un paso más de la estrategia que tan buenos
resultados le ha dado en Cataluña–, pero el partido naranja está
llevando adelante otro mucho más estremecedor.
Este tiene como escenario los barrios empobrecidos y obreros de las
ciudades donde ha iniciado una campaña del miedo contra la okupación
social. En barrios como Vallecas, Usera y Carabanchel en Madrid o El
Raval de Barcelona, Ciudadanos está cabalgando las movilizaciones contra
las okupaciones de pisos –a los que llaman “narco-pisos”– y
aprovechando el malestar que existe entre los vecinos.
La campaña de C’s
mezcla a las familias que okupan casas porque no tienen alternativa,
con el problema de la venta de drogas y las cuestiones de seguridad e
incluso de limpieza –una de la principales quejas de los vecinos
urbanos–. Pero también cargan contra los centros sociales
autogestionados, como si de una misma realidad se tratase.
En Vallecas,
van a manifestaciones vecinales, ponen mesas en la calle para hablar con
los vecinos, piden soluciones judiciales y más policía y acusan al
ayuntamiento de no hacer nada contra la inseguridad, de dejar degradarse
el barrio y la “convivencia”. Así como de provocar un “efecto llamada” a
los okupas, según ha manifestado la portavoz de C’s en Madrid, Begoña
Villacís, cuya familia tiene importantes negocios inmobiliarios. (...)
Mediante una defensa a ultranza de la propiedad privada tratan de
revertir el nuevo sentido común que la PAH generó gracias a años de
trabajo: la legitimidad de okupar si no hay alternativa, mientras votan
en contra de las propuestas legislativas de la PAH en los parlamentos
regionales.
En Vallecas no solo hay pisos okupados por los que se
dedican al menudeo de droga –que a menudo pertenecen a bancos o fondos
que los abandonan a la espera de su revalorización o de colocarlos a
buen precio–, hay bloques enteros okupados por la Obra Social de la PAH,
algo mucho más molesto para los intereses que representa C’s. (...)
De hecho, hoy en Madrid la rentabilidad más alta para los inversores
está en los barrios pobres del sur –como Puente de Vallecas o
Villaverde– antes que en los ricos. La regla es que cuanto menor precio de compra y mayor de alquiler, más rentabilidad, y aquí se cumple esa máxima. (...)
Dicen centrarse en los pisos okupados por los vendedores de droga, pero
la partida es clara: lo que está haciendo C’s en estos barrios es una
forma de “populismo” –aunque el término está en disputa–. No el de las
banderas, que es hacia donde todo el mundo mira, sino de otro tipo, que
por desgracia está pasando más desapercibido.
A lo que juega aquí C’s es
a enfrentar a dos fracciones de clase diferentes que conviven con
dificultades: los que están mal contra los que están peor; el penúltimo
contra el último. Hay resentimiento social: asomarse al abismo de lo que
uno todavía no es, pero podría llegar a ser; tan solo si la distancia
entre dos empleos se alarga, o si una enfermedad sobreviene, ¿acaso no
son muchos los que tendrían que dejar de pagar esos alquileres inflados?
Pero no solo opera aquí un mecanismo psicológico, también hay
malestares materiales.
Los problemas de convivencia entre los habitantes
de esos edificios y algunas personas que okupan son reales, porque hay
también una distancia entre esos que se consideran a sí mismos “honrados
trabajadores” y aquellos que okupan, gente que ha sido abandonada, con
cada vez menos enganches con la sociedad “formal” y que no están en
espacios como la PAH donde se organizan, lo que les impide caer
definitivamente. (...)
Los habitantes de esos barrios se encuentran con un discurso de la
izquierda que defiende la okupación social y que les deja abandonados a
su suerte. (...)
Mientras tanto, estos malestares presentes en los barrios empobrecidos
pueden ser explotados por oportunistas sin escrúpulos con el objetivo de
generar un escenario de confrontación, de guerra de pobres contra
pobres. C’s no está dudando en instrumentalizar el miedo y el
resentimiento social para ganar adeptos.
¿Cuánto tardará en hablar de
inmigración? Por ahora no se atreven porque todavía penaliza, pero en
algunos de estos barrios ya se habla de bandas latinas como responsables
del “narcotráfico”. Sin duda, un partido como C’s no dudará en escarbar
por ahí en el momento que las encuestas le dicten que puede ganar algo. (...)" (Nuria Alabao, CTXT, 29/05/18)
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